Capítulo 3.

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Jorge se bajó del auto dejando a Silvia adentro. Después de unos minutos Silvia se desesperó y bajó del auto acercándose a Jorge.

-¿Al menos sabes arreglar un auto?-preguntó.

-No.

-Entonces ¿nada más estamos perdiendo el tiempo?

-Básicamente, si.

-¿Por que no usas tu celular y le llamas a tus padres o a tu hermano?

-Wow, que gran idea Silvia, ya lo había pensado antes.

-¿Entonces? ¡Llamales!

-El punto aquí es que no tengo crédito. Mejor llamale a tu papi para que venga por nosotros, o a tus amigos.

Silvia revisó su bolso y respondió: -Lamento informarte que dejé mi celular en el auto de Claudia.

-Entonces pasaremos la noche en el auto, o bien, puedes caminar hasta un lugar conocido y tomar un taxi.

-Prefiero caminar, ni loca paso la noche contigo.

-Pues creo que caminarás sola, ni loco abandono a mi bebé en esta calle.

-Es sólo un auto, Jorge.

-Hey, no es solamente un auto, es el amor de mi vida.

-Que ridículo. Anda Jorge, ya vamonos. O que -se acercó a Jorge colocando sus manos en el pecho de el- ¿prefieres que me vaya sola y me pase algo?

Jorge la miró y le sonrió: -Bien, vámonos.

-Que fácil eres de convencer Jorge.-rió y caminó junto a el, después de 30 minutos ya se encontraban llegando a la casa de Silvia en un taxi.

-Bien, señorita Navarro, fue un gusto volver a encontrarla.

-No digo lo mismo por que estaría mintiendo. Pero gracias por traerme a mi casa sana y salva.

-¿Nos podemos ver otro día?

-No.

Jorge rió: -Eres de esas mujeres a las que les gusta que les rueguen. Me gusta que seas así, y también me gusta rogarte.

Silvia se sonrojó y carraspeó: -Buenas noches, Jorge.

-¿Buenas noches, Jorge? ¿Así nada más?

-¿Que esperas? ¿Que te bese?

-No estaría mal.-respondió con una sonrisa.

Silvia rió: -Idiota.

-Eres una grosera. Es la segunda vez que me dices idiota, la primera fue ayer en la fiesta.

-Pues si lo eres, ahora ya vete.-respondió.

-¿Me darías tu número? Yo si quiero volver a verte.

-No.

-Bueno, al menos ya se en donde vives.-sonrió con satisfacción.

-Desgraciadamente ya lo sabes.

Jorge rió y se acercó un poco a ella: -Que tengas una linda noche, descansa.-la tomó delicadamente de su mentón y besó la comisura de sus labios. Subió nuevamente al taxi, Silvia solamente observó como se iba.

-Un mes después-

Silvia se encontraba discutiendo con sus padres, repetía una y otra vez: "No pueden obligarme".

-Silvia, es sólo un contrato. Eres la única que puedes salvarnos de la ruina.-respondió su padre irritado.

-Papá, es que no pueden casarme con un hombre que ni siquiera conozco.

Casados por un año.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora