Noveno Muro [David]

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— Señora Hero —dijo la doctora— su hijo está despierto en estos momentos, puede entrar si lo desea. No sea brusca, ya que está bastante sensible. Es la habitación 104, el doctor Viel está atendiéndolo. Señorita —dirigiéndose a Tania— acompáñeme —luego de un par de pasos se gira— dado que el paciente está sensible, por favor, que entre una persona por vez.

(...)

Luego de un rato vuelvo a revisar mi celular. La madre de Allen había entrado y yo me había quedado hablando con su esposo.

— ¿Siempre ha sido tímido? —le pregunté.

— Sí, aunque me sorprendió cuando participó en ese concurso de canto cuando tenía siente.

—Tania habló sobre eso después de que terminó de cantar en la fiesta. Aunque parece que Allen no lo recordaba.

- Posiblemente haya sido por la intoxicación, él no olvida las cosas muy fácilmente. Por cierto, ya es bastante tarde. Ve a verlo luego de que Lucy salga. Estaré bien. Preferirá ver a su amigo, después de todo.

— No he visto a Allen juntarse mucho con otros compañeros a parte de Tania y yo, ¿No tiene algún amigo?

— Tenía un amigo, Alexander, pero se mudó este verano y no se han vuelto a hablar. Eran bastante cercanos, lo que me extraña, ya que ambos tienen celulares, internet, todo, y aún así no se han puesto en contacto.

—¿Se pelearon?

— No lo sé, posiblemente. Allen es bastante sensible. Seguramente se pelearon por la mudanza de Alex. A mi hijo no le gusta que le modifiquen la rutina sin preguntarle antes.

— Bueno, no a muchos les agrada.

— Sí, pero Allen puede enfurecerse mucho por tomar decisiones sin su consentimiento, aunque sea una salida a la tienda. Se parece un poco a Lucy.

— Sobre eso, ayer... bueno, creo que sería más apropiado anteayer... bueno... usted supo sobre lo que pasó el viernes, supongo.

—¿El viernes? —miró un segundo hacia el frente— Ah, lo del beso de Tania, ¿Lo volvió a hacer?

—N-No -negué moviendo la mano- es que luego de que lo intentara, Tania volvió a como es normalmente, pero Allen supo que sucedía algo, incluso aseguró que Tania estaba triste.

—Ah... bueno, son hermanos. Han esctado juntos casi todo el tiempo, saben cómo es el otro. Además, Allen es muy observador. Puede ser bastante callado, pero en realidad no creo que necesitemos hablar con él para que sepa cómo nos sentimos o qué queremos. Cuando era más pequeño, me molestaba su silencio, pero ahora podría decir que lo admiro.

(...)

La madre de Allen sale de la habitación 104 y viene hacia nosotros.

— Lucy, ¿Cómo está? —preguntó su esposo.

— Está bien, sólo se siente un poco confundido —dijo con un tono aliviado— ¿Vas tú, entonces?

—No, primero irá David —respondió dando una ligera palmada en mi hombro— creo que preferirá ver antes a su amigo.

—Ah, bien —me miró— sé que ya lo hice el viernes, pero te pido que perdones a mi hija.

—N-No se preocupe, ya le había dicho que no había problema —pasaron un par de segundos— Pues bien... voy a entrar, ¿Seguro no quiere verlo usted primero? —le pregunté al señor.

(...)

—Ah... Hola, David —dijo Allen sentado en una cama.

Un tubo negro entraba por su nariz. No tenía camiseta y unos botones estaban pegados a sus brazos y a su pecho. Los botones tenían cables que iban hasta una maquina en una esquina.

— Hola, Allen -me senté en una silla— ¿Te sientes mejor?

— Sí —miró hacia las cortinas cerradas— Me dijeron que era de noche, de madrugada, ¿crees que se vea la luna desde aquí?

— No lo sé, ¿Abro las cortinas?

— No, está bien, no quiero causar más molestias ya que es suficiente haberles preocupado.

— No es molestia, Allen. No es tu culpa que comieras algo en mal estado.

— Eso... —bajó la cabeza—Pero sí es mi culpa que Tania me invitara.

— ¿Eh? ¿A qué te refieres?

— Me da algo de vergüenza pero siento que puedo ser sincero contigo -dijo mirándome a los ojos. Sus pupilas estaban dilatadas— aunque supongo que será por algo que me dieron aquí ya que no creo que pudiera sentirme tan tranquilo cuando hablo y mucho menos que pudiera decirle a alguien algo que considero un secreto y ni siquiera le hubiera dicho esto a Alex y en verdad no sé por qué quiero decírtelo pero supongo que ya que dije que te lo diría tengo que hacerlo.

Habló muy seguido y me confundí un poco, pero pude comprender lo que dijo.

— Ahora que pienso en eso me está dando risa y no debería tener risa por algo que seguramente no muchos acepten y tendría que decirte ya lo que quiero decir antes de que me dé pena decirlo y lo que sucede es que el viernes estaba buscando mi celular negro en la habitación de Tania y empecé a desordenar todo y apreté todos los peluches que tenían cierre y encontré dentro un consolador y me puse nervioso —Espera... ¿Acaba de decir consolador?— y entonces sentí curiosidad sobre cómo se sentían las chicas cuando se lo metían en su vagina y pensé en metérmelo en el trasero —¡¿Qué?!— y mi pene se puso duro y me fui rápido a mi habitación y me masturbé y me mojé el ano y luego me lo metí —¡Eh, que te estás pasando!— y luego de un rato Tania entró y me vio y me detuve y le supliqué y luego me abrazó y me calmé y me perdonó lo que había hecho ya que me dijo que no había provocado ningún problema a nadie mientras me masturbaba y entonces se preocupó por mí y me invitó a salir a comer algo por la mañana de hoy o mejor dicho de ayer y entonces fue que comimos en Helados Richard.

Se detuvo tan drásticamente que me quedé en shock por un rato tratando de integrar todo lo que había dicho a mi cerebro.

— ¿Eres gay? —fue lo que dije luego de procesar la información.

[Yaoi] Muros y AbismosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora