Cool for the summer | J.V |

OO4

Desperté y el cuarteto aún seguían despiertos bailando y bebiendo, miré la hora en mi celular. 4:22 am. ¡Oh por Dios! Ya era demasiado tarde y estos continuaban con su desastre. Tallé mi rostro con mis manos y suspiré, me levanté del sofá y me dirigí hacía al gran mueble donde se encontraba el gran estéreo y lo apague, atrás de mí se escucharon tres quejas y un insulto, giré sobre los talones y me encontré con cuatros chicos que me fulminaban con la mirada. Los ignore completamente volviendo al sofá para dormir.

-Eres un aguafiestas -dijo Alan, su voz era casi entendible.

-Sip. -hipó Freddy.

-Son casi las cuatro de la madrugada y ustedes siguen haciendo desastre. -los regañé.

-No es tu problema, es nuestro. Así que mejor cállate. -dijo Joel, en regañadientes. Eso me dolió, realmente algunas personas son crueles cuando no andan en sus sentidos. El tal Adán volvió a poner música provocando que los demás echarán gritos alegres y siguieron con su baile y canto.

No aguanté demasiado, y salí hacia al patio trasero. El cielo estaba completamente negro.
Me senté en el suelo cruzando las piernas y observé un rato el cielo, quería estar ahora mismo en mi habitación, solo, esto me castraba mucho. Freddy según quería ayudarme en salir un poco y vivir la vida, pero todo era lo contrario, era un desastre, prácticamente me estaba obligando hacer lo que él quisiese sin importarle mi opinión o mi argumento. Pero él quería que una persona tan bizarra como yo quiera vivir como él está acostumbrado, Freddy quería recrear a un Alonso que ni siquiera sabe si tendrá un futuro personal.

Bajé mi rostro al hueco que hacían mis piernas al cruzarse, no sabía que hacer conmigo mismo.
Recordé al aquel chico del Seven Eleven, su piel lechosa y su cabello peligrosamente peinado, sus ojos no era la excepción: grandes y hermosos, en verdad fueron los primeros orbes que me encantaron en un afán.
Qué puedo decir al respecto, quedé fascinado, lo malo que no volveré a verlo jamás ni en pintura. Rezaría por verlos de nuevo.
Pero tengo otra duda: ¿cómo se llamará aquel chico de ojos bonitos? Muero por saber, por eso me entristece que no lo volveré a ver de nuevo.

Tal vez se llame Miguel o Cristian, a lo mejor que tal Raúl, quizás Fernando o Leonardo. Quién sabe. No estaré luchando, por la plenitud de la vida en eso.

[...]

Freddy, Alan, Joel, Adán y yo estábamos almorzando en el comedor a las tres de la tarde en la casa del susodicho amigo de par idéntico.
Los cuatro muriendo por la jaqueca que se provocaron, ahora que están crudos no puedo hacer ni un absoluto sonido porque sino ya andan regañándome por hacer ruido, pero quien los mando al embriague.
Toda esta mañana estuve buscando una farmacia para poder comprar unas miserables pastillas para el dolor de cabeza ya que los señoritos no aguantaban más.
Adán sigue con la serie de miradas para mí, la mirada penetrante de éste mi intimida hasta a los huevos, esque es la reverenda verdad, ¿quién no lo haría? Bueno, yo si.

Y así pasó todo el bendito día, ahora resulta que viviremos en la casa del susodicho y dejaremos el hotel a un lado, por lo que dijo Joel, Bryan no se enojaría para nada si nos hace Posada en su casa lo que a Alan, a Freddy y a mi nos convenció quedarnos en ella, así que mañana traeremos todas nuestras cosas porque hoy nos vamos de antro. Eso no me emociona para nada, y a ellos si, ni siquiera se han librado del dolor de cabeza y ya estaban planeando salidas.

-Entonces nos vemos en La quinta, ¿ok? -mencionó Joel, después de haberse tragado la poca comida que tenía en su boca.

-¿A qué hora más o menos? -preguntó Freddy.

-A las ocho cuarenta. -la voz de Adán es algo rasposa y gruesa, algo similar a la de Joel, pero la J es suave.

-Bien. -Freddy echó la silla hacia atrás y se levantó seguido de Alan limpiándose la boca con una servilleta.-Nos vemos dentro de unas horas.