¿Por qué mamá nunca podía entenderme?
Se que hago las cosas verdaderamente mal.
Me meto en problemas la mayoría de veces, y mi madre tiene que asistir para firmar mi expulsión cada vez que hago un falta grave.
Yo ya tenía dieciocho años para ser un chico problemático...
Pero no es mi culpa.
Me siento en una burbuja, atrapado, en mi mundo.
En un lugar que parece que no pertenezco.
Admiro a papá muchísimo por que es un buen doctor y quiere que sea como él de mayor.
A mi también me gustaría ser doctor.
Pero, en otra parte...
Es como si quisiera explorar el mundo antes de saber lo que seré el resto de mi vida.
Todo no estaría tan complicado si mamá quisiera escucharme pero no lo hace.
Mamá y papá no estaban.
Fueron a una cena de reunión de cena de médicos.
Porque mi padre iba abrir su propio hospital, es decir, sería el director y cuando el muriese yo me encargaría de ello.
Pero eso tiene que pasar mucho tiempo.
Escuchaba que la puerta estaban tocando y decidir bajar.
Sólo estaba en pantalones de chándal de color gris, puede que sea Zac, a ver que querría.
Bajaba las escaleras lentamente hasta llegar a la puerta y abrirla.
Era Daisy.
Ella tiene dieciocho años, como yo.
—He venido.—
Me quedaba mirándola de arriba abajo y me apoyaba en la puerta.
—Dime.—
Ella entraba como si nada y alzaba mis cejas flipandolo.
Es mi casa.
Idiota.
Cerraba la puerta de repente y en quedaba mirándola.
Daisy era la chica maciza de la vencida.
Castaña con mechas rubias y flequillo despuntado.
Alta.
Cuerpo voluptuoso.
Me gustaba.
Pero podía llegar a ser...
—¿Aún sigues enfadado por lo del otro día?—
—Para que me voy a enfadar si no vas a cambiar.—Dije en tono pasota, andaba por delante de ella y subía las escaleras.—
—Esa noche estaba con unas amigas en su casa, te lo juro.—
Me paraba en las escaleras girandome y la miraba.
—Si, claro, y el inútil de Damon te esperaba abajo con su coche, ¿Crees que soy tonto?—
—La llamaron ellas, yo sólo pensaba en una noche de pijamas.—
Rodaba mis ojos.
—Daisy si solo vienes para decirme esto te podrías ahorrado en venir.—
Ella negaba riéndose pícaramente y subía las escaleras.
Se puso a dos escaleras más adelante que yo y me agarraba la mano.
Me llevaba hasta mi cuarto cerrando la puerta y me besaba de repente.
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Un Golpe Duro.
RomantikUna futura enfermera llamada Meredith de 22 años.. está harta de trabajar de bar en bar para pagarse sus estudios. Ya qué también quería poner en práctica su carrera tendría que buscarse un trabajo que pudiera hacerlo. ¿Dónde podrían herirse? En un...