–Vamos, despiértate, son las 11 de la mañana y tú aún sigues en la cama– Rachelle llamaba a la puerta de mi cuarto, insistentemente.
–Ya voy, espera un momento– Respondí, mientras me pasaba los dedos por los ojos para quitar el sueño.
–Esperaré abajo– respondió no muy convencida.
Mi nombre es Kattheryne Morgan, tengo 19 años, cabello castaño claro, muy corto y liso, ojos verdes, estatura 1.70, una figura aceptable, amo la lectura y la naturaleza.
Este día, Rachelle interrumpió una muy merecida siesta después de una larga noche de trabajo en el Emirates Stadium de Londres, claro, un trabajo que durará un tiempo muy corto, "solo para poder comprarme mis propias cosas" así fue como le dije a mi madre en una de las largas conversaciones telefónicas que teníamos cada sábado o domingo ya que ellos viven en España y yo hace unos años me mudé a Londres para estudiar, mis padres, James Morgan, originario de Italia y Sara James, española, solían darme sermones a cerca de que nunca me negarían su apoyo económico y "cualquier cosa que necesite se los puedo pedir", pero esta vez quise saber qué era tener un trabajo y sinceramente, ya lo estoy odiando.
Como ya he mencionado, trabajo en el Emirates stadium y para ser sincera, quise trabajar en ese lugar para poder ver partidos de fútbol, pero el 80% del tiempo, eventos de este tipo es de lo que menos hay, siempre recibimos reportes y volantes de nuestro jefe sobre conciertos, conciertos y más conciertos, en donde informa lo que debe de hacer cada grupo y lo que se hará durante el evento, según la preferencia del cliente.
Este día, se presentaba un nuevo talento británico en el estadio, se hacía llamar Ed Sheeran, para ser sincera yo nunca lo había oído mencionar, usualmente no escucho música, y en los conciertos que me parecen muy aburridos, busco cualquier tipo de música en spotify, configuro como REPRODUCCIÓN ALEATORIA y me dejo envolver por cualquier libro que se me ocurra poner en mi bolso antes de salir del apartamento que comparto con Rachelle Williams, mi única amiga de infancia y a la vez vivimos en el mismo piso con mi único amigo de Londres, Mattew Adams.
Ambos, me apoyan en cada una de mis decisiones y también me consuelan si fracaso, Rachelle, a sus 19 años ha sufrido tanto, pero a pesar de todo es muy risueña y extrovertida, sinceramente la considero mi heroína, Mattew, tiene 22, pero actúa como un chico de 16.
El día anterior, 30 de septiembre, mi jefe nos dio a cada uno un trifoliar, (ya sabíamos que se trataba de un nuevo concierto), este documento incluía la información del artista y las cosas que pedía para realizar el concierto.
Nombre: Edward Christopher Sheeran
Edad: 21 años (Halifax, 17 de febrero 1991).Fue lo único que alcancé a leer antes de que Carlos nos asignara trabajos a cada uno de los grupos (Orden, preparación, limpieza del estadio, limpieza de camerinos, audiovisuales y mantenimiento) aunque realmente la separación por grupos no servía de nada, fui contratada en orden y en la mayoría de eventos, la mitad del tiempo me la paso en audiovisuales o preparación, esta vez, no estoy segura de qué cosa me asignarán.
–Katie– Mattew pasaba su mano frente a mi cara para hacerme salir de mis pensamientos–¡hey! Reacciona, estás en trance. ¿Qué ha pasado?
–Erm, solo estaba leyendo la información de este chico– dije, mostrandole el trifoliar.
–Vamos, tenemos que hacer lo que indicó Carlos– dijo mientras comenzaba a caminar.
¡Alto! ¿Qué fue lo que dijo Carlos?
Esto me pasa por andar pensando en otras cosas.
Ni tengo idea de en qué cosas estaba pensando.–Claro, vamos– dije mientras imitaba sus movimientos y guardaba el papel en mi bolsillo trasero.
Por estas cosas es que siempre agradezco que Mattew sea mi mejor amigo y que trabaje junto conmigo. Él siempre me decía lo de lo que habló Carlos cuando no prestaba atención.
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Vidas Paralelas (Ed Sheeran)
FanfictionKattheryne Morgan, estudiante de Psicología, dedicada plenamente a su carrera y al chelo, nunca imaginó, que después de ese día 1 de octubre, su vida daría un giro inesperado. "Los famosos suelen ser arrogantes y totalmente odiosos, nunca podría lle...