Capitulo 7. Pocas respuestas

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Me sudaban las manos, la brisa que se sentía hace unos minutos no se siente ahora, traicionera. Ahora solo se escuchaba mi respiración entrecortada. Tome unas bocanadas de aire. Dos. Tres. Por alguna razón sentía el estómago revuelto, gracias al cielo que no había comido nada, de otra manera lo hubiera regresado todo en este momento.

—Tu y yo no tenemos nada de qué hablar —hablo al fin Kou, aunque su tono de voz me dolía, me estaba hablando incluso peor que los primeros días en los que lo había conocido.

Espere un momento para hablar, no quería que mi voz saliera desgarrada, no quería que él viera cuanto me afectaba.

—Claro que lo tenemos, en realidad, tienes mucho que explicarme —mi voz salió neutral, hasta yo misma me he sorprendido de lo bien que ha salido—. En primera, no puedes hacer las cosas que haces y luego irte como si no importara.

—¿Acaso importan?

Auch, te pasaste bien feo Mabuchi, ¡Claro que importa!

—Lo son, y no me importa que me estés tratando de esta manera tan mierda como lo estás haciendo en este momento Mabuchi —conteste a la ofensiva, me estaba cansando y me estaba comenzando a molestar.

—Si tanto quieres hablar, ven conmigo a mi casa, si te atreves, de otra manera no lo haré —termino de hablar, aun me estaba dando la espalda pero juro por Dios que tiene una sonrisa triunfadora en la cara el muy desgraciado.

—Lo haré —bien, lo dije, me aterra un poco la idea y a mi corazón le va a dar un ataque pero no importa, si no es ahora no será nunca.

Puedo ver como se tensa todo su cuerpo y aprieta sus puños a los costados. ¿Pensaste que no podría aceptar tu reto Mabuchi? No soy tan débil como crees. Suspira pesadamente como rendido.

—Vale.

Comenzamos a caminar sin decir ni una palabra, la luz tenue de los faroles en las calles nos ilumina apenas, procuro guardar distancia con él, pero tampoco quiero que crean que estoy sola, no quiero otro borracho en el camino.


ɷɷɷ

Cuando llegamos a su casa, desde el exterior era muy bonita a decir verdad no era muy grande pero tampoco pequeña. Entramos y al parecer no había nadie, ¿Vive solo? Por dentro todo era muy acogedor, tal y como se veía por el exterior, pasamos a la sala donde tenía una lámpara que decoraba de una manera muy tierna el lugar, ¿Quién lo diría? Las paredes no estaban muy decoradas pero se podía ver uno que otro cuadro de pinturas de lobos blancos. Con que le gustan los lobos, ¿Eh? Las paredes estaban pintadas de un color hueso, la verdad se le muy bien.

—¿Venimos a hablar o, a inspeccionar mi casa? —me sobresalte en mi lugar, estaba parada en medio de la sala y su voz me hizo despertar de mi ensoñación. Me ruborice.

—Sí. Lo siento.

—Siéntate —término de decir, señalándome el pequeño y acogedor sofá color marrón.

Me senté obedientemente en el sofá, y ahora que me lo pensaba mejor. ¡¿Estoy en la casa de un chico?! Mi corazón comenzó a bombear frenéticamente de nuevo. Joder, me gustaba más cuando estaba molesta y mi voz salía neutral.

Kou se sentó a mi lado, de lo más despreocupado, nada de esto le afecta y es lo que más me molesta de todo este asunto. ¡Sínico!

—Y, ¿Bien? ¿Podríamos hablar de una vez por todas y así me dejas de ver con esa cara de asesina? —Arqueo una ceja, cruzándose de brazos.

CHIAI "Amor Eterno"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora