seis

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—¿Siguen llegando? — cuestionó.

—Todos los días —sonreí inconscientemente.

—Me pregunto por qué no te da la cara ya

—Todo a su determinado tiempo — hablé relajada.

~

"No necesariamente necesito cruzar palabra contigo para que sepas mis sentimientos hacia ti"

~L.xx

Olía tan delicioso aquel trozo de papel, aunque era más que eso, tenía sentimientos escritos por una persona que me ha demostrado mediante palabras sobre el amor puro y verdadero.

Ésta última carta encontrada en mi casillero, es la número cuarenta y cuatro, ¿como puede escribir tanto sin repetir lo mismo?

—Deja de oler eso, se te irá con todo y hoja — Navarro azotó la puerta de su casillero con molestia.

—Eso es cosa que a ti no te interesa — sonreí hipócrita.

—¿Que tanto te molesta de mí? — puso sus manos en su rostro.

—Ahora mismo te doy mil razones

—Empieza — se cruzó de brazos.

—Idiota — hice lo mismo con mis brazos, como él.

Manteníamos la misma mirada penetrante uno al otro, con el ceño fruncido, el odio parecía mutuo.

—¿Soy el único que creé que se ven muy lindos así enojados? — el amigo de Navarro, Jos, llegó a decir tal estupidez.

—Lo de Jos por dos — Alonso tomó la palabra.

Amigos...

—Que hay — llegó Alfredo saludando.

No Natalie, comportate.

—Hola...— lo saludé lo más tranquila pero con un notorio sonrojo.

—Vámonos ya — Jos jaló a Alfredo para que caminaran.

Pasaron a mi lado, y el último mencionado dejó en el aire el tan peculiar olor a perfume de sus cartas, porque sí, es él.

—Te odio — dijo bajo Navarro en mi oído abandonando la anterior escena.

—El sentimiento es mutuo — hablé fuerte cuando se alejaba.

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El Casillero | Alan NavarroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora