Sam espera, te necesito -me grita mí mejor amigo mientras se acerca a mí.
-Para que soy buena?
-Le envié una foto a Jimena de la cortada que me hize con su nombre y se enojó conmigo y no se porque -mí amigo es emo y su amiga Jimena, que también era mi amiga pero se enojó y no sé porque, también se hizo emo.
-Pues que esperabas? Y por qué crees que reaccionó así?
-Porque se enojó por mí cortada, aunque sea su nombre es una simple cortada y a ella no le agradó, además que soy su...amigo.
-Eres su amigo, pero una amiga no le gusta, ni permitiría, que alguien se hiciera daño...bueno...se supone que los amigos se preocupan por el bienestar de los demás y desean los mejor para ellos.
-Por eso fue que se enojó -dice dubitativo.
-Sí.
-Pensé que era algo lindo pero...no sé.
-Es que no es algo lindo, da rabia ver que alguien crea que dañarse es bueno y que soluciona problemas cuando en realidad se hacen más daño tanto a sí mismos como a los que los rodean.
-Ok, ya entendí -refunfuñó
-Lo dudo porque aún te sigues cortando.
-Olvídalo mejor -se va dejándome sola y furiosa.
Sigo caminando fuera del colegio y me dirijo a casa, miro el lugar del asalto con miedo y furia, luego me doy cuenta de mí reacción y sonrío al notar mí estado.
Me dirijo a la cocina para comer algo, ya que moría de hambre, tomo un vaso y me sirvo jugo de naranja y me preparo un sándwich mientras como una manzana, escucho un fuerte golpe de la puerta y luego veo entrar a mí hermana como siempre de un genio inigualable.
-Hola enana.
-Cállate estorbo, necesito una manzana -y yo de hermana buena se la doy.
-De nada.
-Ujhum!
-Grandiosa hermana me tengo.
-Y un hermano estupendo también -dice Jo.
-Hola pequeñín -le digo mientras le revuelvo el cabello.
-Oye me arruinas mí peinado.
-Tú nunca usas nada en el cabello.
-Deja de arruinar mí felicidad, eres cruel -dice en tono triste pero sarcástico.
-Pero la mejor hermana que tienes, y dime, que tal estuvo tú día?
-Normal.
-Mmmm ya. Tienes hambre?
-No, gracias, mamá me preparó cereal hace un momento.
-Ah ok.
Me dirijo a mí habitación cuando escucho sonar mí celular, miro la pantalla y es un número que no tengo registrado en el móvil, es extraño porque nunca le doy mí número a desconocidos o a compañeros de clase, abro el mensaje y lo leo.
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Sin Mirar Atrás
VampiriLa normalidad en su vida no existe. Lo inusual en la suya no concuerda. Dos chicos, una misma historia, un solo final.