-¿Qué...qué pasa?-preguntó Jorge tomándola de las mejillas mientras veía como las lágrimas de ella bajaban por sus mejillas.
-Eres un idiota, eso es lo que pasa.-Silvia lo empujó provocando que él tambaleara un poco, aprovechando esto para salir rápidamente del lugar envuelta en lágrimas.
Jorge al reaccionar salió tras ella, demasiado confundido.
-¡Silvia!-la tomó del brazo antes de que ella subiera a una taxi.
-Ya sueltame, Jorge.-dijo Silvia entre sollozos.
-Tan sólo dime que pasa, mi amor, ¿por qué esa actitud tan de repente?
-No me digas mi amor.-dijo Silvia mientras forcejeaba para soltarse del agarre de Jorge.
-Dime que sucede, por favor.
-¡Vas a decirme que te vuelvo loco, que estás celoso y no sé cuantas mentiras más!-Silvia se soltó de su agarre comenzando a llorar- Jorge, si yo no te hubiera visto besándote con una tipa ahí adentro, quizás...quizás te hubiera creído.
-Silvia, no...no es lo que parece.
-¡Es la segunda vez que me dices eso! Ya, Jorge...inventate otra cosa.
-No tienes derecho a reclarame cuando tú estabas dejando que aquel sujeto te toqueteara a su antojo.
-Tú y yo ya no somos nada, deja de estar chingando y espera a que éste año se termine ¡para no volvernos a ver nunca!-Silvia abrió la puerta del taxi, pero sintió que unas mano grande se pocosionaba en su brazo y la jalaba sutilmente.
-¿Ya no quieres verme nunca?
-Sí, eso fue lo que escuchaste.-respondió Silvia con firmeza, haciendo un esfuerzo por no quebrantarse.
Jorge la llevó hasta su auto aún tomándola del brazo, mientras ella, cansada de eso, no hacía un mínimo esfuerzo por soltarse.
-Si ya no quieres volver a verme lo entenderé...pero dímelo a los ojos.-Jorge la arrinconó contra el auto y le acarició la mejilla con suavidad.
Silvia lo miró a los ojos y notó que Jorge estaba apunto de ponerse a llorar.
-Carajo, dímelo, dime que ya no tengo una oportunidad para volver a conquistarte, dije que ya no sientes nada por mi, dímelo y ya no volveré a buscarte.
Se quedaron ahí, sin decir nada, sin hacer un sólo movimiento, sólo compartiendo miradas llenas de dolor, melancolía, tristeza y hasta cierto odio.
-Jorge...
-Mi amor...-respondió Jorge tragando saliva sin evitar soltar un par de lágrimas.
-Ya no quiero verte, jamás...-Silvia cerró sus ojos, respirando profundo, sintió como aquellas grandes manos que hace unos minutos la tomaban de la cintura ya no estaban ahí.
-Al menos...dejame llevarte a tu casa, es tarde...no quiero que algo malo te pase.-Jorge agachó la mirada, tenía ganas de llorar, gritar, desahogarse, quería llegar a casa y ya no saber nada más de ese mundo, al menos por esa noche.
-No es necesario, Jorge...
-Por favor...dejame hacer una última cosa por ti.
Silvia asintió, minutos después, Jorge se encontraba estacionando el auto frente a una edificio, miró a Silvia y suspiró.
-Gracias por traerme.
-No hay de que...
-¿Gustas pasar?
Jorge rió nostálgico.
-No entiendo como es que dices que ya no quieres verme y me invitas a pasar a tu departamento.
-Lo admito, estoy ebria y necesito que me ayudes a bajar.-ella soltó una carcajada provocando hacer que Jorge riera igual.
-De acuerdo.-Jorge bajó del auto para después rodearlo y ayudar a Silvia.
Ella tomó su mano y se recargó en su hombro comenzando a caminar hacia la entrada, pero Jorge sólo se impacientaba al ver como Silvia tropezaba, así que decidió cargarla, el guardia reconoció a Silvia quien se había recargado en su pecho mientras cerraba sus ojos, subieron al ascensor y Silvia le indicó el piso.
Ella sacó las llaves al estar frente al departamento y se las entregó a Jorge para que abriera.
-Listo, hemos llegado.-Jorge iba a bajarla pero sientio como ella se aferraba a su cuerpo.
-¿Me llevas a mi habitación? Por favor.-dijo ella aún con los ojos cerrados.
-Claro...
Jorge miró a su alrededor, era un espacio demasiado grande, no recordaba que Silvia tocara el piano, por eso le extrañó ver uno ahí, ¿que hacía una camisa y unos pantalones de hombre sobre el sillón?
Jorge se enfureció al pensar que Silvia estuviera viviendo con un hombre, estaba dispuesto a reclamarle, pero justo cuando la primera palabra iba a salir de su boca apareció Luis y otro hombre caminando por el pasillo del departamento, ambos vestían solamente con un pantalón de pijama mostrando sus trabajados cuerpos.
-Jorge, buenas noches.
-Hola...¿Luis?-respondió Jorge.
-La habitación de Silvia es la segunda.-dijo Luis señalando el pasillo.
-Gracias...-Jorge asintió y caminó hacia la habitación de Silvia, entró y encendió la luz.
Jorge la recostó en la cama, al notar que ella estaba dormida le quitó los tacones y la cubrió con la sábana.
Se sentó a un costado de la cama y le acarició la mejilla con suavidad. Se quedó ahí, solamente observándola dormir.
Miró la hora en su reloj y respiró profundo, era hora de irse.
-Te amo, Silvia...-le besó la mejilla y aspiró el aroma de su cabello- Cuidate, adiós.
Miró sus labios y lo dudó por unos segundos, pero finalmente lo hizo, la besó con ternura, intentando llevarse al sabor de aquellos finos y delicados labios.
Suspiró y salió de la habitación, sintiendo que en cualquier momento se pondría a llorar, apenas y se despidió de Luis y de el que parecía ser su pareja, bajó por el ascensor y salió rápidamente del edificio.
Silvia lo observaba desde la ventana de su habitación y vio como el auto de Jorge se perdía en la carretera.
Cerró las cortinas y se recostó en su cama poniéndose a llorar al instante.
-Yo también te amo...-susurró sollozante.
Ese par de enamorados no imaginaban que sus vidas estaban a punto de cambiar por completo.
Continuará...
Twitter: @ilseespnzs
ESTÁS LEYENDO
Casados por un año.
Romantiek-Ambos sabemos que en cuanto pase este año, nuestro infierno...será terminado.-susurró con lagrimas en los ojos. Jorge Salinas Peréz, un hombre apuesto con tan solo 24 años de edad. Un hombre responsable, duro, engreído y el próximo presidente de la...