24. Uno con sabor a más

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Erick se queda estático mirando alterno entre ambos, tal vez pensando cuál de los dos está loco.

Sonrió mirando a los ojos al próximo difunto, mientras Omar tiene un leve recorrido con su lengua en mi cuello, encajando su polla en mis nalgas en el proceso.

–Si me escape de ti fue para atender mis asuntos.–Le digo jocosa oyendo su gruñido.

Vamos que no por ser mi pareja ahora estará todo el tiempo encima de mi o metiéndose en mis cosas.

Cada cual que se encargue de lo suyo.

Sigue tocándome hasta que siente mi glock 19 personalizada y una cuchilla fina con mis iniciales.

El ánimo sexual cambia y él se percata.

Me suelta, le pasa por el lado al difunto, empujándolo con su hombro y dejando caer su cuerpo en la silla del escritorio.

–Adelante, divierte mi reina.–Me dice sabiendo y entiendo mis próximos movimientos.

La voz provoca que Erick salga de su estado, deja las pocas cosas recogidas en una caja en el suelo, levanta las manos tratando de que haya paz.

–Jefa se que está pensando que soy culpa...–Corto sus palabras agarrándolo por el cuello.

Un vistazo rápido y estamos solos los tres. Todos saben como se manejan las cosas aquí cuando está su jefa.

–De mi nadie se burla bastardo.–Hablo sardónica.

Las pruebas son claras, no supo borrar sus huellas, se reunía con hombres de dudosa identidad y el dinero robado lo gastaba en prostitutos. Si vaya sorpresa.

Lo llevo contra la pared enterándole mis uñas en el proceso y saco rápidamente la cuchilla. Miro con locura como sus ojos reflejan horror y comienzo apuñalarlo en el estomago sin piedad.

No importan sus gritos de clemencia, ni como pide perdón, con un movimiento limpio corto su cuello dejándolo caer al suelo.

Observo siniestra como sus ojos pierden el brillo de la vida.

Su sangre salpico por todos lados ensuciando y manchándome también, pero Omar sin asco me toma por detrás dejando mi cara y la cuchilla contra el escritorio.

–Me excita verte de rojo reina, te meceres un castigo aunque parece más un premio.–Dice bajándome el pantalón junto con las bragas, oyendo de paso como cae la glock en el piso.

Gimo excitada cuando deja caer algunas nalgadas, siento como se arrodilla y en segundos tengo su lengua chupándo todo a su paso. Sube las manos por mi pecho y rompe mi camisa estrujándome las tetas.

El sonido que hace al chupar me hace delirar por más. Suelto la cuchilla buscando sostenerme del escritorio.

–Tómame por detrás, rómpeme mas.–Ruego excitada.

–Venté en mi cara amor, lléname de tus jugos.–Habla mordiéndome el clitoris.

Su voz ronca, sus manos en mis tetas y comiéndome la vagina me hace venirme sobre él cabalgando su lengua.

En la neblina de la lujuria no me pasa desapercibido como se para, y luego siento como su polla se abre pasó entre mis pliegues haciendo un pussyjob delicioso.

–Maldita sea mujer estás caliente, te diría que tengo pena pero la realidad es que me complace romperte Gissel.–Dice rugiendo.

Cuando quiero entender sus palabras me penetra de una estocada por el ano. Grito con dolor empujándome para salir de sus garras, no me lo permite sino que me masajea el clitoris con una mano y con la otra voltea mi cara para que lo bese.

–Te haré mía en todas las maneras, aquel que te mire, te toque o tan siquiera lo piense lo matare delante de ti y luego te penetraré tan duro que no mirarás a nadie ni por un segundo.– Promete.

Sus palabras me excitan y sin importarme el dolor me echo hacia atrás buscando más de su polla en mi ano. Sus movimientos se vuelven erráticos agarrándome por la cintura dejando marcas en el proceso, gimo como perra en celo y me quedo tiesa.

En la silla del escritorio, hay un hombre sentado con una polla por fuera, masturbandose mirando mis ojos, tiene unas perlas sobresaliendo de la misma y en un segundo lo tengo sentado frente a mi.

-Chupa, hazme venir con tu boca.–Ordena con una voz más gruesa y más potente que Omar.

Esto no es real, es producto de mi imaginación.

En vez de gritar asustada, presa de la oscuridad que emana y su voz demandante bajo mi cabeza llevándolo a mi boca. Su polla es grande, venenosa, deliciosa, sentir las perlas termina de volarme la cabeza.

Una mujer que fue agredida en su vida pasada se supone que este en traumada, pero no yo, con ayuda pude salir del fondo y ser la mujer que soy ahora.

Entro en un estasis del deseo más pecaminoso, fornicaria y adultera me llamarían algunos.

El desconocido toma mi cabello llevando su polla a mi garganta, respiro para no ahogarme. Omar sigue penetrándome sin parar. Cada uno presos del deseo,
pero ajenos a lo que esta sucediendo realmente.

Un descontrol nos lleva al climax más espectacular,
explotó gritando con mi boca llena, mojando todo el piso de mis jugos, el desconocido y Omar por igual llenándome de ambas esencia.

–Vengo por ti, díselo al perro.–Es lo ultimo que oigo antes de caer desmayada.

Deliciosa Agonía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora