Capítulo 1.

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Una familia destacada entre la sociedad se encontraba en aquel lujoso salón de fiesta, la familia Salinas.

La madre tomada de el brazo de aquel señor viejo de ojos cafés. Y, al lado de ella, sus dos hijos, ambos con fama de ser unos completos mujeriegos, Eder Salinas Perez, un chico joven de 20 años de edad, ojos cafés, alto y simpático, así mismo, un completo rebelde para su familia; y Jorge Salinas Perez, un hombre guapo, 24 años de edad, ojos color miel, atractivo y con una mirada enloquecedora para cualquier mujer. Un hombre responsable y engreído. Siempre creyéndose más que los demás.

-Aún sigo sin entender por que venimos a esta aburrida fiesta.-replicó el menor, por enésima vez, quien llevaba tan sólo 15 minutos en aquella fiesta.

-¡Ya basta!-lo reprendió su hermano- llevas molestando todo el rato.

-Basta los dos.-los miró su padre, Agustín.-sólo disfruten la noche, sólo estaremos unas cuantas familias...

-Si ajá, hablando de negocios y de dinero, como siempre, en verdad esto es aburrido.-murmuró Eder.

Su familia sólo se limitó por ignorar aquel comentario y se sentaron junto a otra reconocida familia.

Del otro lado de la fiesta se encontraba la familia Navarro Leal.
Un hombre alto y ojiverde, se situaba sentado al lado de su esposa y de su bella hija, Silvia Navarro Leal. Una joven de 22 años de edad, una persona encantadora, con grandes sentimientos, un cuerpo envidiable y unos hermosos ojos verdes. Al parecer ningún integrante de la familia parecía disfrutar la fiesta, por la mente del padre de Silvia cruzaba la idea de tener que dejar su empresa y fingir tener un mundo lleno de dinero en los próximos meses o tal vez años. El simple hecho de pensar que su familia quedaría en la ruina lo aterraba demasiado, claro, estaba acostumbrado a una vida llena de lujos. Pero el tenia la solución para que el prestigio de aquella familia no terminara por los suelos.

-Iré por algo de tomar, esto es demasiado aburrido.-dijo Silvia poniendose de pie y dirigiendose a la barra de bebidas. Desde que se puso de pie pudo sentir la mirada de alguien clavada en ella, no le tomó importancia y siguió caminando.

-Un martini por favor.-pidió Silvia con amabilidad.

-Que sean dos.-respondió Jorge poniéndose a un lado de ella.

Silvia lo miró de reojo sin darle importancia.

-Llevaba viéndote desde hace rato...¿cuál es tu nombre?

El bartender les entregó las bebidas a ambos y se retiró.

-Silvia Navarro, con permiso.

-Lindo nombre Silvia Navarro con permiso.-dijo Jorge antes de que ella se fuera.-¿Vienes a este tipo de fiestas siempre?

-No.-respondió ella mirandolo nuevamente.-prefiero salir con mis amigos que venir a estos aburridos eventos.

-Ou, una chica sociable...¿a que te dedicas, linda?

-En primer lugar ¿te conozco?

-No, creo que jamás habías escuchado de mi.

-¿Eres algún famoso o empresario exitoso?

-Trabajo en "MetaImágen" empresa de modelaje.

-¿Eres modelo o algo por el estilo?-preguntó con un tono burlesco.

-¿Tan guapo estoy?-rió, Silvia torció los ojos.-seré el próximo dueño de esa empresa.

-¿A caso me estas presumiendo?

-Te estoy informando, para cuando me veas en televisión digas: "¡Oh por dios!-inició imitando una voz femenina- Ese es el hombre guapísimo que me encontré en aquella fiesta, con el cual fui demasiado grotesca. ¡No puede ser! ¿Por que no le pedí su número de celular?"-

-Eres demasiado engreído.-realmente a Silvia le empezaba a caer mal ese tipo.

Jorge sonrió y de la pequeña bolsa del interior de su saco sacó una tarjeta y se la entregó.

-¿Qué es esto?-preguntó Silvia tomando la tarjeta.

-Es mi número, para que después no te arrepientas por no habérmelo pedido. Hasta luego.-tomó su martini, le guiñó un ojo y se dirigió hacia donde estaban sus padres nuevamente.

Silvia lo miró irse y guardó la tarjeta en su bolsa, de igual manera tomó su martini y se dirigió con sus padres.

-¿Podemos hablar unos segundos?-se acercó Agustín a la mesa donde se encontraba la familia Navarro. César Navarro se puso de pie y ambos salieron de la fiesta.

-No estoy muy seguro de hacer esto...-dijo el padre de Silvia.

-Por lo pronto sólo necesitamos que se conozcan.-respondió Agustín.

-Esta bien...-suspiró-vamos.

-Silvia, hija...¿nos acompañas unos minutos?

Ella asintió, se puso de pie y acompañó a su padre y a aquel hombre hacia donde se encontraba la familia Salinas.

-Bien. Hija, ellos son la familia Salinas...quizás en algún futuro llegues a convivir con ellos.

-Mucho gusto, soy Eder Salinas.-dijo el menor poniéndose de pie al igual que su hermano.

-Soy Jorge Salinas, un placer conocerte...


Twitter: @ilseespnzs


Casados por un año.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora