11: L.A.

2.5K 280 250
                                    





— ¿Estás segura de esto, cariño? Aún puedes decidir si quieres irte o no —preguntó Louis a su hija mientras abrochaba los últimos botones del abrigo.

—Iré con papá —asintió mirando a la nada.

Al día siguiente de que Auren se había enterado del divorcio de sus padres, Harry fue a hablar con ella. Como pasó la última vez, ella estaba enojada y reacia a escucharlo. Sin embargo, Harry se echó a llorar con ella y Auren ya no estuvo tan enojada con él. Trató de entenderlo y poder aceptar la situación. Habían hablado sobre el viaje a Los Ángeles, ella no estaba tan emocionada pero había aceptado por petición de Louis; todo para no entristecer más a Harry. Quién había dicho la verdad: después de las vacaciones, ellos no se verían mucho.

Desde ese día, Auren estaba seria y triste, sus padres trataban de mimarla y hacerla sonreír todo el tiempo, pero la niña era muy difícil cuando se lo proponía.

El auto estaba esperando afuera, acompañado de una bola de paparazzis y fans alocados. Louis le ajustó el gorrito a la cabeza de su hija y la besó por milésima vez en la frente aquella mañana.

—Llámame cuando quieras, rizos. Iré por ti sí me lo pides —Louis se puso de pie y tomó el rostro de Auren entre sus manos. La niña asintió mientras se daba la vuelta y se reunía con Harry junto a la puerta.

El rizado le sonrió pero sólo obtuvo una mueca por respuesta. Miró a Louis un poco desesperado y éste solo le dedico una pequeña sonrisa. Trato de devolverle el gesto, pero no tenía ni la mas mínima idea de como resultaría todo eso.

(...)

—Oye cariño, ¿qué te parece si vemos tu película favorita? —preguntó el rizado con emoción hacia su hija.

—No, gracias —le respondió—. Tengo sueño, quiero dormir.

Habían llegado al jet privado de Harry. Había sido un problema entrar al aeropuerto debido a la enorme cantidad de gente. Eso había causado jaquecas en ambos, pero Harry aún notaba esa necesidad de arreglar las cosas con su hija. Aunque Auren no parecía querer lo mismo. Ahora lo único que quería era alejarse de todo.

Harry bufó.

—No puedes estar enojada conmigo por siempre, Auren —le dijo su padre en tono serio—. Entiendo que lo que pasó es terrible para ti, pero sabes que eso no cambia el hecho de que te amemos con todo lo que tenemos. Y debes entender que el divorcio no sólo fue asunto mío. Tu padre también estuvo involucrado.

La pequeña tenía el poco cabello dentro en un gorrito de estambre. Sus ojos azules miraban por el vidrio de la ventana. Cansada.

—Y ahora tú eres lo único que tengo; estoy sufriendo cada vez que me rechazas. Entiéndelo por favor —El teléfono de Harry comenzó a sonar y salió corriendo del avión para poder contestar. El avión saldría en cualquier momento.

Auren quería entenderlo, de verdad que si, pero tenía un mal presentimiento sobre ese viaje. Quedarse dormida fue la mejor decisión que pudo tomar.

(...)

—Hey, levantante cariño —la pequeña abrió los ojos luego de sentir las manos de su padre sacudirla un poco. Auren se enderezó sobre el asiento mientras se tallaba su ojo con la mano.

El avión iba a aterrizar, así que Harry le abrochó el cinturón de seguridad. Sus brillantes ojos azules se pasearon por la ventana, un millón de luces se esparcían por el suelo, mientras una parte de la vista permanecía vacía y calmada. Auren tuvo que achinar los ojos para distinguir aquella parte como el océano, unas olas que mojaban constantemente la arena de la playa. La cuidad a su lado y colinas al fondo. La vista de repente parecía un lugar precioso de noche.

Pretending.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora