Capítulo 5

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Me quedo en el porche esperando a Moni. Me siento en un banco que hay a la derecha de la puerta. Ésta se abre y aparece Din, solo han pasado diez minutos desde mi portazo...
-¡Bueno! El que faltaba...- digo levantándome de un salto.
-Tranquila fiera, venía a devolverte esto- saca del bolsillo de su pantalón mi móvil.

Rápidamente abro mi bolso para comprobar si es verdad lo que estoy viendo...

-¡¿Y tú que haces con esto, estúpido?!- le digo mientras le quito el móvil de la mano.
-Hey hey, sin insultar que yo no he hecho nada... Es más, me debes una.
-¡Ja!- le digo acercándome a su cara- yo a ti no te debo ni la hora, así que sigue soñando, peque.

Me doy la vuelta, pero antes de que pueda dar un paso noto como me agarra del brazo y me pone frente a su mirada, nuestras caras están a penas diez centímetros... Casi no puedo respirar...

-Ejem... Bueno... Mmm... ¿Ari?- dice Moni mientras me da golpecitos con la punta de su dedo en mi hombro.
-¿Sí?- le digo sin separarme de Din.
-¿Nos vamos ya? ¿O vas a tardar mucho?
-Sí, sí, nos vamos- pero sigo sin separarme de Din, no puedo moverme, ya no me agarra... Pero no quiero separar la mirada de sus ojos. Esos ojos...
Moni me agarra de la parte de atrás del vestido y tira, tengo que reconocer que la chica tiene fuerza.
Da un tirón y por fin puedo moverme.
Vuelvo la cabeza atrás y lo veo que me observa con media sonrisa...
Salimos en dirección al metro...
-¡Tía, pensaba que iba a tener que llamar a una grúa!- me dice con cierto tono burlón
-Joder, es que no sé que me ha pasado... Te juro que intentaba moverme pero no he podido...
-¿Te gusta mucho verdad?- me mira directamente a los ojos.
Aparto la mirada, intentado esquivar la pregunta, pero le respondo...
-¿Se nota mucho?
-No... ¡Qué va!- responde irónicamente.
-Es que no sé que me pasa... Cada vez que estoy con él, desconecto...
-Mira, lo que tienes que hacer es decírselo, tal vez él sienta lo mismo por ti.
-Que dices tía, imposible...
-Oye, quién sabe...
Resoplo y meto el ticket en la máquina para que se abran las puertas, espero a que Moni haga lo mismo, bajamos por las escaleras mecánicas y nos sentamos en el banco más cercano a esperar al tren.
Abro el bolso y miro mi móvil, que no lo he cogido en toda la noche. ¡Joder no hay cobertura! Tendré que esperar a llegar a casa...
Miro al rededor, es bastante tarde así que no hay mucha gente en el metro, excepto un par de chicas al otro lado del andén.
-Levanta, ya viene- me dice Moni poniéndose de pie. A esta chica algo la pasa, para lo habladora que es, no me está dando mucho el coñazo...
Nos acercamos a la puerta y pulsamos el botón, las puertas se abren y entramos en el último vagón.
¡Ay no! ¡No puede ser! ¡Otra vez no!
-¡Qué casualidad! Otra vez la Monicaca y su perrito faldero- ¿Porqué me haces esto Dios? ¿Qué he hecho para merecerlo?
-Laura, por favor, no empieces otra vez...- le digo intentando poner paz, porque a la que no veo con ganas de nada es a Moni.
-¡Tú cállate!- me bufa Laura.
-¡Bueno ya está bien! Tú no eres nadie para decirle que se calle- le dice Moni a Laura dándole  con el dedo en el pecho.
-Moni déjalo no tiene importancia...
-¡No Ari! Es que ya estoy harta
-Huy, Monicaca la rebelde- interviene Laura.
El tren llega a la estación, creo que ya llevamos cinco recorridas.
-Bueno yo me bajo aquí no vaya a ser que se me pegue algo de la Monicaca- dice Laura bajando del vagón.
Moni abre su bolso y le lanza a la cabeza el estuche del maquillaje, tengo que reconocer que tiene buena puntería porque le ha dado en toda la nuca, Laura se gira y se dispone a volver a entrar en el vagón, pero llega tarde y las puertas se cierran y el tren arranca, Moni le dice adiós con la mano y le lanza besos con una sonrisa de oreja a oreja.
-Joder, me he desahogado...
-No, si ya...
Moni me mira a lo ojos y veo cómo le brillan... Pienso que va a empezar a llorar. Pero suelta una carcajada, su risa es pegadiza y me uno a ella.
La verdad es que me ha hecho gracia...
-Tienes buena puntería eh- le digo quitándome una lagrima del ojo.
-Es la primera vez que tengo tanta, y lo del beso y la despedida con la mano, ha sido calculado, pensé que lograba entrar.
-Sí, tía, y la cara que ha puesto la muy lerda... Madre mía... ¿Cómo la naturaleza puede dar seres como eso?
-A mí no me lo preguntes, que el fallo no fue mío, la culpa es de los padres que no sabrían lo que es un preservativo...
-Joder Moni que burra que eres hija- le digo riéndome todavía más
-Pero es la verdad.

Digan lo que digan, Moni es mi amiga y la quiero, tendrá sus defectos y será burra, pero es la mejor. No sé qué haría sin ella...

SÓLO  TÚ Y YO, NOSOTROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora