Capítulo 36: ¿Louis o Zayn? ¡Prefiero al mensajero misterioso!

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Capítulo 36 

¿Louis o Zayn? ¡Prefiero al mensajero misterioso!

 Ya que Iara se había escabullido para ir al evento, Niall había ido a buscarla, Diana estaba castigada en casa a saber por qué, y Louis estaba en una entrevista, me había quedado sin acompañante para ver películas. Preparé un plato de palomitas, me senté en el sofá y cogí una comedia romántica de Kate Hudson.

Cuando la película llevaba unos 40 minutos, apareció Zayn, que se sentó a mi lado.

- ¿Qué estamos viendo? -preguntó comiendo de mi plato de palomitas.

- Guerra de Novias -contesté.

Había un silencio sepulcral entre los dos, lo cual hubiera sido aún más incómodo sin el volumen de la película.

- ¿Por qué le tiñó el pelo de azul? -me interrogó de pronto.

- Sus bodas son para el mismo día y se están saboteando -señalé a ambas protagonistas para que lograra entender la peli.

- ¿Por qué?

- Por que son mejores amigas.

Me observó con el ceño fruncido- No entiendo tu lógica -rió.

- Yo tampoco -solté una carcajada.

Otra vez se hizo silencio. Me percaté de nuestra cercanía cuando la mano que descansaba sobre su pierna demostró inquietud. Movía los dedos de diversas maneras, como si quisiera tocarme pero no se atreviera. Al no saber qué hacer con ésta, la llevó hacia su brazo, pero se arrepintió, arrastrándola a su pelo, y antes de siquiera tocar su cabeza, la devolvió a su pierna.

Quise romper esa tensión, pero tampoco logré articular una palabra, por lo que me vi obligada a soltar el gran plato de palomitas, para posicionarlas entre los dos, y así crear una barrera entre nuestros cuerpos. Zayn pareció entender mi gesto y aprovechó para comer un puñado de palomitas.

- ¿Saladas o dulces? -preguntó antes de llevarse el puñado a la boca.

- Saladas -le informé sin quitar la vista de la pantalla.

Pude ver de reojo como alejaba la mano de sus labios y devolvía las palomitas a su plato con cierta repulsividad.

- Gracias por decirmelo a tiempo -dijo con sinceridad.

- ¿No te gustan? -negó con la cabeza y algo de vergüenza- Niall se comió las últimas dulces que quedaban.

- Por cierto, ¿Dónde está Niall? -increpó.

- Fue a buscar a Iara a un evento -confirmé-. Al cual le especificó que no fuera -soltó una risita y yo sonreí.

- Es muy sobreprotector -intentó explicarme, como para que no lo juzgara-. Especialmente con las mujeres especiales para él.

- Claro, es su mejor amiga -concluí casi acabandome las palomitas.

Se acercó un poco- ¿Sabes guardar un secreto? -asentí espectante; miró alrededor y susurró-Niall me dijo que está enamorado de Iara... Y creo que hace bastante.

- ¡Lo sabía! -dije victoriosa, golpeando mi pierna-¿Crees que, solamente fue a buscarla?

Se encogió de hombros- Conociendo a Niall, o le está echando la.bronca o se están besuqueando.

- Creo que lo conozco mejor que tú, y seguramente ya hizo ambas cosas.

Rió.

- Esta película es horrible -se quejó-. ¿De verdad prefieres estar aquí dentro a salir y... hacer algo?

- Hoy quise quedarme en casa -contesté-. Y tú no digas nada, que también estás aquí adentro, viendo la misma peli.

Sonrió mirando sus zapatos.

- Quería ir al taller pero no tenía a nadie con coche para que me llevara -me explicó-. Hoy me devolvían el mío, después de dos meses.

- ¿Dos meses? -me sorprendí- ¿Qué tipo de taller conserva un cache dos meses?

- La verdad es que es mi culpa por haber dejado a Liam conducir... Hay una razón por la cual no tiene el permiso -rió-. A Harry se la quitaron, pero de todos modos se lo dejo.

- ¿Y a mi, me dejarías conducirlo? -pregunté con una sonrisa incitadora.

Frunció el ceño de una manera graciosa- ¿Me conviene? -se aseguró.

- Solamente si lo quieres en el taller por otros dos meses -me burlé.

- Vamos, no puedes ser tan mala -suavizó.

Medité un momento.

- Tal vez tres -añadí.

Su mirada se devolvió a la televisión con una amplia sonrisa, probablemente solo para distraerse de mi, porque acababa de darle una mala crítica a la película. Al percatarme de la falta de comida en mi plato, lo dejé sobre la mesa e hice ademán de levantarme.

- ¿Adónde vas? -me interrogó sobresaltado.

Me extrañé bastante de su comportamiento tan preocupado y atento. Le miré asustada.

- A la cocina -imité su expresión, con los ojos exageradamente abiertos, esperando que riera, pero no lo hizo-. Se han acabado las palomitas.

- Iré yo -se ofreció.

- No, iré yo -me adelanté, estando ya de pie.

Me detuvo del brazo. Debo admitir que aquello me tenía confundida; no sabía si el acto me halagaba, o si me molestaba su exceso de caballerosidad. Tiré de mi brazo para zafarme, pero aprovechó mi impulso para levantarse, desequilibrándonos y provocando nuestra caída al sofá, yo encima de él.

- Te dije que debía ir yo -ironizó entre risas.

- Idiota -espeté con una carcajada.

Cuando nuestras risas se apagaron, yo aún estaba sobre él, y nuestros ojos se conectaban en una mirada pasiva. Claro que no duró mucho, porque ambos cerramos nuestros ojos para fundirnos en un beso.

- Ehem... -tosió alguien antes de que nuestros labios se juntaran.

ONE GIRL, FOUR DIRECTIONSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora