ONE GIRL, FOUR DIRECTIONS

Capítulo 29: Me has hecho cambiar

Capítulo 29 

Me has hecho cambiar

 Al estar ya fuera, me alegré al percatarme de que no había ningun ángulo del que los chicos lograran ver el patio. Pero al parecer me preocupé demasiado en asegurarme de aquello, porque Liam pudo notarlo.

- ¿Te asusta que nos vean? Ni que fuera a intentar algo inapropiado -rió Liam.

- Uno nunca sabe... -insinué.

Él sólo dibujó una de sus adorables sonrisas en su rostro. Me quedé contemplando el negro cielo, inundado de estrellas. Era una de esas noches en las cuales el cielo parecía de cuento de hadas. Entonces Liam se situó detras mío y me abrazó, encorbándose para dejar su cabeza junto a la mía. Deposité mis manos sobre sus brazos, y debo admitir que era bastante reconfortante.

- ¿Cómo es que nunca había venido aquí de noche? Es hermoso -admiré mirando hacia arriba.

- Quizás por que has estado muy ocupada coqueteando con Louis -supuso.

Mi corazón se detuvo por un segundo. Al menos estaba segura de que no sabía nada sobre la noche en que me quedé en el cuarto de Louis. Eso me mantenía tranquila, pero quizás pronto lo averiguaría.

- No estoy coqueteando con Lou... - le aclaré.

- ¿Sólo están ligando?

- ¡No! -me apresuré a decir- Espera... ¿Estás celoso?

- ¿Qué? Claro que no -contradijo.

Miré hacia atrás para establecer contacto visual y le sonreí- ¡No me lo puedo creer! Estás celoso... Celoso hasta las venas.

- Que no estoy celoso -insistió.

Me giré completamente y me posicioné en frente de él.

- Eres adorable cuando estás celoso, Liam.

- Que no estoy... ¿De verdad, me ves adorable? -se sorprendió.

Reí. Puso sus manos sobre mi cadera, y me miró fijamente.

- Es irresistible no besarte ahora mismo -se acercó a mis labios, pero me retracté-. ¿Qué pasa?

- No he sido completamente honesta contigo -admití sintiendome culpable-. No te merezco, Liam.

- ¿De qué hablas? -se extrañó.

Tomé aire- Es que... Tú eres tan dulce, y te has tomado el tiempo de enamorarme...

- ¿Te he enamorado? -sonrió con emoción en tus ojos.

- Si... Pero hay un problema -miré al suelo, y luego le miré a los ojos otra vez-. No has sido el único.

Frunció el ceño- ¿Cómo que no he sido el único? ¿Has estado con alguien más? -asentí avergonzada- ¿Con quién?

- Con todos -al pronunciar aquello, sus ojos se llenaron de oscuridad y, algo que pensé era decepción, pero luego me di cuenta de que era rabia.- Con Zayn, Louis y Harry... Soy una mierda de persona, te mereces a alguien mejor.

Cerró sus puños y apretó su mandíbula enfadado, parecía ofendido, y lo entendía. Prácticamente jugué con él, con todos. No quería seguir haciéndole sentir mal, así que por eso se lo dije.

- Pero yo te quiero a tí -tomó mi brazo con fuerza y me acercó a él-. Mira en lo que me has convertido, nunca suelo tratar mal a las personas, ni enfurecerme de la manera que lo hago ahora. Me hiciste cambiar, Cristina. Ahora debes estar conmigo, no me puedes rechazar.

- No te estoy rechazando -le aclaré-. Te estoy diciendo que te mereces a alguien mejor.

- Pero yo te quiero a ti -repitió-. Y conseguiré lo que quiero. Puedo ser mejor que todos ellos, créeme.

Mis ojos se llenaron de desesperación, no quería romperle el corazón. Me tomó por la cadera y me acercó a él bruscamente, para besarme con furia. Su lengua prácticamente atacaba la mía, y el roce de sus labios corrió todo mi pintalabios. Cuando finalmente se separó de mi, me aparté hacia atrás y me limpié el pintalabios de mi piel con la mano.

- Cuéntame cuando te decidas por mi. -Dijo marchandose.

Lo seguí hasta donde estaban los chicos, pero me encontré con Louis, solo y mirandome fijamente, con esos ojos tan verdes que me derretían. Me senté junto a él y suspiré, agotada.

- ¿Me acompañas a comer algo? -le pregunté.

- Claro -aceptó levantándose.

Entramos a la cocina, me serví un gran plato de helado y me dediqué a comermelo apoyada en la mesa. Él se puso en la misma posición junto a mí.

- Supongo que esperas que te diga qué es lo que pasó fuera con Liam -Solté sin mirarlo a la cara.

- Bien, eres inteligente -me felicitó generando una sonrisa en mi boca-. Pero a juzgar por dónde está tu pintalabios -señaló un costado lejano de mis labios-, puedo imaginármelo.

Rápidamente reaccioné a limpiarlo con la llema de mis dedos.

- Él sólo... Se me lanzó -dije por lo bajo-. Está tan...

- Agresivo -completó mi frase-. Si, todos lo hemos notado. Pero la verdad es que no es odio, si no que sólo se ha llenado de rabia.

Asentí, pero no estaba de acuerdo. No lo conocía tan bien como ellos pero podía deducir que él no era promiso a actuar así, ni a sentir aquello que sentía ahora. Sus palabras revolotaron por mi cabeza... "Mira en lo que me has convertido". Supuestamente, todo era mi culpa, pero ¿por qué?, ¿qué he hecho?, ¿por qué actuaba así gracias a mi? Todas esas preguntas siplemente flotaban en mi cabeza.

- Algo tendré que hacer para que elimine esa idea de su cabeza, Louis.

- No, tranquila. Se le va a pasar con el tiempo, son simplemente problemillas de temperamento... Temporales, supongo.

- Supones -repetí.

Hizo una media mueca y acogió un brazo al rededor mío. Dejé mi helado sobre la mesa y apoyé mi cabeza sobre su hombro. Nos quedamos así, como dos simples amigos, durante varios minutos. De pronto, una serie de imágenes referentes a la noche de la fiesta inundaron mi mente: Yo sobre Louis, besándolo apasionadamente, él acariciando mi pierna, mi espalda, mis brazos y yo su pecho desnudo. Estuvimos a punto de acostarnos, pero sólo llegamos a segunda base, por suerte. Aquellas imágenes me hicieron sobresaltar y apartarme bruscamente.

- ¿Qué ocurre? -se extrañó Louis.

Me llevé las manos a mi frente, me aparté el pelo y le miré- Nada, sólo... Estoy cansada.

- Estás siempre cansada últimamente -descubrió-. ¿Es por tu... pequeño problema con todos nosotros?

Soreí sarcásticamente- Pues claro que sí. Me tiene agotada.

- No me importa con quien te hayas acostado o besado... Sólo creo que ya deberías comenzar a decidir -admitió con una media sonrisa de "lo siento, pero es cierto".

- Por favor no digas eso -le supliqué-. Ya lo sé, pero no es tan fácil.

- Sólo tienes que elegir a uno -soltó marchándose de la cocina.