Sintió un gran vértigo y cerró los ojos con fuerza. Tuvo que morderse la lengua para no gritar. A los dos minutos, los colores de la luz volvieron a su alrededor. David tardó unos momentos en reaccionar y adaptarse a la luz. Cuando por fin consiguió visualizar su alrededor, se quedó sin palabras.
Frente a él se alzaba una enorme fortaleza de un tono grisáceo. Un gran símbolo, el mismo que David había visto en el anillo del hombre que le había acariciado la cara, se hallaba impreso en las gruesas paredes. Alrededor del edificio se vislumbraba una gran verja de metal oxidado. Rodeándola, se veían grandes y viejos árboles de troncos chamuscados y ramas huecas. A la derecha de la fortaleza se podían observar grandes estatuas que mostraban la figura de Lucifer, Dios del infierno, y sus secuaces.
El hombre de la túnica murmuró una fórmula inteligible y las puertas se abrieron. Los hombres con máscaras llevaron a David dentro a rastras. Le empujaron al interior de una habitación y le ataron a una silla de modo que no pudiese escapar. El hombre del anillo habló.
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Ángeles y demonios
AcakDavid es un chico normal y corriente. Va al insti, tiene su panda de amigos, un bonito chalet y unos padres que le quieren. Sin embargo, su vida cambiara para siempre una fria tarde de invierno.
