Los Hijos del Tiempo

VI - La Misión

Nícolas no sabía mucho de lo que pasaba y mostraba un semblante preocupado frente a tantas revelaciones impresionantes.

¡Era mucha información para una sola cabeza! Se mareó, con todo lo que había descubierto. Zara le invitó a sentarse y después de descansar y recuperarse, él preguntó:

— ¿Cómo conseguisteis crear brechas en el tiempo y los agujeros de gusano? ¿Cómo es la real apariencia de los seres humanos del futuro? ¿Y este nombre, planeta Vida, por qué no mantuvieron el nombre Tierra, aunque fuese en otra galaxia?

— ¡Calma Nick, ya vamos a explicártelo todo! — Le repitió ella una vez más.

— ¿Cómo quedarme tranquilo en medio de tantos descubrimientos? ¿O será que estoy alucinado en algún hospital psiquiátrico? Tal vez haya enloquecido y en breve vuelva a mi vida normal...

El muchacho quería respuestas a muchas cuestiones, pero la pregunta principal aún martilleaba en su cabeza. ¿Por qué había ido a parar allí? ¿Qué podría haber de especial en él, un simple estudiante y admirador de las estrellas?

Los tripulantes de la nave se miraban los unos a los otros. Nícolas miraba atentamente a Sivoc, esperando las explicaciones prometidas y esforzándose para entenderlas.

— En verdad, Nícolas, tú posees una defensa orgánica totalmente diferente a la de los otros seres humanos — contó Sivoc. — Esta característica singular te convirtió en objetivo de estudios en el futuro.

¡El joven se quedó atónito con la revelación!

"¿De qué forma seré diferente de todos los otros seres humanos?"

— Las informaciones sobre ti, contenidas en los archivos médicos y compartidos en las redes, te hicieron conocido como el portador de la defensa biológica más poderosa entre todos los seres humanos de la Tierra — El comandante continuó sus explicaciones mientras el chico le miraba atentamente, ávido por saber más. — Tu sangre contiene una serie de linfocitos extraordinaria, que ningún otro ser posee. Tal serie fue llamada de linfocitos N, y te hace inmunológicamente fuerte contra infecciones y enfermedades de todos los tipos.

Nícolas pensaba que todo tenía sentido ahora. A fin de cuentas, mientras varios colegas tuvieron gripes y otras enfermedades comunes en la infancia y adolescencia, como virosis, él nunca tuviera nada. Hasta fingía algunas indisposiciones para faltar a clase, pero en realidad nunca se había puesto enfermo de verdad.

Su madre le llevaba al pediatra para hacer exámenes periódicos de rutina, pero los resultados siempre eran negativos para todas las enfermedades. Recibió las vacunas como todos los niños, pero ni una simple gripe pillaba.

Al conversar con las otras amigas, Lorena oía las quejas sobre faringitis y gripes fuertes de los niños y se avergonzaba por no tener nada que contar sobre su hijo. Le daba miedo decir que él nunca pillara nada para que no despertase el interés de los médicos, que podrían querer estudiarle en algún centro de investigación. Mejor dejarle así, saludable como siempre fuera.

Sivoc continuó:

— Los científicos del futuro concluyeron que había ocurrido alguna mutación genética en tus células de defensa, lo que explicaría cómo tu organismo consiguió desarrollar este poder de cura.

"Creo que ya sé lo que ellos quieren conmigo. ¡Seguro que van a querer hacer experimentos con mi sangre en su planeta! Van a querer disecarme como los científicos hacen aquí con los ratones de laboratorio. No quiero viajar con ellos. Necesito encontrar un modo de escapar de aquí. ¡No puedo perder a mi familia a la que amo! ¿Pero cómo huiré?"

Zara se daba cuenta de la angustia del muchacho y le pidió a Sivoc que continuase persuadiéndole:

— Por favor, explícale pronto nuestros propósitos. Él es una buena persona y entenderá que somos sinceros.