Detrás del hielo

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—¡Agáchate! —gritó el corredor mientras jalaba el brazo del ninja, haciéndolo asumir una pose de cuclillas. Ambos Autobots gatearon hasta llegar a una zona donde estarían a salvo, llevando al civil con ellos.

—¿Qué diantres está haciendo Blitzwing atacando un lugar de esparcimiento? —Se preguntó el ninja.

A lo lejos, Blitzwing daba luz verde a sus camaradas.

—Distracción en marcha, comiencen a alterar las tuberías.

—¿Y qué esperabas de un Decepticon? Ellos hacen lo que se les pegue la gana —comentó Blurr a Jazz.

—¿Decepticons? ¿En Metroplex? —mencionó atónito el civil herido.

Ambos Autobots intercambiaron miradas de preocupación.

—Necesita ayuda, ¡todos los de esta zona! —exclamó Blurr.

—Quédate aquí —dijo Jazz—. Ayuda a los heridos mientras yo distraigo a Blitzwing y contacto a la Guardia Elite.

—Espera, Jazz. —Volvió a tomarlo de brazo, evitando que se levantara—. Yo iré, soy más ágil, podré hacer ambas cosas sin problemas.

—Blurr... —El ninja se detuvo pensativo, buscando las palabras correctas para decir—, no quiero ofenderte, pero has estado inactivo por mucho tiempo. ¿Crees poder hacerlo?

Blurr levantó el pecho con orgullo.

—Claro que sí, nunca olvidaré para qué fui entrenado.

Jazz metió su mano por debajo de su armadura, sacando un chip de identificación muy similar a las chapas de identificación que usaban los humanos en la guerra.

—Sabía que algún día volvería a ti, así que me tomé la molestia de tenerlo conmigo siempre para cuando ese día llegara —dijo mientras le lanzaba el chip a Blurr, el cual lo agarró sin ningún problema.

El corredor no pudo evitar sonreír mientras instalaba el chip devuelta en su cuerpo.

—X—

En la base Autobot, Ultra Magnus apagó sus ópticos y sonrió al notar que el chip había vuelto a activarse.

—Bienvenido de nuevo, agente Blurr.

Las puertas de su oficina se abrieron para que Sentinel entrara con una cara de disgusto, el Autobot se paró firme y saludó formal.

—Señor.

—Sí, Sentinel, ¿qué pasa?

—Señor, no encuentro a mi compañero de trabajo, Jazz. Tendré que ir a patrullar solo, pero cuando lo encuentre ¡le juro que lo haré mier...!

—¡Ah, Jazz! Sí, olvidé decirte —Ultra Magnus se puso de pie, dirigiéndose a Sentinel—, le dije a Jazz que vigilara a Blurr más de cerca. Estará ausente por este día, quizá más, pero yo podría hacer los patrullajes contigo, para compensar mi irresponsabilidad de no avisarte.

Los ojos de Sentinel se volvieron grandes y brillosos.

—¿Yo, patrullar con Ultra Magnus? —dijo en un tono soñador y estúpido.

Ultra Magnus se quedó viendo a su discípulo con una cara dudosa, pero no le puso mucha importancia. La incómoda situación fue interrumpida por una transmisión al comm-link de Sentinel, trasmisión que no lo hizo muy feliz ya que interrumpió su fantasía.

—¿Sí, quién es? ¡¿Qué quiere?! —atendió molesto.

—¿Sentinel? ¡Sentinel, necesitamos ayuda! —gritó Blurr.

Lo que me dejóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora