-Jajaja claro, pero esta vez es rosado-Dije riendo.
Estaba en el centro comercial con Melanie, si, si... El que está cerca de mi escuela, donde Nathan siempre se encontraba, no quería verlo, pero Melanie me invito a ver chicos, no quiero chicos ahora, pero siempre había chicos irresistibles aquí. Espero no encontrarme con Nathan.
-Si... Mi madre nunca me ha dejado colorarme el pelo, yo me tiñe las puntas y no tiene nada de malo, luego me las corto, mas nada-Dijo Mel, ya se ha pintado el cabello 6 veces este año, ¡6 veces! Y su madre está enfadada, pero Mel solo se tiñe las puntas del cabello.
-Mi madre, me mataría, tan solo con teñirme las puntas.
-Pero vos en cambio no lo haces, y aparte lo hago sin permiso, mi madre tiene todo el derecho a enojarse, yo al menos, no me drogo, no tomo, no fumo, ¡No se qué quiere ella!-Dijo alterada.
-Entonces cálmate-Dije tomándola de los hombros casi agitándola... Los argentinos son muy alterados.
Mientras la tomaba de sus hombros, subió su mirada más arriba de mi cabeza y sentí tras mío que había alguien, en mi cabeza me repetía una y otra vez rogando que no fuera Nathan.
-¿Me prestas a tu amiga?-Pregunto... Nathan a Melanie, ella sonrió sin mostrar sus dientes cayendo a los pies de Nathan, literalmente.
-Claro...-Me arrojo hacía el haciendo que mi espalda rozara con su parte baja del pecho- Es un dios griego, trátalo bien-Susurro Melanie a mi oído. Se fue.
-Nathan... No quiero hablar contigo-Dije para caminar sin siquiera verlo a los ojos.
-Vamos nena, tenemos que hablar.
-No, no tenemos nada de qué hablar y no me llames "Nena"-Dije haciendo comillas con mis dedos y siguiendo caminando sin mirarlo.
-Si, si tenemos que hablar y si te llamare nena-Dijo contrariamente.
Nathan me tomo de la cintura delicadamente e hizo que volteara a verlo quedando completamente hipnotizada por sus ojos casi verdes.
-Agh...-Baje mi mirada, estaba cayendo ¡No caigas Alexis, no caigas! Me decía mentalmente, pero mi cuerpo no accedía a mis mandos-¿Qué quieres hablar?-Nathan tomo mi mano y me guio a los asientos más cerca que se encontraban.
-De nosotros-Dijo Nathan.
-¿"Nosotros"? Nunca hubo un nosotros-Dije haciendo comillas nuevamente con mis dedos e interrumpiéndolo.
-Bueno... Tal vez no, pero ¡Joder! Alexis, te necesito, necesito estar contigo-Dijo inclinándose para besarme y lo detuve.
-Tú no me necesitas, tú me usas para tus placeres, nunca te di nada, no entiendo porque sigues tras mío, aparte soy una maldita virgen que no sabe ni siquiera que es placer...-Dije mirando sus ojos.
-Oh vamos, pero yo te puedo enseñar que es...-Dijo a lo que lo interrumpí nuevamente.
-No gracias, quiero sentir ese "Placer" cuando me case, cuando tenga mi edad de mayoría y con alguien que me ame, especialmente con alguien que no me engañe con cualquier chica que se le acerque. Maldita sea, soy una fácil, ni siquiera sé que hago hablando contigo-Dije para terminar y levantarme de allí para largarme, pero Nathan me detuvo de nuevo.
-Yo... Lo del día aquel.... Am vamos, te puedo explicar, pero siéntate por favor-Dijo para convencerme de sentarme y lo hice...
-Bien, dime ¡Habla, no tengo tiempo!-Dije ya lista para estallar.
-Bueno... Aquel día era mi cumpleaños...-Lo interrumpí.
-Y por eso te buscabas una puta para que te regalara un tiempo de sexo, claro, claro ya entiendo.
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El Ladrón Y Su Regalo
Novela JuvenilMi corazón cada vez latía más rápido; sin darme opción siquiera de calmarme... Todo a mi alrededor se iba desvaneciendo, cada día, con cada palpitar llenaba mis venas de desesperación, sin más que hacer, solo me preparaba para aquel final, aunque si...