Meredith
Estaba en la casa de Andrew donde vivíamos juntos. Había llegado después de aquel funeral. Sólo me quedaba pedir que este día terminará. Me sentaba en ese sofá grande de manera derrotada. Me quedaba mirando al frente. Esto no podía estar pasando. Apretaba mis ojos fuertemente para no llorar pero era inevitable. Prometí a mi misma para no llorar pero estaba llorando. Es que Andrew
...Ya no está en este mundo.
Al pensar ese pensamiento tan realista y depresivo. Escuché que tocaba el timbre. Suspiraba al escucharlo mientras frotaba mi ojos y me levantaba del sofá. Sería Joey y Sandra seguramente. Cuando abría la puerta. Casi me iba a caer al suelo. Pero la persona que estaba frente mía, me sostenía corriendo con sus brazos hasta levantarme. Me ponía de pie por la ayuda de esa persona y me quedaba mirándole como un milagro.
—Un poco más y te caes.—Decía riéndose levemente mientras agarraba mis brazos.—
Tartamudeaba mientras miraba como tocaba mis brazos y luego dejaba de agarrarlos.
—Andrew.—Dije su nombre en un susurro.—Si tu estás.. muerto.— Andrew se reía a carcajadas mientras entraba en casa como si nada y cerraba la puerta.
—Las rubias tenéis malo chistes pero este me causó gracia.—Me miraba con una mirada brillante y su sonrisa mostraba sus dientes.— ¿Como voy a estar muerto? Acabo de venir del hospital, estoy totalmente recuperado.—
—Eso es imposible, tu no podías.. tu estabas para quedarte en..—
—¿En sillas de ruedas toda la vida?—Preguntaba retóricamente.—Lo sé, por eso estoy recuperado.—
—Andrew, me estás confundiendo, me estás..—Ponía una mano en mi frente, volviendo llorar desesperada.—
¿Que clase de broma era esta?
—Meredith no llores.—Su voz sonaba con firmeza mientras negaba.— No es bueno para nuestro futuro hijo, saldrá llorón.—
Lloraba más mientras colocaba mis manos en mi rostro. Acabo de verle en su tumba. Muerto. No le dije de nuestro hijo..¡NO LE DIJE NADA!
Y en ese momento de desesperación. Las manos de Andrew estaban en mis manos, retirándolas de mi rostro despacio y me miraba feliz.
—Meredith no estoy muerto pero tampoco estoy en este mundo.—Sus palabras parecían serenas y tranquilizadora, colocaba una mano en mi rostro.— No te puedes imaginar en el lugar que estoy, todo es tan bonito, no hay explicación para en el paraíso que me encuentro.—Cada palabra que salía de su boca salía con alegría y sus ojos estaban brillosos.—
—¿Que voy hacer yo ahora sin ti?-Preguntaba entre lágrimas mirando su rostro.—
—Nunca estarás sin mi, por qué siempre estaré contigo y con nuestro hijo.—Acariciaba mi rostro con ternura.— Siempre te voy a querer Meredith, pero ahora he de irme.—
Andrew se alejaba de mi yéndose hacia la puerta de casa y abría el pomo de la puerta. Al abrir la puerta, todo estaba en blanco. Entraban rayos de luz, como si fuera el otro lado. Fui tras él mientras Andrew se adentraba.
ESTÁS LEYENDO
Un Golpe Duro.
RomanceUna futura enfermera llamada Meredith de 22 años.. está harta de trabajar de bar en bar para pagarse sus estudios. Ya qué también quería poner en práctica su carrera tendría que buscarse un trabajo que pudiera hacerlo. ¿Dónde podrían herirse? En un...