Quinto Muro [Tania]

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— ¡Venga, ánimo! —digo levantándome luego de un rato abrazados. Le extiendo una mano— ¡Hay que levantarse! —sonreí.

— S-Sí —dijo Allen aceptando mi mano y levantándose del suelo. Creo que sonrió un segundo. Eso me alegra.

(...)

Ya está por terminar la semana y no he logrado dormirme temprano ninguno de estos días. Aún sigo pensando en lo que hizo Allen hace unas horas. Sobre eso, ¿Qué hora es? Busco en mis bolsillos. Cierto... le devolví el celular. Supongo que serán las dos de la madrugada, al menos.

Miro por la ventana y veo la luna en el cielo despejado. Me llevo una mano a la boca y bostezo. El sueño me impactó de repente.

(...)

¿Huh? ¿Ya es de día? ¿Qué hora es?

Me levanto y salgo de la habitación para ver el reloj del salón. Diez veinte... David llegará a las tres de la tarde. Creo que ya sé que hacer para pasar el tiempo.

Voy hacia la habitación de Allen y abro la puerta lentamente... Está dormido. Ya más tranquila me dirijo hacia él. Tiene el contorno de los ojos rojos, volvió a llorar. Lo mecí un poco.

— Eh, Allen —dije suavemente.

Se despertó tranquilo.

— ¿H-h? ¿Tania? —dice con los ojos apenas abiertos y adormecido.

— Venga, ya es de mañana —dije apretando un poco su nariz—salgamos y comamos helado o algo.

(...)

Debería estudiar psicología, parece que soy buena en esto de animar a la gente. Sip.

— E-Entonces, ¿Q-Qué hacemos ahora? —Allen lleva un conjunto de verde oscuro y una capucha le cubre la cabeza.

— Ya estamos cerca —dije quitando su capucha de encima— sólo la siguiente esquina a la izquierda y un par de tiendas —añadí— creo que no conoces esta zona, no sales mucho.

— N-No la conozco —dijo volviendo a colocarse la capucha.

Nos detenemos antes de girar en la esquina y me coloco frente a él.

— Allen, vamos, no seas así —dije apretando con un dedo su capucha.

— P-Pero... y-yo... no me gusta...

— Si te da miedo, puedes tomarme la mano —le sonreí y luego le extendí mi palma derecha— Como cuando eramos niños.

—V-Vale... —me tomó la mano y continuamos caminando. Está mirando al suelo. Su mano está temblando.

— Tranquilo —dije acercándome y acariciando su mejilla con mi otra mano, lo que hizo que me mirara— nadie va a morderte —sonreí. Me detuve frente a uno de los edificios— Aquí es, Helados Richard.

— P-Parece un restaurante —dijo.

— Bueno, los Richard tienen su historia. Venga, entremos.

(...)

Tuve que ordenar por él su helado, ya que no quiere hablar. Estaba por comer mi primer bocado cuando noto que Allen está temblando. Me senté a su lado y le abracé, ignorando las miradas de los otros clientes, pues pensarán que somos novios.

— ¿Quieres que volvamos? —susurré.

— P-Pero... tú... te tomaste la molestia de venir... y yo... no quiero arruinarte tu salida.

— Yo quise salir para distraerte un rato, Allen. La idea es que hagamos lo que quieras hasta que llegue David.

— ¿H-h? P-Pero... yo no... quiero... que te preocupes tanto... por mí —dijo con un ritmo irregular. Va a llorar.

— Allen, sólo quiero que sepas que a mí no me importa lo que sucedió ayer, en verdad —le besé la frente— venga, come un poco —con su cuchara saqué un trozo de su helado y lo puse frente a su boca.

Asintió y abrió la boca. Le di bocado a bocado hasta que se tranquilizó y comió por sí mismo lo que le quedaba. El mío se estaba derritiendo, por lo que me bebí el helado más que comerlo.

(...)

— Te-Ten —me dijo de repente frente a casa. Me mostró su celular en su mano extendida a mí, mientras miraba ruborizado al lado opuesto— C-Como no tienes uno... y yo n-no lo uso mucho...

— ¿De verdad? —dije emocionada. No era que quisiera tan desesperada un celular, sino que era porque era un regalo de Allen.

— S-Sí.

Acepté su celular, me lancé sobre él y le di un beso en la mejilla.

— Gracias —dije.

Luego de quedarse inmóvil por un segundo, reaccionó y me abrazó de vuelta.

— N-No es nada.

[Yaoi] Muros y AbismosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora