Epílogo

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Logro abrir los ojos con mucho esfuerzo, pero al instante siento una gran punzada en mi cabeza. Miro a mí alrededor y al observar bien,  observo que estoy en una habitación, de hospital específicamente.

Siento un calor en mi mano izquierda, miro, y descubro que ese calor proviene de una mano que envuelve la mía, mientras que la cabeza de esa persona conocida reposa en la camilla. Trato de moverlo para despertarlo,  pero solo logro que cambie de posición y ahora es mi mano la que toma de almohada.

Lo reconozco.

Es Hy Yung, un chico de mi clase con el que he tenido que hacer un par de trabajos.

Él es quien está a mi lado. Que rayos está haciendo aquí?  Veo que levanta su rostro y frota sus ojos.

-Ya has despertado –dice con una sonrisa ladeada.

-Que haces aquí?

-Cómo te sientes? –me mira.

-Bien gracias, pero que haces aquí?

-Te desplomaste en el suelo al salir del colegio, te vi y te llame pero no respondías, entonces supe que te habías desmayado. Te lleve a la enfermería del colegio pero dijeron que tenían que llevarte al hospital…y aquí estamos. El medico ya me dio tu diagnóstico. Dijo que apenas despertaras puedes irte.

-Que te dijo?

-Solo estas muy cargada de estrés, te dan dolores de cabeza muy fuertes, gastritis, mareos  y demás. Tu cuerpo no podía estar tan tenso, entonces sufriste un colapso. Todo por preocuparte de más por todo. Debes tener más cuidado Samantha, si sigues así la próxima será peor.

-Entonces puedo volver a colegio mañana.

-No, el médico pidió que tomaras un par de días para descansar. Debes hacerlo, es por tu bien.

-Pero ya saldremos y no será ne… -me interrumpe.

-Claro que es necesario, por supuesto que lo es; debes tomarte un par de días y lo vas a hacer. Ya todos los profesores están informados, ellos vieron cuando te desmayaste y otros cuando te lleve a enfermería.

-De acuerdo.

-Bien, te llevaré a tu casa.

El trayecto fue silencioso, y no sabría decir si un silencio cómodo o no. Iba sumida en mis pensamientos que lo demás no me importo.

No me di cuenta que ya habíamos llegado hasta que Hy Yung movió mi hombro. Me quito el cinturón y bajo del auto, pero antes de cerrar la puerta lo miro con una sonrisa.

-Hy Yung.

-Si?

-Gracias –sonrío- de verdad.

-No es nada –me guiña un ojo.

Cierro la puerta y camino a  casa. Entro y voy directo a la cocina donde busco algo de comer. Pero solo hay un limón, y ensalada en el refrigerador. Había olvidado hacer las compras. Tomo mis llaves y voy al supermercado que está a un par de  cuadras de aquí. Compro todo lo que necesito, pago y salgo.

Al parecer ya oscureció y la calle está desierta, así que camino deprisa. Siento como si alguien me siguiera, siento una mirada en mí, pero todas las veces que me he volteado no hay nada. Ya casi llego a casa, no me preocupo.

De un momento a otro mis pies ya no tocan el suelo, estoy sobre un hombro y sólo logro ver una espalda conocida.

Todo alrededor se mueve muy rápido. El hombre va corriendo, pero no como se suele correr normalmente.

Siento un golpe y es cuando me doy cuenta que estoy en el suelo. El golpe me lastimó mucho la espalda. Estoy en lo que parece ser un bosque, no hay mucha luz. Pero lo que logro ver es la luna entre las nubes oscuras. La noche cambió por completo, y entonces caigo en cuenta de lo que está sucediendo. Busco al hombre con mi mirada.

Pero no tardo en encontrarlo, mi corazón late muy deprisa y el aire empieza a faltar en mis pulmones. Su mirada me penetra, me hace sentir diminuta, en ese instante tengo miedo, siento como me quiebro de nuevo.

Es Samuel.

De un momento a otro ya está encima de mí, y lo único que siento son sus manos sujetando fuertemente mis hombros y un dolor en mi cuello.

Siento como mi cuerpo se va debilitando rápidamente y como mis ojos se cierran de a poco. Pero antes de cerrarlos sin saber si volveré a abrirlos, logro ver su mirada, la mirada de Samuel, el Samuel que alguna vez me amó y hoy…hoy termina con todo. Es el Samuel que nunca llegué a conocer.

Logro sonreír débilmente y ya cuando no logro sentir nada, escucho como desde muy lejos dice mi nombre.

POV Samuel

En el instante que me abalanzo encima de la chica veo su mirada llena de dolor y miedo, una mirada conocida. Muerdo su cuello mientras voy succionando su sangre y voy sintiendo como voy saciando mi sed, mi hambre.

Un recuerdo viene a mí. Y en ése instante todo viene de golpe a mi mente. La recuerdo. Esta chica, es la que me perseguía, la que hizo el escándalo en el supermercado y la que se fue a despedir de mí diciendo que me amaba pero que me dejaría en paz. Esta chica es la que una vez amé, es la chica que amo. Ella es Samantha. Mi pequeña...

Me separo rápidamente y miro su débil sonrisa

-Samantha –digo a punto de llorar.

-Samantha, pequeña responde por favor.

No hace ningún movimiento.

-SAMANTHA –grito, lloro, la muevo, la llamo.

Nada, ella no responde. Su cuerpo está frío, su rostro pálido. Por su cuello corre un hilo de sangre. Y entonces se lo que he hecho.

No puede ser.

Samantha.

Yo…la he matado

Sin Mirar Atrás Donde viven las historias. Descúbrelo ahora