21: Plan.

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Jueves veinticuatro de Diciembre, un día para Navidad.

La puerta se abrió, las ventanas estaban cerradas y con las cortinas evitando el paso de cualquier tipo de luz, hasta ese momento, en que los rayos de sol mañaneros cruzaron por la puerta, al igual que el fuego en las velas.

Harry caminaba con mucho cuidado, evitando no hacer ningún tipo de ruido, mientras al mismo tiempo se encargaba de no tirar el pastel, el cual estaba deforme y con el betún cayéndose desde la punta. Pero estable, a fin de cuentas. Auren entró detrás de él, con su tarjeta de cumpleaños llena de diamantina y las orillas aún manchadas de pegamento. Entró sobre sus pantuflas de conejito y se puso un dedo sobre los labios para indicar que Harry se quedará callado y ella se adelantara.

Louis dormía profundamente sobre su cama, atrapado entre las sábanas, sin poder verse ni siquiera una parte de él. Auren empezó a contar hasta tres, antes de dar la señal y empezar a cantar junto a su padre.

—FELIZ CUMPLEAÑOS A TI, FELIZ CUMPLEAÑOS A TI —Auren casi salta sobre la cama, más gritando que cantando, con su voz aguda y sin entonación, Harry tuvo que dejar de cantar para reírse como nunca, pero ella siguió—. FELIZ CUMPLEAÑOS QUERIDO PAPI, FELIZ CUMPLEAÑOS A TI.

Louis salió de sus escondite bajo las sábanas cuando Auren se propuso a cantarla de nuevo y él tuvo que pedir en voz ronca que ya no lo hiciera más, sonriendo, de todas formas. Eso hizo reír más a Harry, quien casi tira el pastel.

—Qué linda fue esa interpretación, querida. Pero papá acaba de despertar, no lo hagas quedarse sordo en su cumpleaños —pidió Louis quien se sentó sobre la cama y talló sus ojos mientras Auren se le lanzaba a sus brazos y lo abrazaba—Heeey —Louis se aferró al cuerpo de su pequeña al mismo tiempo que enterraba su rostro en su cabello y le repetía lo mucho que lo quería.

—Te he echo una tarjeta, papá —dijo la pequeña mientras se alejaba y le mostraba los pedazos de hojas unidos  y pegados sin cuidado, crayones escribiendo en letra desgarbada y con trazos revueltos "Feliz Cumple, papi" con un dibujo bastante realista de ambos, con corazones de por medio y una nota que decía. "Te querré siempre. Atte, Auren."

—Wow, mi pequeña artista, ¡es perfecta! —Louis sentó a Auren sobre su regazo dándole una de esas sonrisas que hacían achinar sus ojos y formarle arrugitas junto a ellos.

Harry se quedó ahí, de pie, sosteniendo el pastel que habían hecho la noche anterior. La masa ya estaba hecha, lo único que hizo Auren fue decorarlo... sin éxito. Harry descartó el Arte o la cocina como próximas posibles  carreras universitarias para su hija. Harry se acercó cuando Auren le pidió que le mostrará el pastel y para cuando Louis tomó el tenedor que Harry le ofrecía y comió, dijo lo rico que estaba, aunque en sus ojos estaban las ganas de vomitar.

Louis agradeció el gesto a su hija, pero en cuanto sopló las velas y recordó que no solo era su cumpleaños y que había pasado dos días arreglando una fiesta en sus casa, ese mismo día, supo que tendría que ponerse a confirmar que todo estuviera en orden. Él tenía su plan, Harry y Auren lo conocían, pero Louis no conocía el plan de ellos.

Auren corrió hasta su habitación cuando Louis le ordenó cambiarse y Harry, quien ya estaba listo, se dispuso a bajar el resto de pastel a la cocina. No sin antes, quedarse parado junto al marco de la puerta sin saber qué decir, pero estaba convencido que debía por lo menos desearle un feliz cumpleaños, aunque estaba un poco nervioso.

Louis comenzó a buscar una camiseta y par de pantalones al mismo tiempo que Harry se daba cuenta de que lo llevaba puesto como pijama... Una de sus camisetas, una camiseta de Harry, simple, de algodón y blanca, pero le quedaba tremendamente grande. Así que antes de mandar todo a la mierda para correr hasta él y abrazarlo, habló:

Pretending.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora