Meredith
Tocaba mi propio brazo acariciándolo mientras pensaba en la cara de Andrew en enterarse qué iba donde iba a combatir. Él no digo nada. Sólo se fue al saberlo.
Daba vueltas en la cama pensando en su rostro, en lo tonta que era, admitelo. Él pasa de ti, no le gustas ni nunca lo hará, dejale.
Daba otra vuelta en la cama. No quería dejar de hablar con él, es qué no puedo, el prefiere ser odiado, tiene miedo. Él es desconfiado y no quiere recibir afectividad por lo mismo.
Di otra vuelta en la cama. Pero no le gustas Meredith, dejale pesada.
Estampaba mi almohada contra mi cara por segundos y luego me levantaba de la cama echando mi pelo rubio.
Comeré y dejaré de pensar.
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Incluso comiendo esos fideos chinos que me preparé estaba pensando en Andrew. Soy tonta y necia, nunca he pensando en ningún chico como él y eso qué no somos nada. Nada.
Llamaría a Sheila para hablarle de cualquier cosa pero ella estaba en la boda de su primo y yo en mi casa me partía de la risa sola, si de la risa. Si claro.
El combate sería este sábado, y no he estado más distraída en la universidad que nunca. Pero a la vez atenta por los apuntes, se lo tenía que dar a Sheila.
El mundo no se acababa por un combate, es una tontería, es decir, solo tendré que acompañarle en un combate y ya otra vez.. evitarle, como él desea.
Pero no podía, sinceramente.
Entraba en el gimnasio bebiendo el recién café qué me compré y Joey venía hacía a mí guiñandome un ojo. Cerró luego sus ojos como si hiciera algo.
—Que olor tiene ese café.—Dijo él maravillado por el olor de el café y abrió sus ojos mirándome.—
—Hm.—Despegue los labios de el vaso y le ofrecía.— Quedatelo si quieres, puedo comprarme otro.—
—¿En serio?—Me quitaba el café de golpe y se lo bebía de repente mientras cerraba sus ojos. Luego los abría despegando los labios de el vaso y me miró sonriente.—Tiene un sabor como azúcar y nubes.—
—Exagerado.—Negaba mientras me reía y metía un mechón de mi pelo rubio detrás de la oreja. Andaba por delante de él para ir al vestuario pero Joey me perseguía.—
—Oye Meredith.—Dijo acelerando el paso y se puso frente mía.— ¿Y Sheila?—
—En la boda de su primo, ¿No te lo dijo?—
—No me dijo nada, dejemos de hablar desde hace dos semanas, no sé que le ocurre conmigo.—
—Ah pues ni idea.—Dije haciéndome la tonta y me encogía de hombros.—
—Si la ves solo dile que me gusta mucho, ¿vale?—
—Hm.—Sonreí ampliamente al escuchar lo que digo sobre mi amiga y le miraba.— Se lo diré si tú me compras otro café.—Abría mi bolso buscando el dinero y le di un billete de cinco dólares dándoselo.—
—¿Me puedo comprar otro café si sobra dinero?—
—Que si.—Dije riendome y vi que se iba corriendo.—
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Un Golpe Duro.
Любовные романыUna futura enfermera llamada Meredith de 22 años.. está harta de trabajar de bar en bar para pagarse sus estudios. Ya qué también quería poner en práctica su carrera tendría que buscarse un trabajo que pudiera hacerlo. ¿Dónde podrían herirse? En un...
