15. Sedosas alas blancas

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En ese momento, una pálida y tenue luz inundó la habitación. David, asustado, levantó la cabeza. Vio como una figura se materializaba ante sus ojos.

Tenía unas largas y sedosas alas blancas que le llegaban hasta los tobillos. Estos, lucían dos hermosas tobilleras plateadas. Llevaba una larga túnica blanca cubriéndole el cuerpo. Un colgante con forma de pluma reposaba sobre su pecho. Unos largos cabellos dorados caían por su espalda. Su cara, tenía una expresión muy dulce: sus grandes ojos marrones transmitían serenidad y confianza. Su nariz, era pequeña y respingona. Su sonrisa transmitía una dulzura muy especial a quien iba dedicada. David no se lo podía creer. Era un ángel.

-Saludos, David.- Su voz tintineaba como el repicar de las campanitas.- Mi nombre es Gabriela, aunque puedes llamarme Gaby. Soy tu ángel de la guarda. He venido a salvarte.

-¿De verdad eres mi ángel de la guarda?- Preguntó David incrédulo.

-Por supuesto que si.- Le dedicó una sonrisa.- Tu madre y tu padre se hallan ya entre nosotros David, en el reino de las nubes. Un remanso de paz para aquellos que han completado su deber en la tierra.

-Mis padres... ¿están bien?- Consiguió balbucear David.

-Ahora si lo están, pero necesitan verte. No posees nada que pueda hacerte feliz en la Tierra David, sin embargo, yo puedo conducirte hacia la felicidad eterna. Pero se nos acaba el tiempo. Pronto descubrirán que estoy aquí. Dame la mano David.

David tendió su mano pero justo cuando iba a coger lade Gabriela, la puerta se abrió de golpe. Lucifer, más rojo de lo normal debidoa la ira penetró en la celda.

Ángeles y demoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora