XI - Nícolas y Zara

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Mientras Nícolas se encantaba con todo lo que ocurría a su alrededor, Zara temía por él. Sabía que si fuesen aprisionados por Merko, el futuro de su amado sería incierto. El famoso Capitán estaba al servicio del Consejero Mirov y ella, así como todo su equipo, desconfiaba de las reales intenciones de este. También estaba atraída por la belleza y bondad de Nícolas y llevarle sano y salvo, siguiendo las órdenes del Rey y de su consejero Kenan, era su mayor deseo. Ella nunca sintiera tanto afecto por alguien antes. Siempre procuraba mantener el foco en sus misiones. Pero, aquella vez los sentimientos eran demasiado fuertes para ser dejados de lado.

Zara había estudiado todo sobre el muchacho; todos los registros y la fuerza de sus linfocitos N. Ella le observó atentamente antes de tener el primer contacto. Desde el Planeta Vida, la doctora aprendió a admirarle y ahora Nícolas se había hecho real en su existencia. Sabía que el joven nunca había tenido novia. Cuando conocía a una chica, le gustaba hablar sobre las estrellas y casi siempre incluía alguna explicación científica en sus conversaciones. Ellas acababan por dejarle hablando solo.

En cuanto a Zara, también tenía dificultad en relacionarse con otros hombres en su planeta. Cuando empezaban a conversar, ella escudriñaba la mente y el corazón de ellos, para ver si algo la atraía y, la mayoría de las veces, sentía que eran personas superficiales en relación a sus ideas y sus objetivos amorosos.

Eran muy parecidos, a pesar de tan opuestos.

***

Drako entró en contacto con el Consejero Kenan, responsable por la misión del equipo científico comandado por Sivoc, y fue avisado de que el comandante Merko ya estaba en Los Ángeles. Se aproximó entonces a los otros tripulantes y reportó:

— Comandante, la Star Hunter ya está en la Tierra y el Capitán, junto a sus hombres, está rastreando la ciudad de Los Ángeles en búsqueda del muchacho. ¿Qué debemos hacer?

— Tarde o temprano, descubrirá donde se encuentra nuestra nave. Tenemos que encontrar un modo de escondernos en algún otro lugar, exento de sospechas. En cuanto a la nave, no hay manera de esconderla de Merko.

Oyendo la información sobre el peligro inminente, Zara empezó a sentir palpitaciones en su corazón y a sentirse nerviosa. El miedo subió por su espina dorsal y empezó a sudar frío, quedándose con la frente mojada. Los otros extraterrestres se miraron los unos a los otros por un momento.

Hasta las puntas de los dedos de ella pulsaban y eran tantas las sensaciones que mal podía pensar en todas al mismo tiempo. De repente, no conseguía tragar bien y creía que alguna cosa terrible ocurriría. Por un instante, Nícolas la miró y vio que estaba pálida. Pensó en cómo podría ayudarla; se acercó y la abrazó para intentar calmarla, demostrando su cariño. Zara se sintió protegida y pasados algunos minutos, ella empezó a controlar la situación y parecía hasta gustarle la adrenalina que circulaba en su organismo. Poco a poco fue volviendo a lo normal.

El joven se quedó impresionado con las alteraciones de comportamiento de la doctora:

— ¿Qué es lo que te ha pasado?

— No te preocupes Nick. Eso me ocurre de vez en cuando. Al principio moría de miedo y entraba en pánico, pero ahora sé que no va a pasarme nada y hasta me gusta un poco la sensación de energía temporal que eso me proporciona. Es una crisis de ansiedad. Me he puesto nerviosa al saber que Merko estaba cerca. En nuestro planeta, todos saben que es muy eficaz en sus misiones.

— Los seres humanos de la Tierra también sienten estas reacciones, principalmente en situaciones estresantes — respondió el muchacho — pensé que estos problemas psicológicos, como crisis de ansiedad y depresión ya no existiesen en el futuro.

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