Tercer Muro [David]

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Tania es... rara.... extraña... peculiar... ¿Cómo podría decirlo?

Primero me invita a un karaoke para mañana en la noche, ahora me obliga a ir hoy después de clases a ayudarla con las preparaciones, para además, volver a prepararlas mañana por la mañana. Creo que la mejor descripción de Tania, es que es como una Tania.

— ¡David! —me grita— Deja de pensar y entra a la casa.

— Y-Ya, Tania, sólo... no grites.

— Qué exagerada —murmura Allen, quien pasa a mi lado y entra a su casa sin detenerse a esperarnos. Tania le hace una mueca con su lengua.

Se gira hacia mí, me toma la mano y me empuja con ella hacia su casa.

— ¡Venga, entra de una vez! —me dice al momento de soltarme de improvisto, por lo que casi tropiezo con el pequeño escalón de la entrada— ¡Ah, lo siento! —dice justo después.

(...)

— ¿Ese no es el celular de Allen? —le dije mientras descansábamos un rato. Ella estaba jugando con un móvil negro.

— Ah, sí, me lo prestó el martes y aún no lo ha pedido de vuelta —responde Tania— Me lo prestó sólo por un día, pero si no lo necesita, ¿Para que devolvérselo?

— ¿Qué le pasó al tuyo?

— Oh... se me rompió —dijo, luego de unos segundos añade— bueno... se me destrozó.

— Me lo imaginaba —susurré.

— ¿Eh? ¿Qué? -dijo confusa.

— N-Nada, sólo pensaba.

— Ajá... pensabas... ¿En qué? —se levantó y se acercó a mí, sonriendo maléficamente— ¿O en quién?

— ¿Huh? Y-Yo... sólo pensaba en que esta casa es parecida a la mía... sólo que con más muebles y decoración.

— Ah, cierto, que te mudaste hace poco... pero ya es casi un mes, ¿No? —dijo— ¿No deberían ya al menos haber colocado los muebles?

— Sí, es sólo que no tenemos tanta cantidad de muebles.

— ¿Tanta? —se sienta a mi lado y mira a su alrededor— bueno, podría ser que se vea lleno, pero creo que es sólo por la combinación de colores.

— ¿Colores? ¿Combinación? —no comprendo.

— Bueno, por ejemplo, si pintamos todo de blanco, se sentirá como que está limpio. Si lo pintamos de negro, nos dará miedo. Lo mismo con hacer una buena combinación de los colores. Si lo pintamos de rosa y rojo, parecerá muy romántico y amplio. ¿Comprendes? Por eso se siente lleno.

— Eso creo.

— En realidad, podría decirte que tenemos muebles inútiles, pero no creo que eso cambiara mucho tu opinión sobre la cantidad —luego de divagar un poco y hablar para sí misma, vuelve a preguntarme- Entooonces... —acerca su rostro al mío, por lo que tiene que elevarse un poco del asiento— ¿Aún no te gusta ninguna chica de la clase?

— ¿C-Cómo llegaste hasta ese tema desde los muebles?

— Pues... Hm... ... —baja su rostro, para luego volver a levantarlo— ¡No evadas la pregunta! —se acerca aún más— ¿No será...?

Acerca sus labios con los ojos cerrados. Pero ella no me gusta. Pero parece ilusionada. Pero... No.

Me separo de ella, nervioso. Ella me mira, sorprendida, pero luego vuelve a su típica actitud.

— Pues vale —dice ella, como si no hubiese pasado nada— sólo un poco más y acabamos —añade al momento después— Y... David... ese rojo no parece saludable —se ríe, por lo que me sonrojo aún más.

(...)

Allen nos ayudaba de vez en cuando, por lo que las partes complicadas no lo fueron tanto. Para cuando terminamos ya era de noche, aunque los padres de Allen y Tania aún no han llegado. Estábamos viendo televisión en su salón, hasta que Allen mutea el sonido.

— Entonces, ¿Por qué estás triste? —dice, dirigiéndose a su hermana.

— No estoy triste —responde Tania.

— ¿Qué sucedió? —esta vez me preguntaba a mí.

Tania dirigió la vista hacia donde Allen miraba, hacia donde yo estaba. Me miró y sacudió levemente su cabeza. Pero parece que Allen notó el movimiento de su hermana.

— Bien —afirmó, asustando a Tania y a mí— David, ¿Que pasó con Tania?

— Y-Yo... es... lo que...

¿Cómo podía decirle a Allen que Tania quiso besarme? Pero al final, rechacé el beso. No quiero que se moleste con Tania, porque seguramente se enoje con Tania si lo digo.

Allen me está analizando con su típico rostro neutro, pareciera como si pudiera desgarrarme y ver mi interior con sólo observarme un poco más. Da miedo.

De repente, la puerta principal se abre.

— ¿Allen, Taina? —es la voz de una mujer, seguramente la madre de los hermanos.

Allen se levanta y se dirige hacia el origen de la voz.

— Oh, hola, Alle— es interrumpida por su hijo.

— Algo le pasó a Taina, está triste.

(...)

— Así que tú eres el estudiante nuevo, ¿No? —dice la mujer, quien se sentó en un sofá amarillo de una plaza—  Mis hijos me han comentado de ti... en especial Tania —añade, como si estuviera encajando piezas en un rompecabezas.

Esto me está dando miedo. Allen y su madre de un lado, Tania y yo del otro. Ellos queriendo saber que pasó, nosotros, o al menos Tania, queriendo ocultarlo.

— Por lo que... me gustaría saber qué sucedió, aunque ya tengo alguna idea, al igual que Allen —habla con el mismo estilo con que habla Allen— a menos que prefieran que dé mi suposición, claro.

Espera un par de minutos. Silencio.

— Bien —dice la mujer— Pues yo creo que lo que sucedió fue que Tania se te declaró y tú la rechazaste.

[Yaoi] Muros y AbismosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora