Capítulo 1

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Último día de clase, pensé que no llegaría nunca. Suena el timbre de la primera clase. Me tranquilizo pensando que solo quedan seis horas y seré libre, libre de hacer lo que quiera, cuando quiera, como quiera. Solo seis horas.

Entro en clase, me siento en el pupitre pintarrajeado por algún alumno que se aburre demasiado, hago el amago de sacar los libros, pero no he llevado mochila, es el último día, no creo que hagamos nada. Veo entrar a Mónica, mi mejor amiga, se acerca a mí casi corriendo:
-¡Ari! Chica he ido a tu casa a buscarte y no estabas, ¿Por qué no me has esperado?
-Lo siento Moni, se me ha pasado, he salido corriendo de allí en cuanto he podido.
-¿Pero está todo bien?- me pregunta arqueando una ceja.
-Sí, por supuesto.
En ese momento entra el profesor de Inglés.
-Luego hablamos.
Vi como se iba hacia su sitio y se sentaba.

Habían transcurrido diez minutos de clase, apenas hemos hecho algo, lo más interesante; hablar sobre que vamos a hacer esta vacaciones.
Si me pongo a pensarlo, todavía no sé que voy a hacer este verano... Solo espero que no sea aburrido.

Suena la campana, solo quedan cinco horas, ahora entra en clase el profesor de matemáticas. Tengo que reconocer que Eduardo, es el mejor de todos los profesores y el que mejor me cae.
Saca un libro de teoría en el que se puede ver la portada con el título que dice: "Acertijos y adivinanzas". Al leer el título me quedo sorprendida, adivinanza y acertijo ¿No es lo mismo? En fin, es una pregunta irrelevante.

-Bien chicos os he traído una adivinanza muy difícil de responder. Aquel que lo haga le subo un punto en el boletín de mi asignatura.- todos nos quedamos con la boca abierta, es raro que Eduardo suba la nota así porque si.
-Muy bien, ahí va: Dos hermanas están en el funeral de su madre una de ellas se enamora profundamente de un hombre que jamás había visto y que estaba prestando sus condolencias a los deudos. Las dos hermanas eran las únicas que quedaban ahora como miembros de esa familia. Después del funeral, y ya en la casa de ambas, una hermana le cuenta a la otra lo sucedido con aquel hombre. Inmediatamente, mata a la hermana ¿Qué creéis que llevó a esa hermana a matar a la otra?- todos nos quedamos sorprendidos, pasan cinco minutos y nadie da ninguna respuesta. Entonces el chico que se sienta detrás de mí, alza la mano.
Miro hacia atrás perpleja. Nunca me había fijado en él, la verdad es que es guapo, pero si le llaman "el chico solitario" será por algo.
-La hermana mata a la otra porque comprueba que ese hombre conoce a la familia, entonces piensa que si muere alguien más, puede que le vuelva a ver.
Eduardo se queda igual que nosotros, con la boca abierta, entonces responde:
-Muy bien, Odín.
-Solo Din, por favor, y sin acento en la "i". Llevamos todo un curso y ningún profesor es capaz de decirlo bien...
-Din, este acertijo se lo hacen a los psicópatas... Para comprobar si lo son...
-Eso significa que soy uno de ellos- sonríe y mira hacia la ventana.
Eduardo, después de esto, le cuesta seguir el ritmo de la clase. Yo, sin embargo, me quedo mirando a Din, él me hace una mueca y comienza a pintar la mesa en la que está sentado.

La tercera clase se me pasa más rápido de lo que imagino, y después de que toque el timbre salgo al recreo, Moni se acerca a mí:
-¿Has visto como ha respondido Din el acertijo ese?
-Sí, pero me ha parecido raro que supiera contestar...
Din pasa por delante de nosotras y se coloca un par de metros más allá, noto su mirada clavada en mi nuca, hago caso omiso y sigo hablando con Moni.
Al entrar en clase y sentarme, me da la sensación de que Din sigue mirándome, me dan ganas de darme media vuelta y decir que deje de hacerlo. Cuando me decido a ello, veo que está mirando hacia otro lado y comprendo que había sido una paranoia mía, suspiro y sigo prestando atención a la clase. Solo quedan tres horas.

Suena la campana de la ultima hora. Ya está. Se acabó todo. Soy libre.

Voy al servicio, cuando salgo Din está apoyado en la pared.
-¡Tú!- me dice con total tranquilidad, y me chista. ¿Quién se ha creído que es para hablarme así? Ni siquiera le respondo y paso de largo, entonces me agarra por el brazo y me gira
-¿Eres sorda?
-No, lo que pasa es que no soy un caballo y no me doy por aludida cuando me llaman así.- le digo sarcásticamente. Entonces noto como frunce el ceño.
-Bueno para la próxima te mando un mensaje, que a lo mejor te entras más.- me quedo cortada, ni sé que responder, así que digo lo primero que se me ocurre.
-¿Qué quieres?- soy idiota, definitivamente.
-Nada, solo saber por qué me miras tanto.
-¡Yo no te he mirado! Eres tú el que lleva todo el día mirándome, yo solo comprobaba algo...- digo en un susurro.
Él, se ríe y me suelta, me mira de arriba a abajo y se va.

SÓLO  TÚ Y YO, NOSOTROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora