Ángeles y demonios

6. Un anillo de trebol

Tras dos días de investigación sobre la senda negra y su cuartel, David llegó a la conclusión de que el cuartel estaba a unos tres días andando.

Cogió provisiones y se dispuso a partir. No había podido volver a su casa ya que seguía vigilada así que había conseguido quedarse de fugitivo en la biblioteca y pasar las dos noches allí.

El inicio del camino fue duro, hacía frío y David estaba adormilado. Paró unicamente para comer, el tiempo era muy valioso y no podía desperdiciarlo. Esa noche, se detuvo en un claro para dormir. Sacó dos mantas de su mochila e intentó acomodarse como le fue posible.

Ya bien entrada la noche, intentando dormirse, David escuchó el crujido de una rama al ser pisada. Intentó tranquilizarse y se dijo a si mismo que solo sería un pájaro o un ratón de campo. Miro a los lados, una veloz sombre cruzó los árboles, se oyeron murmullos.

-¿Quien... Quien anda ahí?- preguntó temeroso de que alguien respondiese.

Se oyó una risa malvada y alguien emergió de las sombras. Llevaba la cara tapada por una horrible mascara e iba cubierto por una capa negra que le llegaba a los tobillos. Segundos después, tres hombres idénticamente iguales al primero rodearon a David.

Por último, un hombre con una larga túnica azul marino, larga y canosa barba, pelo grisáceo y un único anillo con un signo que David ya había visto antes, un trébol de tres hojas enlazado a un círculo, se aproximó a David. Le acarició la cara con unas manos que provocaron a David un escalofrío. Chasqueó los dedos y todo se volvió negro para David.