Lo que me dejó

Familia

Las calles de Metroplex se encontraban vacías, sólo se podía ver la sombra de un cybertroniano cargando a un destello y a su mascota.

—Oiga, señor Shock...

El robot mencionado tapó la boca del destello.

—No digas ese nombre, solo llámame señor.

—Oh... Ok. Señor, ¿por qué se transformó en ese robot extraño?

Shockwave sabía que su apariencia de Longarm ya estaba exiliada, así que decidió mezclar un poco su apariencia original con la de Longarm, creando así un nuevo disfraz.

—Recuerda que esta es una ciudad Autobot, los Decepticons no somos bienvenidos —le susurró.

—Oh, sí, lo había olvidado...

Al llegar al edificio, el pequeño apuntó arriba. Vaya que era un edificio muy alto...

—Aquí es, vivo en el último piso de este edificio.

«¿Aún vive aquí? Interesante», pensó el espía.

El edificio era demasiado alto como para que estirara sus extremidades y dejara a su hijo en el balcón. Tuvo que subirse al techo del edificio de al lado, cuya altura estaba al alcance de sus habilidades. Una vez ahí, pudo dejar al destello en el balcón de su hogar.

—No sabía que podía hacer eso —dijo Swiftshift muy contento.

—Hay muchas cosas que aún no sabes de mí, pero algún día lo sabrás todo. —El espía le dedicó una dolorosa mirada a Swiftshift—. Tengo que irme ya...

El destello lo vio triste.

—Espere, ¿se va tan pronto?

—Lo siento, tengo muchas cosas que hacer —Shockwave, con cuidado, acarició la mejilla del destello con su garra—; pero no te preocupes, estoy seguro de que volveré.

Swiftshift le regaló una sonrisa.

—Está bien. Ah, señor... —Lo llamó antes de que se fuera—. Me... Me gustan sus cuernos, ¿los puedo escanear?

Shockwave miró hacia arriba.

—¿Te refieres a mis receptores? Claro. —Swiftshift escaneó las antenas, haciendo que en la parte superior de sus audífonos surgieran unas antenas iguales a las de Shockwave—. Te veré después, hijo.

—Adiós, señor Shockwave...

El pequeño se dio media vuelta y trató de abrir la puerta del balcón. Esta se encontraba con seguro, así que empezó a tocarla.

Esos toques captaron la atención del corredor.

—¿Pero qué...?

—¡Papi, ábre!

Sin pensarlo dos veces, Blurr corrió a la puerta que daba al balcón. ¿Podría ser? ¡Sí, ahí estaba su pequeño destellito! Abrió la puerta para dejarlo entrar, y lo recibió con un gran y fuerte abrazo.

—¡Swiftshift! —exclamó, besando su frente con afecto, arrullándolo por unos momentos—. Mi destello... ¡¿Dónde estabas, pequeño sparkling?! ¡Me tenías muy preocupado!

—L-lo lamento... —dijo el pequeño un poco nervioso—. Me perdí... Bueno, me alejé mucho... ¡Pero ya volví, y mira! —exclamó sonriente mostrando a Miko —. Ella es Miko; Miko, él es mi papi.

—Nyar, nyar.

Blurr sonrío enternecido.

—Hola, Miko —dijo acariciando la barbilla del mini bot.