Lo que me dejó

Crisis vincular

—¿Detenerme? ¿Y cómo lo harás? —volvió a decir sin preocupación alguna. Después abrió el óptico, denotando sorpresa—. ¿Tendremos una sesión?

Blurr hizo un quejido y le dedicó una mirada de disgusto. El espía frunció el ceño con su único óptico.

—Ahora resulta que no te gusta. ¿A qué estás jugando? —preguntó furioso el Decepticon.

—¡No estoy jugando! —advirtió el Autobot. De inmediato, activó su sable de energía en forma de sierra, se dirigió directo hacia Shockwave, y este bloqueó el sable sin problema. Blurr se sorprendió al ver cómo fue bloqueado como si nada—. ¿Ah?

El espía le dio una patada al abdomen que lo lanzó hasta el otro lado de la estructura. Terminó golpeándose contra la pared y cayendo al suelo.

—Somos sparkmates, Blurr. Jamás podrás lastimarme por órdenes de alguien más.

Blurr se limpió el hilo de energon que surgió de su boca, se puso de pie y corrió alrededor de Shockwave, tratando de confundirlo. Su compañero estiró una de sus extremidades inferiores, Blurr se tropezó y cayó.

—¡¿Qué me está pasando?! —gritó el corredor muy frustrado en el suelo.

—Blurr, deja de jugar al soldadito —dijo en lo que reanudaba el trabajo sobre la terminal—. Ah, aquí están.

Shockwave presionó un botón que hizo que el suelo comenzara a descender como un elevador. Ambos llegaron al almacén donde se encontraba las protoformas.

—Hermosas —comentó el espía. Blurr se quedó sentado en el suelo, contemplando la gran cantidad de contenedores bajo el dojo. Shockwave caminó entre los pasillos con un holograma en mano, buscando un tipo de protoforma en específico. Se paró frente a un contenedor—. Este es.

Al acercarse, Blurr se interpuso entre él y el contenedor.

—No lo harás —repitió el bot azul—. ¡¿Y dónde está mi hijo?!

—¿Quieres dejar de hablar en singular? No lo hiciste solo —contradijo el espía.

—Solo dámelo —exigió el Autobot en tono hostil

—Está a salvo

—¡Eso no me dice nada, quiero verlo! —gritó un Blurr más alterado de lo usual.

—Si quieres verlo —Shockwave lo tomó del brazo y lo acercó a su cuerpo—, tendrás que complacerme.

—¡¿Qué?! —exclamó el corredor indignado. La forma en que Shockwave comenzó a recorrer sus afiladas garras sobre su chasis le dio una idea más clara de lo que quería—. No, no, no... ¡Por favor, Shockwave, no!

—Vamos, Blurr... —dijo el Decepticon en tono sensual—. Yo sé que tú quieres, lo más profundo de tu ser grita por mi chispa.

—¡Suéltame! ¡Suéltame! —pidió el Autobot con pánico.

Fue ignorado, el corredor sentía cómo esas garras maltrataban su acabado negro del abdomen y piernas. No era muy difícil deducir que Shockwave estaba ansioso, quizá desesperado. Muy en su interior, odiaba el hecho de que su sparkmate conociera esos puntos vulnerables que lo hacían entrar el calor. Minutos después, Shockwave cambió a su apariencia de Longarm para poder atacar el cuello. Blurr mordió su labio inferior al sentir la lengua de su compañero recorrer desde la parte inferior hasta la superior. El espía siguió subiendo hasta encontrarse con los componentes labiales del corredor, uniéndose ambos en un profundo beso. Blurr estuvo a punto de caer rendido, pero su procesador entró en razón y empujó a Longarm lo más que pudo.