Aquella voz terminó por intimidarla, se estremeció al sentir aquellas manos grandes rodeando su cintura, tragó en seco y lo miró.
-¿Hablas enserio?
-¿Por que mentiría?-comenzó a acariciarle la espalda con las yemas de sus dedos, ocasionando un sin fin de emociones dentro de Silvia.
-No lo sé...-dijo cuando reaccionó.- no te creo.
-Hablo enserio cuando digo que no te quiero compartir.-respondió con una voz grave.-Creeme que hablo muy enserio.
-Veo que eres un hombre egoísta...-le habló con un tono seductor, se estaba dejando llevar por las caricias de él.
-Veo que cada día me conoces más, eso me gusta.-sonrió con complicidad- y no, no soy egoísta, sólo cuido lo que es mío y tu me perteneces...
-¿Disculpa? ¿te pertenezco?-con un poco de molestía se alejó de él y se cruzó de brazos.
-Por Dios, Silvia, eso no está en discusión. Ambos sabemos que eres mía desde el momento en el que firmaste aquel documento para ser mi esposa.
-No soy tuya, jamás lo seré.-musitó.
-Creo que ya nos salimos del tema, aún nos quedan más de once meses para discutir sobre el tema de si eres mía o no.-suspiró y prosiguió- El punto aquí es que vas a dejar de ver al tipo ese, y obviamente dejará de venir a aquí.
-¿Pero por que, carajo?
-Nada más por que lo digo yo, ¿como la vez?-respondió hablando muy cerca de su rostro.
-En esta casa no se hace lo que tu quieras, quizás en tu trabajo si, o con otras mujeres, pero ¿aquí? Aquí mando yo.-le sonrió triunfante y arqueó una ceja- ¿Como la vez?
Jorge sonrió, siempre había logrado hacer con las mujeres todo lo que él quería, solamente necesitaba un par de palabras y listo. Pero con Silvia era diferente, le encantaba su actitud. Nadie podía vencerla.
Jorge rió por sus pensamientos, una risa que borró de inmediato; no iba a permitir que, un hombre como Adrián, le quitara a una mujer como Silvia, definitivamente no.
Tenía que convencerla, ellos ya no se seguirían viendo, de eso él estaba seguro.-Bien, has lo que quieras.-respondió Jorge después de un largo duelo de miradas entre ellos.
-¿Tan fácil te rindes, Jorge?-preguntó en un tono burlón.
-¿Y quien dijo que ya me rendí?-le sonrió satisfactoriamente y caminó hasta su habitación. Tenía el plan perfecto para separar a Adrián de Silvia.
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3 días después, 9:30 pm.
Silvia y Jorge se encontraban entrando a un lujoso salón donde se llevaría acabo un importante evento, ambos, tomados de la mano a petición de Jorge, saludaron a algunos de los presentes y sentaron en una mesa vacía.
-Ya me quiero ir.-susurró Silvia tomando una copa de vino que les habían servido.
-Es absurdo, acabamos de llegar.-Jorge rió, y de la misma manera, tomó un trago.
-Lo sé pero, nunca me ha gustado venir a este tipo de eventos.
-Quizás es por que no traías un acompañante, nadie te invitaba una copa y mucho menos te sacaban a bailar.-sonrió.
-No me digas que siempre has traído acompañante a estas fiestas.-lo miró sin darle importancia.
-Ósea, estás hablando con Jorge Salinas.-respondió con arrogancia y se llevó otro gran trago de vino a la boca.
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Casados por un año.
Romance-Ambos sabemos que en cuanto pase este año, nuestro infierno...será terminado.-susurró con lagrimas en los ojos. Jorge Salinas Peréz, un hombre apuesto con tan solo 24 años de edad. Un hombre responsable, duro, engreído y el próximo presidente de la...