IX

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No más (Segunda parte)

Se escuchan sollozos en la habitación. Hay una mujer en el suelo, a pesar de que está en posición fetal se ven sus ojos color chocolate llenos de miedo, su cabello castaño está mugriento y enmarañado, parece un cadáver, un maniquí, su inmóvil cuerpo esta lleno de moretones. Un hombre se ha acercado, se tambalea de un lado a otro, aparentemente está borracho, ha tenido que apoyarse en una pared durante unos segundos esperando a que su mareo se pase. Se ha terminado de acercar al cuerpo de la mujer. Ha comenzado a golpearla. Su mirada irradia odio. Con su mano derecha le agarró el cabello y la levantó del suelo. Cerró su otra mano en un puño y conecto un puñetazo en la mandíbula de la mujer haciéndole un corte en el labio inferior. La tiró nuevamente al suelo y pateó su abdomen. Su boca sangra, su mirada luce cansada. La piel de sus párpados y áreas cercanas comienzan a adquirir tonos verdosos. El hombre sigue golpeándola de manera salvaje hasta que el sudor cubre toda su espalda y su torso. Patea una vez más a la mujer en la cara antes de subir las escaleras en espiral que conducen hasta su habitación. Una vez ahí se acuesta en su cama sin ponerle cuidado a su ropa y cuerpo llenos de sangre ajena.

En la planta baja cerca de la cocina la mujer yace en el suelo, se queda ahí. Horas después cuando su cuerpo ya no está tan adolorido se levanta con paciencia y se dirige a la cocina. Humedece un paño y comienza a pasarlo por su adolorido cuerpo para quitar la sangre, mientras comienza a fantasear.

¿Cómo sería mi vida si no fueras tan violento? ¿Cómo sería mi vida si no fuera tan sumisa? ¿Cómo sería mi vida si fueras amoroso? Así como al inicio. ¿Cómo sería todo si no fueras tan tú?

De la mesa agarró un cuchillo, ese que había puesto en la mesa para que su marido comiera, pero no, el reventó el plato contra el piso y como todas las noches despreció su comida. La mujer subió lentamente las gradas, una a una. Cada paso estaba lleno de amor, sí, amor. Amor por el hombre que estaba en su habitación. Amor por el hombre que desde algunos años atrás dejo de amarla sin razón aparente. Amor por el hombre que la golpeaba día tras día. Amor por el hombre que ahora era un monstruo con disfraz de humano.

Terminó de subir y se quedó observando a su hermoso marido desde el marco de la puerta de la gran habitación. El filo del cuchillo se clavaba en la palma de su mano. Suavemente, sin hacer mucho ruido, se subió sobre las caderas de su marido el cual balbuceaba un poco entre sueños. Cuidadosamente le dio un giro en el aire al cuchillo y lo agarro del mango. Pocos segundos después atravesó el pecho de su amado marido. Le había atravesado un pulmón y él no podía respirar, por la comisura de sus labios bajaba un hilo de sangre. Dulcemente besó a su esposo como no lo hacía hace años. Él conecto su mirada con la de su esposa. Sus ojos expresaban tristeza, comprensión y arrepentimiento.

¿Cómo explicarle que aún la amaba? ¿Cómo explicarle que por cosas que estaban fuera de su alcance se había vuelto ese tipo de hombre? ¿Cómo expresarle esa felicidad al ver que aún lo amaba después de todo lo que le hizo? ¿Cómo explicarlo?

El corazón del hombre finalmente dejó de latir. La mujer se percató de ese echo y comenzó a llorar. Arrancó el cuchillo del pecho de su amado y muerto esposo. Cuidadosamente y adormecida por la tristeza, trazó una profunda línea vertical que iba desde su muñeca hasta casi su codo. Hizo lo mismo a sus dos brazos. Sangre salía de sus heridas, pero eso ya no tenía importancia para ella.

«-Hey Nick, ¿Es esto el "más allá"? No logro ver nada. Creo que he ido a eso conocido como el "infierno". Es que en el único recuerdo que conserva mi mente, estoy agarrando con mis manos el cuchillo que aparentemente te quitó la vida. Eso es imposible ¿Cierto? Es que yo te amo. Jamás haría eso. Incluso siento tus brazos rodear mi cuerpo. No es posible que hayamos muerto.»

Pero la deidad del Vacío se ha apiadado de esa pareja que torturó durante tantos años. Ha dejado sus almas en el Vacío inmunes a la "destrucción". Ha dejado que pasen la eternidad abrazados, así aunque no puedan hablarse, se tendrán el uno al otro.

Pequeña InspiraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora