—¿Señorita Natalie Romero?—preguntó aquél chico.
—Sí...—dije confundida.
—Firme aquí por favor—me extendió una papeleta. Firmé aquella hoja de entrega. —Gracias.
El chico me extendió un ramo de rosas y un enorme oso de peluche, casi caigo por el peso de todo eso junto.
—Alan...—dije tratando de entrar a la casa.
—Voy-habló Alan.
Moví mi cabeza un poco tratando de ver, ya que el gigantesco peluche no me dejaba. Seguía esperando a Navarro ¿por qué demonios tarda tanto?.
Un auto se estacionó casi al frente de la casa, divisé a Freddy dentro de dicho vehículo.
—¡Alan, joder!—grité asustada.
—Ya, ya, estaba comiendo unas galletitas que tenías sobre la mesa...—miró el auto de Alfredo, quedándose callado. —Oh, llegó mi primo, iré a hablarle—caminó unos cuantos pasos, pero logré jalarlo de la camiseta.
—¡Hey! ¡Ayúdame!
—Eres una agresiva—se quejó.
Le entregué aquél juguete, pude volver a respirar. El chico de cabellos rizados estaba a punto de bajar del auto.
Jalé una vez más a Alan. -Vamos-caminamos rápidamente al interior de mi hogar.
—Te preocupas de más, sería genial que nos viera y se diera cuenta que me quieres a mí y no a él—hablaba con tono fuerte.
—Cállate—tapé su boca al momento de escuchar el timbre.
—¡No! Que sepa que estoy aquí-volvió a gritar.
—¡Nat! ¡Soy Freddy!—el ojimiel tocó una vez más insistiendo.
—Abriré...—Alan caminó hasta la puerta para abrir.
—No, claro que no...—lo atraje con fuerza hacia mí.
Él tambaleó, empujándome cayendo ahora sobre el sofá. Miré sus ojos marrones, parecían hipnotizarme por completo. Tomé su nuca y lo acerqué. Empecé a rozar sus delineados labios, su cara era de total satisfacción.
Se dejó caer más sobre mí. Una sonrisa interna se pintó en mí al ver cómo lo tenía rendido a mis pies.
Besaba despacio sus labios, alejándome cada vez que él se apresuraba, era la única forma de mantenerlo callado. El timbre no paraba de sonar, pero estábamos bastante ocupados como para pensar en qué hacer.
Mordí suavemente su labio inferior, haciéndolo gemir un poco, ¿soy yo o hace calor?
—No...—pidió él suplicante.
—¿No qué?—reí descarada ante su comentario.
Desvié mi boca hacia su cuello dando pequeños besos, empezó a temblar un poco...
¡TIENE UNA TERCERA PIERNA!
♥♥
¡Hola! No sé por qué me reí haciendo éste capítulo jajaja, y es que imaginé a Alan en una situación así, kdcirlz.
Pregunta: ¿Creen que pase a más la situación? ¿Que pensará Freddy al ver que no le abren? Jajaja
Voten y comenten♪

ESTÁS LEYENDO
El Casillero | Alan Navarro
FanfictionY entonces me enamoré por completo de alguien que no conozco o no recuerdo haber visto antes. Su política es "No te revelaré mi identidad hasta estar seguro de que así lo quieras". Un día una carta llegó a mi casillero y así fue desde esa ocasión; r...