Capítulo 3

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Abrí mis ojos con pereza, no recuerdo a qué hora me dormí a noche. Miré mi celular para ver la hora y marcaba las nueve con quince minutos.

Aún falta una hora.

Me levante de mi cama y me dirigí al baño, me di un baño y luego cepillé mis dientes. Volví a mi habitación para vestirme, me coloque un poco de maquillaje y al estar lista bajo hacia la cocina.

—Buenos días mamá.―Salude, estaba preparando el desayuno pero no iba alcanzar a comer sus deliciosos panqueques, aunque últimamente me he sentido  algo extraña del estómago.―Lo siento mamá, ya debo irme se me hizo un poco tarde.―Me despedí con un sonoro beso en la mejilla.

—¿No vas a desayunar?―Pregunta, dejando dos tazas de café sobre la mesa.

—La verdad mamá es que no tengo mucho apetito.―Contesté tocando mi estómago, mi madre coge una manzana y la echa en mi bolso.

—El desayuno es la alimentación primordial, hija.―Sonrió.—Cuando llegues te prepare tu comida favorita, ¿si?

—Gracias mamá.―Le di un abrazo rápido.―¡Te quiero!—Grité desde la entrada y salí para dirigirme a la universidad.

Llegue hasta la parada de taxis y tome uno, le dije a donde me dirigía y me coloco mis audífonos dando click a la música. En todo el trayecto me fui escuchando la misma canción "Don't Go de Exo" es una de mis tantas canciones favoritas.

Quería evitar encontrarme con Cameron, aunque de todos modos nos íbamos a ver en la clase que es la única que compartimos juntos, todos los alumnos de primer año comparten una clase juntos acerca de ser voluntarios y como ayudara nuestra comunidad.

Pero es lamentable que deba compartir clases con ese idiota.

<<Ahora dices eso.>>

Casi una media hora había llegado a mi destino, le pague al taxista dándoles las gracias y me baje. Entre y camine por los pasillos encontrándome a mis amigos, ellos al notar mi presencia me saludan y sonríen.

—¿Entonces el viernes?―Pregunta Marcelo, no tenía la menor idea de lo que estaban hablando, me quite los audífonos y los guarde en mi bolso.

—Estamos de acuerdo.—Respondió Jonathan y Madison, ambos chicos me miraron esperando una respuesta de mi parte.

Habrá fiesta, justo lo que necesito.

—Cuenten conmigo.―Mi amiga suelta un gritito de emoción, platicábamos animadamente de la fiesta que sería este viernes y estaba entusiasmada para que llegara ese día, quería divertirme y olvidarme de todo el mal momento que pase con Cameron.

Ya todos se dirigían a sus clases, así que me despedí de mis amigos y me dirigí a la mía sin antes de decirle a Jonathan que me esperara en la salida para ir a comer juntos.

Un Papá Rebelde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora