4: Amnesia.

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Lo siguió por el pasillo hasta el vestíbulo donde el rizado se pasaba las manos por el cabello. Parecía nervioso.

—Harry ¿Qué diablos fue eso? —le espetó con la bandeja del té en las manos.

—No...

—Debiste haberle dicho. No le mientas ahora, ella cree que si te vera mañana y ¡no quiero decepcionarla!

—¡Porque lo hará! Me verá mañana —dijo con seguridad aunque el nerviosismo teñía cada palabra de su boca.

—¿Ah si? ¿Como te verá, por videollamada? Creí que te irías a Los Ángeles —Louis estaba muy enojado y quería una explicación.

—Y ese era el plan pero...

—¿Qué?

—¿Es que no te diste cuenta, Louis? —Harry se le quedó viendo con exasperación. Louis parecía enojado, no, frustrado. Con el cabello desordenado y cada mechón apuntando en una dirección diferente. El castaño no parecía entenderlo, así que Harry suspiró y le dijo: —Auren no recuerda lo del divorcio.

Que pronunciara la última palabra hizo que un espasmo recorriera su espalda.

Aquello era lo que tanto le incomodaba, que Harry se iría y le recordarían a su niña que no todo era color de rosa después de todo. Que sus padres estaban divorciados. Pero ahora el rizado había cambiado de opinión a última hora y resultaba que se quedaría en Londres.

Louis apretó la mandíbula.

Todo había empezado hacia casi un año. Habían pasado ya un largo tiempo desde que la banda que los hizo famosos había terminado. Los chicos continuaron por muchos años y marcaron su éxito en la música, pero mientras pasaban los años, se notaba que no eran los mismos adolescentes de del principio y terminó ocurriendo lo que todos sabrían que pasaría: se separarían. Solo que sus fans ya estaban satisfechas de su trabajo y ellos sabían que era hora de ponerle un fin, pues nada era para siempre. Cada quién había tomado su camino, casándose y formando familias como siempre habían querido. Harry y Louis habían hecho pública su relación cuando la banda había terminando; hubo una explosión en todos lados y como era esperado fue algo impactante. Se casaron públicamente después, haciendo de Niall y Liam sus padrinos de boda.

Habían adoptado a Auren cuando era un recién nacida. Compraron su casa en Londres e intentaron seguir con una vida casi normal. Pero a donde quiera que iban, los paparazzis los seguían, su relación era siempre un tema interesante del cuál hablar. Louis había seguido su camino como productor y su disquera era una de las mas existosas del Reino Unido. Había producido muchos artistas que se hicieron extremadamente famosos y muchos querían firmar con él. Pero Harry nunca se había alejado de los micrófonos; el rizado había nacido para ser una estrella, lo demostró desde siempre, así que no se le hizo difícil continuar con su carrera sacando su propia música. Pero no sólo eso, le pedían que fuera la imagen de diversas marcas. Su éxito era enorme y una pareja de dos artistas tan queridos como lo eran ellos, era muy apreciada entre el mundo de la fama.

Es por eso que, cuando su divorcio se hizo publicó, los fans se sintieron decepcionados. ¿Quien diría que unas personas que juraban amarse tanto, se dirían adiós tan pronto?

Cuando por fin terminaron con el papeleo y las visitas a jueces y abogados, se estableció que Auren viviría con Louis porque su trabajo no lo requería estar constantemente en movimiento. Aunque ambos eran perfectamente capaces de cuidar a la niña. Todos aquellos tramites habían terminado justo un mes antes del accidente de su hija y para evitar problemas con su pequeña, le habían dicho lo de su separación hasta que fue oficial. Ese fue el peor día para todos, la pequeña lloraba en silencio y no quería hablar con nadie.

Por más que Harry le pedía que lo entendiera, ella no quería escucharlo. Incluso empezó a ignorarlo cuando el rizado comenzó a llevarse sus cosas de la casa a su nuevo apartamento. Con Louis no era tan grave; cuando Harry se iba al final del día, Auren se tiraba a llorar a los brazos de Louis, pero nunca le pedía que regresaran ya que no quería ver a sus padres infelices por ella.

Louis siempre le decía a Liam "Tiene nueve años... ¿Cómo es qué puede entender todo esto?" se impresionaba de lo madura que Auren podía llegar a ser.

Harry no sabía qué hacer en esa época, los nervios se lo estaban comiendo cada vez que sus intentos resultaban fallidos para encontentar a su pequeña. Fue un milagro que no se desmayara el día del accidente.

Ahora la actitud normal de su hija tenía una explicación, no se acordaba que él y Louis se habían separado.

—Oh... —pronunció Louis regresando a la realidad. Abrumado.

—Si... —Harry era el más nervioso. De por si tenía muchas cosas que contarle a su pequeña que habían pasado durante esos seis meses en coma, y ahora deberían recordarle que estában divorciados.

Se quedaron en silencio, parados bajo la luz del único candelabro de ese pasillo. Pensando en cuál sería su siguiente movimiento. Harry se mordía el dedo índice mientras se abrazaba a sí mismo con el otro brazo. Su cabello estaba muy desordenado y llevaba una camiseta blanca con pantalones holgados; tenía unas grandes ojeras bajo los opacos ojos verdes. Sus labios parecían apuntó de romperse y el color había dejado su piel. Louis se preguntó, "¿Desde cuándo estás así?" Mirando a su ex esposo pero entonces, supo que él no debería lucir mucho mejor.

Él tenía el pelo enmarañado, la barba descuidada, había perdido mucho peso y tenía las mismas ojeras, los mismos labios resecos y la piel sin vida. Ambos estaban tanto destrozados como exhaustos. Necesitaban dormir, algo que no habían hecho en semanas. Necesitaban comer y necesitaban descansar.

—Bien, ¿Entonces qué harás? —le preguntó el mayor mientras comenzaba a caminar escaleras abajo. Harry lo siguió.

—No lo sé... —se internaron en la cocina donde Louis llevó la bandeja del té hasta el lavavajillas—. Pospondré mi viaje, me quedaré en Londres hasta que Auren esté bien.

—Tardará un rato en curarse del todo, Harry. Ella está bien aquí, puedes irte sin ninguna preocupación —su tono era frío y cansado, lo único que quería era irse a dormir.

—No, no quiero separarme de ella. Hablaré con Bill, seguro lo entenderá —Bill era el hombre que llevaba la carrera de Harry, el que mantenía orden en su ajetreada agenda y hacia tratos con marcas reconocidas.

—Llevas posponiendo tu viaje por semanas, ¿estás seguro que quieres quedarte más? —Louis bostezó y se talló el ojo como un crío.

—Si  —el bostezo resultó contagioso y el rizado lo siguió—, me encargaré de que no haya problemas.

—Bien, has lo que tú creas conveniente. Me voy a la cama, supongo que vendrás mañana.

—Eh... Si —Harry se quedó de pie en medio de la cocina, titubeante. Miró el reloj, ya eran más de las diez.

—Tienes tus llaves, llega a la hora que quieras —Louis se agarró del barandal para empezar a subir hasta su habitación, pero no escuchaba otro ruido más que el que causaban sus pies al subir. Se dio la vuelta para encontrarse a Harry aún parado en la cocina— ¿Necesitas otra cosa?

—Eh... Sé que será mucho pedir pero, ¿crees que puedas prestarme tu auto? He dejado en mío en el apartamento y...

Una sonrisa quiso pasar por sus labios pero él mismo se obligó a borrarla. En ese momento, Harry lucía mucho más joven, lucía como aquel adolescente tímido que alguna vez conoció dentro de un baño.

—Puedes quedarte si quieres... —Bajo la mirada al suelo—, aún queda un poco de ropa tuya en el armario y, está la habitación... de huéspedes.

El rizado desvío la mirada; le resultaba muy incómodo quedarse, pero sabía que era mejor estar cerca de Auren por si algo pasaba. Además, dormiría en otra habitación, no sería tanto problema.

Termino asintiendo.

. . .

Pretending.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora