XXI - El Destino de Silion

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Merko anduvo por la sala admirando el lugar aseado. En la esquina pudo ver las llamas de una hoguera encendida que proporcionaba un aire acogedor al ambiente. Sobre un aparador había retratos del Mayor con Lorena, su esposa. Ella exhibía cabello con rizos dorados, cutis blanco suave como un melocotón y belleza digna de una diosa.

— Vamos querido, toma un baño caliente. Ya está todo preparado allí arriba, pero date prisa, porque la cena está deliciosa y he encontrado aquel vino tinto que tanto te gusta — dijo Lorena con una voz seductora.

Sin decir una palabra, subió como un siervo y tomó su baño caliente. Volvió rápidamente y pronto se dio cuenta de que el sonido que emitía era la voz exacta del Mayor. Pensó en cómo la Ingeniería Genética y la nanotecnología funcionaban bien.

— ¿Vamos a cenar amor? Hoy estás tan callado. ¿Ha pasado algo?

— No, sólo estoy exhausto — respondió Merko, preocupado con su amigo Silion.

De todas maneras, él sabía que conseguiría entrar en la base militar con los rasgos del Mayor solamente por la mañana. Le restaba descansar porque sabía que la misión del día siguiente sería muy difícil.

— Espera que después de la cena te haré aquel masaje que te encanta — dijo la bella mujer.

Él, entonces, probó el sabor de aquel vino delicioso con la cena y, enseguida, empezó a bostezar mostrando el cansancio. Después, subieron al cuarto, cuando Lorena empezó a besarle.

Él no consiguió resistir a los labios de aquella mujer atrayente, sintió su perfume aromático y comenzaron a amarse. Merko nunca apreciara momentos tan singulares como los que probó aquella noche.

Cuando despertó, vistió el uniforme del militar y se puso en camino de la base, pensando únicamente en salvar a su amigo. Lorena despertó y ya no había nadie a su lado. Cuando fue a la puerta para buscarlo, encontró un brazalete diferente a todo lo que había visto en el planeta Tierra. Con el objeto en la mano, dijo:

— Debe haberlo dejado caer e debe haber ido a la Base.

"¿Dónde estabas Merko? Por un instante pensé que ya te habías ido. Estoy en apuros y parece que el experimento es inminente. La agitación aquí es grande" — dijo Silion preocupado.

"Aguarda, estoy en camino" — respondió prontamente.

Con las insignias del militar, entraría en la base para un reconocimiento, pues necesitaba calibrar las coordenadas de teletransporte para llegar a su amigo y después encontrar un modo de huir. No podía simplemente teletransportarse, pues no conseguiría acceso a ninguna información en cualquier red de computadores sobre el lugar súper secreto. Hasta la existencia del lugar era ignorado. Si intentase teletransportarse sin la correcta orientación podría entrar dentro del suelo y ahogarse perdiendo la vida.

Uno de los soldados de la garita le pidió sus documentos:

— Señor Mayor, nosotros ya le conocemos, pero tenemos que cumplir el protocolo.

— Sin problema soldado, aquí están mis credenciales — respondió Merko, entregándole los papeles que estaban en el vehículo.

— Permiso para entrar, Mayor — dijo el soldado mientras todos los guardias se ponían firmes.

Merko les saludó de vuelta. Leyó la mente del soldado verificando los caminos que tendría que recorrer para llegar a su amigo. El Capitán sabía que su arma laser era muy poderosa, pero también comprendía que sería difícil luchar con todos los soldados, por eso necesitaba una buena estrategia.

Ya infiltrado en la base, se cruzó con uno de los hombres de blanco que se ocupaban de su amigo Silion. Penetró en la mente de uno de ellos y descubrió que él estaba a camino del laboratorio de investigaciones alienígenas. Este era el sujeto en el cual necesitaba transformarse...

Los Hijos del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora