>Las Highlands. Escocia, A principios del año 1343<
Ewan blandea su espada para acabar con la vida de uno de los hombres del Laid McMine, supera a su clan en número y fuerza. Escucha a sus hombres gritar, los caballos relinchan a lo lejos anunciando que se acercan más enemigos. Su vientre se queja por el corte profundo que uno de los enemigos le hizo, sus piernas se debilitan y cae de rodillas sobre el barro. Va a morir y morirá sabiendo que defraudo a su clan, su Laird no pudo defenderlos y los deshonró con esa muestra de debilidad.
El Laird McMine se acerca en su caballo, está salpicado con sangre y sonríe maniáticamente cuando desmonta.
-¿Qué pasa Ewan?, ¿ya te rindes?.- con una sucia bota golpea su hombro haciéndolo caer sobre su estómago, su respiración se hace pesada, está en las ultimas.-Sera un honor para mí terminar con tu penosa vida, te dije que quería tus tierras.- lo agarra de un hombro para girarlo- Podríamos haber hecho todo esto sin la sangre ni los heridos, solo tenías que darme todas tus tierras y mujeres.- sonríe mientras desenfunda su espada y la apoya sobre su pecho, sobre su débil corazón- Solo tenías que doblegarte a mi Ewan, podríamos haber sido amigos pero tu decidiste luchar y ahora voy a acabar con tu vida.- hace presión y la espada se entierra lentamente en su pecho.
Ewan cierra los ojos esperando la muerte, resignado.
La presión de la espada desaparece, abre los ojos sorprendido y ve a Gerta, la sanadora de la aldea con una pesada roca en sus manos; el Laid McMine yace en el suelo desmayado.
La respiración de Ewan se atasca en su garganta y siente el inconfundible sabor a la sangre en su boca, Greta saca una pequeña bolsita de un colgante en su cuello y sin dudarlo lo rocía con un polvo brillante mientras pronuncia unas palabras:
-Viaja a un lugar donde el amor sea de verdad. Donde dos almas se fundirán en una. Sin
Tiempo ni límites que interrumpan vuestro amor.
Sus palabras no tiene sentido para Ewan, se comienza a sentir mareado y todo se vuelve negro.
>Actualidad<
La negrura desaparece y la vista se aclara.
¿Dónde estoy?, mira a su alrededor pero todo le es desconocido. Sus heridas ya no están.
¿Morí y estoy en el cielo?, palpa su vientre y pecho conde estaban sus heridas y no siente nada.
Sus sentidos se ponen en alerta cuando siente que alguien está detrás de él, se gira listo para luchar pero queda congelado al ver a una muchacha; una muchacha muy bella, sus ojos marrones estas muy abiertos mirándolo con miedo, su cabello marrón cae sobre sus hombros y sus rosados y rellenos labios se separan cómicamente; viste raro.
Ewan da un paso al frente pero antes de que pueda agacharse es golpeado con algo duro en la cabeza, su vista vuelve a desvanecerse y se desmaya.
***
Sus labios son suaves sobre los míos, besa lento pero con la habilidad que haría sonrojar hasta a una actriz porno.
Sus dedos se enredan en mi cabello provocándome cosquillas placenteras, se incorpora hasta quedar sentado y yo quedo arrodillada entre sus piernas con las manos sobre sus musculosos bíceps.
Un profundo gruñido-gemido sale de él sacándome de mi transe.
Me separo un poco para tomar un poco de aire.
-No, para.- digo haciéndome para atrás pero su mano me retiene frente a él.
Gruñe insatisfecho y me vuelve a besar, tampoco es como si me fuera a quejar de ello.
ESTÁS LEYENDO
Sweet spell.
FantasyOjos llamativos, cabello negro largo y sedoso, cuerpo musculoso y bronceado. Voz profunda y seductora, tierno y apasionado; fiel y divertido. Esas fueron las características que Vanellope dijo en el conjuro que está a punto de realizar con Olivia...