Capítulo X - Choque de poderes

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Eran místicos. Con poderes opuestos. Lo nuevo y artificial contra la experiencia y la soberbia. Solo pedían una oportunidad para asestar el golpe final. Su hambre de poder no les permitía percatarse que habían seres a su alrededor que no resistirían tal impacto.

Sebastiano yacía en el suelo. Víctor Tosen no tardó en reaccionar y tomándolo del tronco lo alejo del lugar. Por su parte Aldor solo observaba el panorama.

Rodeándose como si alguno escondiera unas banderillas, uno estudiaba los movientes del otro. Así hasta que Mena se detuvo y abriendo los brazos dio inicio a una serie ataques sumamente potentes los cuales el contrincante con dificultad lograba esquivar. Por instinto, Dios-dado intentaba librar un puño cerca de Mena pero era inútil, su enemiga era muy audaz en la contienda. En pocos minutos, los golpes comenzaron a ser más equitativos. Mena cansada de tanto juego, retrocedió.

Veremos si puedes resistir, esto – alzando los brazos como si un peso enorme cayera sobre ella.

Dios-dado asombrado ya se preparaba para lo que venía.

Una serie de luces desencadenadas se dejaron ver desde lo más alto del firmamento, su destino era desconocido. No se podría decir donde iba a parar el resplandor.

Como forzado a recibir el impacto, Dios-dado, cruzó sus brazos formando una "X", con la intención de detener aquel poder.

Haz de luz que emanas del cielo. Hazme sentirte en todo mi ser. ¡Envuelve mis manos con tu manto resplandeciente y hazte presente! ; finalizó su canto concentrando todo su poder hacia su enemigo. La explosión fue inmensa, vientos huracanados renacieron de entre lo más profundo del bosque afectando no solo a Dios-dado, también a los espectadores de esta candente lucha.

El humo se disipaba, a cierta distancia se podía ver a Dios-dado aun de pie pero con heridas de cierta preocupación.

¿Eso es todo lo que tienes?- atinó a decir.

¡No puede ser!, con ese ataque no debería haber quedado ningún rastro de tu miserable ser.

Ya ves que no es así. Mírame. Fue bueno, ahora es mi turno.

No paso un segundo luego de las últimas palabras que se dijeron, y Mena, aquella imponente Diosa lunar quedó rendida a los pies de Dios-dado. Un indescifrable golpe había alcanzado su objetivo. ¿La Diosa había caído? ¿Era todo? ¿Se terminó aquí la venganza de los Sátiros contra los habitantes de Toul?, ciertamente...no.

Casi acabada, Mena aún tenía energía para lanzar una larga carcajada en tono muy burlón.

Veo que aun sigues con vida, hasta tienes ánimos para reír. Creo que tendré que asestar el golpe final – dijo muy seguro Dios-dado.

"Una fuerte corriente invadió mi cuerpo. Inmovilizado y con mucho esfuerzo podía mantenerme en pie. Preguntas sin respuesta viajaban por mi mente. ¿Dónde está Mena? había desaparecido del lugar. Sentí como si una lanza traicionera estuviera atravesando mi espalda".

Rápidamente cayó de rodillas al suelo. Desde sus ojos brotaban lágrimas de frustración. Lagrimas que reflejaban una situación que nadie podía entender. Su momento había llegado.

Sus compañeros aun desconcertados con lo sucedido, apenas podían creer lo que estaban viendo. No aceptaban el hecho de que Dios-dado resultó el perdedor del encuentro pero la batalla había concluido. Dios-dado no se reincorporo más, su cuerpo se encontraba inerte en el suelo. A lo lejos, se veían llegar a los jinetes de la muerte con el objetivo de apropiarse de su alma y desaparecer entre los confines de la existencia. Su destino estaba sellado.

"Mi nombre siempre fue recordado. Me bautizaron como Dios-dado. Aquel nombre del que solo puede ser portador en estas tierras un ser enviado por un ente superior. Mis aventuras llegaron a su fin y no culpo a nadie; subestime a mis enemigos y he aquí el precio que estoy pagando. Mi vida se apaga, mis sueños quedaron atrás. Nunca existió alguien a quien quiera o ame; toda mi vida la pase al lado de hechiceros de mal vivir. Mal día escogí para reivindicar y olvidar todo mi pasado. Mis compañeros de aventura, aquellos con quienes pude conocer el verdadero significado de la palabra amistad, con los cuales pensé forjar lazos muy fuertes y llegar a ser inseparables. Lamentablemente todo termino aquí. Hice todo lo que pude...Capitán Olcer."

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En un lugar más alejado del bosque

Bien hecho muchachos, ese hechicero habría sido un problema si no hubiéramos intervenido. Vamos, curemos sus heridas y sigamos con la segunda parte de nuestro objetivo.





La ninfa del bosque "La contienda"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora