Fijo mi vista a los hombres. Me agrada en gran manera verlos esposados de pies, colgados de manos y con cintas adhesivas tapando cuelquier ruido audible.
Mi mujer estaba tranquila al lado mío. No sabía si ella quería estar presente en esta verdadera tortura. Pero si estaba dispuesta conocería mi lado sádico.
Con una mirada le ordené a mis hombres despertarlos con agua fría. Tan pronto abrieron sus asquerosos ojos reflejaron terror.
Y eso le resultó gratificante a Gissel.
–Tú mandas bebé–Dice sería, besándome apasionadamente delante de todos.
Ella quería ver mi lado malo.
–Maldita perfecta mujer mía–Rugió mi lobo.
Camino hacia una pared con sensualidad dándome el poder de la tortura. Con paso lento voy hacia ellos viendo como tratan de retroceder.
–Traigan la jeringuilla y el ácido fluoroantimónico–Ordené a mi beta.
Mis hombres traen un tanque especializado lleno del ácido. Tan pronto empecé con mis dedos a jugar con el mismo se escucharon balbuceos.
"Por favor" ,"Piedad", "El ácido no lo quema"
A través e mi mente pude oír lo que decían. Sonreí cínicamente. Al fijarme bien que están colocados según su rango.
–Damon ven–Ordené.
Damon se acercó con una sonrisa maliciosa y pude sentir la decepción de mis hombres por no jugar.
–Quítale la cinta y abrele la boca–Volví a ordenar.
Vi el pánico no sólo en el guardia sino también en los otros hijos de puta.
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Deliciosa Agonía
Hombres Lobo"No todo debe ser color de rosas, también existe el negro del dolor". Creación de la historia: 16/agosto/2015 Se prohíbe terminantemente copia o cualquier adaptación a menos que hable directamente y lo apruebe. Está historia es solo ficción, sacada...