Prólogo 9: Soledad

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En Dreamland, una silueta caminaba por el nocturno Yogurt Yard, la región montañosa que bordea el océano. Siempre solo y misterioso, Imax Da Reach es un hombre, o mejor dicho un gato antropomórfico. Con el pelaje verde oscuro y franjas anaranjadas. Aquel felino semi humano no solía hablar mucho con las personas que se encontraba, era difícil llamar su atención y nunca sonreía. De él se contaban historias, pero ninguna era cierta, todas eran supuestas.

Su mejor compañía, por no decir la única, ha sido Webber. A su lado lo veía, pero Webber... Es una araña. No exactamente una araña pequeña, tenía el tamaño de un niño, y aún así, lo consideraba su pequeño hermano, y su único amigo.

Imax, un tanto cansado de caminar, se sentó a contemplar la noche. Webber le hablabla trivialidades infantiles que su compañero apenas escuchaba, dejando salir un "Bruh" de su boca, como un suspiro.

Entonces se escuchó un ruido extraño que alteró sus sentidos, volteó a ver alrededor pero no había nadie a la vista. Incómodo, se puso de puso de pie, advirtiendo a Webber de estarse quieto antes de ir a investigar. Alejándose, llegó a un sitio desolado y desconocido antes de darse cuenta, aparentemente un bosque por todos los árboles alrededor.

Estaba a punto de regresar cuando unas manos negras repentinamente lo tomaron de los pies, jalándolo hacia quién sabe donde. Sin resignarse, Imax se aferró al suelo para resistirse al arrastre de las manos, no podía evitar revivir en su memoria esos recuerdos traumáticos, donde los mismos entes le llevaban al mundo que había condenado su vida, a Don't Starve. No podía volver y no se resignaba a ello, prefería morir mil veces a hacerlo de nuevo. No iba a permitir que se llevaran a Webber también, no iba a reencontrarse con la persona que odiaba, ni muerto lo haría.

Decidido, sacó un gran martillo negro, este desprendía una feroz aura morada. Con fuerza golpeó las manos que le tenían de los pies, haciéndolas soltarle, pero estas furiosas volvieron por más.

Una luz verde apareció entre el felino y los entes, ahuyentando a estos últimos con la luminosidad. Imax no entendía nada, pero no bajó la guardia. Aún así, un portal apareció bajo sus pies de repente, llevándoselo antes de ver a la responsable.

¿Y Webber? ¿Qué pasará con Webber? Fue lo último en lo que pudo pensar en ese instante.

The Heroes of AikamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora