Capítulo 8.

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-¿A caso no te mueres por que te de un beso? por que yo si...-susurró Jorge, haciendo que Silvia se estremeciera, pero a la vez, se desconcertara.

-¿Qué?-preguntó Silvia tímidamente.

-Que si ¿acaso no mueres de sueño? por que yo si.-rió.

-Ahh, si, yo también estoy muy cansada.-sonrió sonrojada, ¿por que se pudo imaginar que Jorge le estaba pidiendo un beso? Jorge se separó de ella y le dedicó una sonrisa.

-Bueno, iré por una sábana y mi almohada para venir a dormir.

-No es necesario, yo dormiré aquí así como ayer.

-No es de caballeros dejar que una mujer duerma en el sillón cuando puede dormir en una cama.

-Pues al parecer, ayer no eras un caballero.-dijo ella en un tono bromista.

-Es que ayer andabas medio groserita.-le sonrió con ternura- Pero bueno, iré por mis cosas.

-Una semana después, 1:30 am-

-Carajo, Silvia ¿donde éstas?-preguntó Jorge somnoliento caminando de un lado a otro en el departamento mientras hablaba por su celular.

-Jorge, soy Claudia, ¿podrías venir por Silvia?

-¿Le pasó algo?

-No, estamos en un club, pero Silvia está demasiado tomada y no la podemos sacar de aquí. Se puso demasiado dramática.

-Bien, pasame la dirección y voy para allá.-dicho esto colgó, se vistió rápidamente y salió del departamento.

Después de unos segundos, recibió el mensaje y se fue a aquella dirección.

-Silvia, Jorge ya no no tarda en venir.-dijo Luis desesperado por a actitud de Silvia.

-¿Para que le hablaron a ese infeliz?-preguntó grosera.

-Jamás habías tomado así, ¿te sientes bien?-preguntó Claudia.

-Mi vida es un fracaso.-recargó si cabeza en la barra y comenzó a llorar.

-Silv, cariño, no digas eso.-intervino Luis.

Silvia soltó una gran carcajada y miró a sus amigos: -Es broma, sólo quise divertirme, pero no tenían por que hablarle a Jorge.

-Pues demasiado tarde, allá viene.

Silvia se levantó y se puso detrás de Luis mientras reía.

-Shh, diganle que yo no estoy.

Jorge los encontró y se acercó hacia donde ellos estaban.

-Claudia, gracias por avisarme que ella estaba aquí, Silvia, vámonos.-dijo con seriedad.

Silvia se puso frente a él y colocó sus brazos alrededor de su cuello, hablándole muy cerca de sus labios:-George, no seas así, aún no me quiero ir.

Casados por un año.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora