Mi hermano sube a la cama y me abraza con más fuerza, mi madre solo está abrazándonos de un lado pero aun así nos tiene a ambos en sus brazos.
Cuando por fin nos soltamos comenzamos a platicar y yo comienzo a comer despacio toda la comida que me trajo la enfermera. Es un poco de pollo asado con lechuga y vegetales. La verdad no sé si está rico pero tengo tanta hambre que solo como sin darme tiempo de respirar.
Me termino rápidamente la comida y platico largo rato con mi hermano y mi madre cuando por la puerta principal entra la madre de Jenn e Isaac, ambos me abrazan y se unen a la platica. No lo había notado pero ya eran más de las 12 p.m. Me quedo mirando el reloj y Clarisa lo mira.
-¿A qué hora vendrían los godines? *(forma de llamar a las personas en México que usan traje y trabajan cierto horario al día)*
-La verdad no me acuerdo bien, recuerdo que dijeron que regresarían pero no sé a qué hora- respondo aclarándome la garganta-.
-Hablando de eso- mi madre mira la puerta y entran los hombres de traje en fila, esta vez un hombre más alto y joven, como de unos 20 años, entra con un maletín al lugar después de los demás, ese hombre no lo había visto el día anterior.
-Muy buenos días- saluda el hombre más joven- yo soy el director general de los laboratorios, mi nombre es Gerardo Ortega- el hombre hace una pequeña pausa- vengo de la universidad de Madrid y seré el encargado de todas las pruebas que sean necesarias para encontrar una cura, supongo tú debes ser Madison ¿verdad?
-Si, soy yo- respondo.
-Es un gusto conocerte- me dice estirando su mano- me alegra que hayas llegado hasta acá- estrecho su mano y el da un paso atrás.
-Bueno- comienza uno de los hombres de ayer- necesitamos que firme un contrato donde acepta que podrán hacerse cualquier tipo de estudios a cambio de sus condiciones de ayer.
-¿Puedo leer el contrato?- pregunto.
-Claro, tómese el tiempo que necesite.
-Quiero que Gerardo se quede conmigo mientras lo leo- digo en el tono más fuerte y decidido que puedo.
-Claro- responde el mismo hombre tomando sus cosas y saliendo del lugar junto con los demás hombres.
-Mamá, Clarissa- digo mirando a mi familia con el mayor cariño y confianza que puedo- ¿me pueden dejar a solas?
-Claro que si mi niña- responde mi madre y sale del cuarto seguida de los demás.
Cuando todos salen le digo a Gerardo que se siente a un lado de mi y comienzo a leer el contrato, le pregunto qué tipo de estudios podrán hacerme y que me diga que significan algunos procedimientos que desconozco. Todas mis condiciones se encuentras escritas y claramente dice que si muero mi familia seguirá protegida. Los nombres de todos están ahí excepto el de Laura, supongo que no quiso sentirse inútil después de haber perdido su brazo. Termino de leer el contrato y miro a Gerardo.
-Gerardo- lo llamo con un hilo de voz.
-¿Qué pasa?
-¿Crees que mi cuerpo resista lo suficiente como para después de todo esto seguir viva?- me mira durante un segundo y luego baja la cabeza.
-Después de terminar los procedimientos necesarios para encontrar la cura tu cuerpo quedará muy desgastado y mal tratado, tus defensas bajaran y tu esperanza de vida se reducirá a unos cuantos años, eso pasara si es que quedas viva, lo siento mucho, de verdad.
Me quedo pensando un momento, ~moriré, después de todo moriré por salvar la vida de mi familia~. Me quedo en silencio un momento hasta que tomó una decisión.
-Gerardo- lo llamo sin levantar la mirada- ¿es seguro que encuentren la vacuna?
-Hay un ochenta y cinco por ciento de posibilidades de encontrarla ya que se demostró que eres inmune.
-Esta bien, prométeme una cosa, esto que acabas de decirme quedará en secreto, nadie puede saber sobre esta conversación, nadie puede saber que al firmar este contrato estoy dando mi vida para salvar a mi familia, nadie puede saberlo, ¿puedes prometerme eso?
-Claro- dice y se aclara la garganta- ¿quieres que llame a los demás?- asiento y él se levanta para ir por mi familia y los hombres de traje.
-¿Y bien? ¿Aceptará?- me pregunta el hombre de traje de hace un rato.
-¿Me presta una pluma?- le digo estirando la palma de mi mano.
Me dan una pluma y me acercan una mesa para recargarme, firmó el contrato y siento que he firmado mi carta de muerte.
Los hombres se despiden y entra toda mi familia incluyendo Jenn y Trevor. Pasamos una linda tarde en mi cuarto, Trevor sonríe por un rato y yo me olvido del contrato por completo. Todos se van cuando ya son las 9, me dejan sola y por primera vez en años duermo feliz a causa del día anterior. Me despierta una enfermera a las 9 de la mañana y noto que ya no tengo puesto el suero y que en la mesita de a un lado hay una blusa gris, un pantalón de mezclilla, una sudadera negra y unos converse negros.
-Buenos días señorita Madison, aquí tiene ropa para cambiarse y su desayuno se lo traerán en diez minutos y vendrán por usted a las 9:30- y la enfermera sale sin decir más.
Me cambio y entra Laura con mi desayuno, me alegra verla así que como ya estoy cambiada me levanto, le ayudó con mi desayuno y la abrazo, ella me responde el abrazo y me sonríe.
-Me alegra que estés bien y de verdad te admiro por lo que harás- me dice.
-A mí también me alegra verte- es lo único que logró decir.
-Bueno, me tengo que ir- me dice acercándose a la puerta- espero volver a verte- y sale de la habitación. Como despacio sin dejar de pensar en lo que me dijo Laura, creo que realmente no tiene mucha importancia aunque me quedo pensando en eso todo el rato, termino mi comida cuando llegan dos hombres junto con Gerardo. Tiene una bata blanca, pantalones negros, zapatos y unos lentes redondos que lo hacen ver cómo nerd.
-Hola- dice un poco nervioso- ya vamos al laboratorio, te enseñaré al personal y el lugar- dice balanceando su peso en sus pies.
-Hey, tranquilo- digo con una enorme sonrisa y en tono juguetón- a ti no te agujerarán así que ¡vamos!
Caminamos durante tres pasillos a la derecha y dos a la izquierda hasta llegar a una puerta doble donde hay un gran letrero que dice "laboratorio" entramos y el lugar está repleto de mesas, artefactos y cajoneras. Hay 3 personas con batas blancas, pantalones negros y zapatos. Miro a Gerardo y lo veo que está más calmado incluso podría decirse que está relajado.
-Señorita Madison, venga, le presentaré al personal- camino hacia dónde están las personas que habían estado trabajando, son dos hombres y una mujer, todos se ven con más de cuarenta años, los tres se paran de frente mío y de Gerardo- él es Fernado, ella es Luz y el es Darío, ellos serán los que me ayudarán a realizar todas las pruebas, compararlas y obtener algún resultado.
-Mucho gusto- digo mirándolos a todos- espero serles de ayuda.
-Y nosotros esperamos ayudarte- responde Darío con una sonrisa.
-Bueno- interrumpe Gerardo- es hora de comenzar. Todos caminan a un lugar distinto excepto Luz, ella me jala del brazo y me dice que la acompañe hasta una sala con un sillón, una mesita con comida y uno de esos o sujetadores de sueros con una bolsita vacía colgando de el.
-Necesito que te sientes aquí y extiendas tu mano derecha- hago lo que me pide mientras toma la manguerita que baja de la bolsa vacía, le inserta una aguja y gira hacia mi- voy a insertar la aguja en tu vena para poder tomar una muestra de sangre y analizarla, ¿está bien?
-Si, claro, está bien.
Veo la aguja y es muy grande, cuando me inserta la aguja siento hasta dónde llega en mi brazo, me dice que abra y cierre la mano para que la sangre fluya. Después de un rato veo que la bolsa está casi llena, Luz pellizca la manguera y cierra la bolsa, me quita la aguja y me pone una curita circular color piel, me acerca la mesita con comida y me dice que me coma todo antes de salir. La verdad no tengo apetito pero me como todo y salgo del pequeño cuarto.
Luz ha repartido la sangre en diferentes tubos de ensayo, le ha dado dos a cada quien, Fernando ha empezado a analizarlos.
Gerardo se ha puesto una bata de laboratorio y también tiene dos tubos de ensayo, ha comenzado con el primer tubo y tiene una gota de sangre en el microscopio, está analizando y tomando muestras.
Me acerco y me siento a su lado, lo miro y veo las notas que ha tomado. Irregularidad, células asimétricas... Son demasiadas cosas que no comprendo, todos aquí son mucho más grandes que yo, incluso Gerardo ha de ser al menos diez años mayor que yo, supongo que sobro aquí pero si no estuviera seguramente ellos estarían experimentando con algo más.
La idea me es extraña, me quedo pensando ¿que pasaría si también me convirtiera como Antoni? ¿Si no hubiera llegado aquí... Hubieran encontrado a alguien como yo? ¿Habrá más gente como yo?
El día pasa bastante aburrido, solo analizando mi sangre, tomando apuntes y comprando datos. Dicen que mañana será un día más difícil para mí, habrán muchos estudios y cosas extrañas.
Visito a todos en su nuevo departamento, es bastante grande, tiene cuatro habitaciones, un baño, una cocina y una enorme sala comedor con muebles color chocolate. Ver la casa me pone muy feliz, sé que todos estarán bien aquí, que estarán juntos y protegidos. Todos me saludan y mi mamá junto con Clarisa sale de la cocina y me abrasa, Esau e Issac corren a abrasarme y Jenn sale de su habitación con una sonrisa junto con Trevor.
Me quedo platicando con Jenn y Trevor un rato en la sala mientras mi madre y Clarisa terminan la cena, después salen de la cocina y nos llaman a cenar, nos sentamos y comemos todos juntos mientras platicamos sobre el día, me preguntan sobre el laboratorio y solo me limito a contarles el aburrimiento de estar sentada viendo cómo trabajan y escriben cosas. Cuando dan las 9:00 sé que me tengo que ir a mi habitación en la planta del hospital, me designaron una habitación ahí por qué quieren tenerme en observación durante el tiempo que tome hallar la vacuna.
Cuando me voy me siento sola, me cuesta pensar que en algún momento tendré que dejar a mi familia pero sé que lo estoy haciendo por su bien.
Con trabajo me duermo y sueño con todos, me siento realmente feliz, estamos en la orilla de la playa y estamos jugando, me siento un momento a contemplar el sol y el paisaje, cierro mis ojos y me siento en total calma. Suena el despertador y tengo ropa y comida en la mesita de un lado, me cambio de ropa y como lo que hay en los platos. Termino y me recuesto en espera de Gerardo. Llega y me lleva por un camino diferente, llegamos a una sala blanca con diversos aparatos de hospital. Me pide que me ponga una bata blanca y que solo me quede en ropa interior. Me cambio y Gerardo me lleva a la primera maquina, me recuesto y me escanean, es una de esas máquinas que hacen que se vea todo tu organismo y si hay algo más en el. Toman apuntes y me sacan para llevarme a la siguiente máquina, en esta me escanean solo la cabeza, me toman radiografías y las analizan. Me paso el día de máquina en máquina, unas más grandes que otras, me han hecho una resonancia magnética en la cabeza y en la mordida de sirena, la verdad me siento agotada.
Me voy en dirección a casa de mi familia cuando Gerardo me llama.
-Mady, necesito hablar contigo.
-¿Qué pasa?
-Mañana tendrás el día libre, podrás hacer lo que quieras- la idea me alegra hasta que se le oscurece un poco la mirada- pero pasado mañana seguiremos con los estudios, te harán una exploración en el hombro y en la cabeza, piensan que podremos encontrar algo ahí.
Gerardo se ve preocupado, eso me da mala espina, pero intento tranquilizarlo.
-Bueno, está bien, entonces nos vemos hasta el jueves- le digo con una sonrisa y me voy a casa de mi familia pensando cómo les explicaré esto.
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Paraíso
ActionMadison ha encontrado un lugar seguro para su familia, pero no por mucho tiempo ya que tendrá que salir del lugar para poner a su familia a salvo. Vera su vida peligrar al igual que la de su familia.