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—Aquí es —se detiene enfrente de la pequeña casa y luego mira a Jos, quien tenía sus manos metidas en los bolsillos de su pantalón.

Habían pasado una hora platicando y bromeando en el parque, Alonso se sentía tan bien junto al pelinegro pero pensar que tenía entrar a esa casa sabiendo que ahí hay una presencia mentirosa y traicionera lo mataba, tenía que ser fuerte y afrontar las cosas como fuese posible.

—Te dejaría entrar pero ya es tarde —hace una mueca triste. Jos sonríe.

—No hay problema, aún así tengo cosas que hacer. —encoje los hombros.

—Bueno, entonces te dejo —reprime los labios.

—Esta bien —se acerca a Alonso un poco más, el menor se pone nervioso por lo que vaya hacer el otro. Jos ríe. —Tranquilo, no te haré nada malo. —murmuró, él estaba tan cerca del pelirrojo, se podría decir que casi roza sus labios. Alonso bajo su vista a los labios de Jos y tragó saliva, debía de admitir que quería probar esos finos y rosados pero no estaba en condiciones buenas ahora mismo.

—T–tengo que entrar, José —se apartó de él mirando la puerta.

—No me digas así. Dime Jos.

—Bueno. Jos —sonrió, y camino hacia a la puerta cuando tomó el pomo Jos le habló y volteó.

—Oye... —pausó.—Bueno...—Jos pausa de nuevo, pensando en las palabras que iba a decir— ¿Te gustaría ir al cine el viernes? —dijo tímido, José Canela ¿tímido?

Alonso mostró sus dientes color nieve.—Claro que si. Tienes mi número ¿no? Sólo avisame a qué hora. Adiós —y se adentró a la casa sonriendo, cerró la puerta y apoyó su espalda contra ella mordiéndose el labio. A pesar de todo, fue su mejor día, todo su mundo era dopamina, sentía ese cosquilleo en sus costillas. Era feliz cuando se trataba de él.

—Hola, Alonso.—una voz familiar lo sacó de su mundo, miró al chico y rodeó los ojos. —¿Por qué llegas a esta hora? —dice en tono seco, sentado en el sillón grande de la sala.

—Andaba por ahí. —hizo un gesto de fastidio. —¿Por?

—Nada más —alzó la barbilla un poco. —, solo recuerda que debías estar en reposo.

Revolotea los ojos Alonso.

—Ya paso, Alan. No fue tan grave.

—Ok.

Al parecer Alan estaba de mal humor, él no solía enojarse mucho pero cuando lo hacía te trataba de la peor manera solo que con Alonso no es tanto porque... bueno, le gusta Alonso.
Alonso camino hacia a la cocina y saco una lata de resfresco, volvió a la sala y se sentó a un lado de Alan.

—¿Qué tal tu día? —le pregunta Alonso a Alan, éste voltea a verlo.

—Aburrido, ¿y el tuyo?

—Pues... Neutral —contesta, alzando los hombros.

Una película romántica donde sale el actor cómico Adam Sandler, se reproducía en la televisión. Como si fuera la primera vez, esa era película que veía Alan y ahora acompañado de Alonso, quien tomaba su refresco tranquilamente.
Alonso se preguntaba que ¿dónde carajos estaban todos? Se supone que fueron por Bryan "Oh, Bryan" y deberían venir aquí porque es casa de él, no es que le urgiera que llegaran es que así tenía que ser, era obvio de que Bryan cargara maletas mas sin embrago, Alonso no se equivocó porque sin querer miró una parte de la casa y ahí se encontraban las supuestas maletas de su ex novio, suspiró, no sabía cómo iba a soportar estar viviendo en el mismo techo que él, le iba a resultar frustrante y abrumador y quizás estresante. Verlo todos los días, comer junto a él, respirar el mismo aire que él le iba a ser difícil vivir con ello. Regresó su vista a la televisión, Sandler hablaba con la chica rubia en una mesa de un pequeño restaurante, recordó cuando Jos se sentó enfrente de él en la cafetería y sonrió. Le fascinaba la idea de que todo eso haya pasado hoy.

Cool for the summer | J.V |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora