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Camino hacia la casa de mi familia, me siento nerviosa, a parte del agotamiento físico de hoy me siento cansada, no sé cómo explicar qué tan pronto ya empezaran las exploraciones internas. Estoy frente a la puerta, me siento nerviosa por cómo lo tomaran, no sé cómo decirlo si quiera.
Tomo la llave y abro la puerta, todos los ciertos están cerrados, camino hacia el cuarto de Jenn, abro la puerta sin hacer ruido y veo a Jenn sentada en el marco de la ventana, cuando entro, voltea y me ve, sin decir nada se levanta y me abraza.
-Te he extrañado mucho- me dice susurrando- ¿qué haces aquí?, ¿ya te dejaron salir?
-Este... Si, ya me dejaron salir, mañana tengo el día libre- añado con una sonrisa.
-¡Que bueno!- Jenn lo dice tan fuerte que Trevor se asoma por la puerta.
-¿Qué pasa? ¡Mad! ¿Qué haces aquí?- Trevor habla demasiado rápido y solo me limito a sonreír intentando entender todo lo que dijo.
-Le han dado el día de mañana libre- dice Jenn emocionada.
-¿En serio? Eso es estupendo, mañana la pasaremos juntos entonces.
-Supongo que si, solo que... -me quedo callada unos segundos- necesito hablar con ustedes a solas, donde no nos puedan escuchar.
-Vallamos al puerto, ahí casi no pasa nadie- sugiere Trevor.
-Muy bien, vámonos- dice Jenn tomando las llaves de un auto.
Un rato más tarde hemos llegado al puerto, el camino ha sido muy silencioso de mi parte, me siento confundida por todo lo que ha pasado y atemorizada por lo que pueda pasar después.
Salimos del auto y caminamos un largo tramo antes de llegar a la zona deshabitada.
-Jenn, Trevor...- comienzo a decir esto insegura, ellos se voltean y dejó que las palabras salgan solas- pasado mañana me harán más estudios, pero empezaremos con las cirugías y exploraciones, no se los había dicho pero Gerardo antes de que aceptara ayudarlos con todo esto me explicó las posibles consecuencias y una de ellas es que mi vida se acorte o simplemente muera en el intento, también me dijo que todo lo que harán será doloroso y peligroso, la verdad es que tengo miedo de que pase cualquiera de estas y no pueda despedirme de ustedes o mi hermano o mi madre, la verdad no quiero morir ahora que todo va mejor pero...- la voz se me entrecorta y mis ojos se humedecen, Trevor y Jenn se han acercado a abrazarme y esto hace que comience a caer una lágrima. Ya que ambos son más altos que yo, estoy entre ellos dos, sintiéndome refugiada de todo por un momento.
-Veras que todo saldrá bien, lo prometo, eres lo suficientemente fuerte como para haber aceptado sabiendo todo esto y no habernos dicho nada- añade Jenn dándome un ligero sape- cuentas con nosotros y lo sabes, ahora solo necesitamos que seas más sincera en estos días.
Los miro a ambos con una sonrisa en la cara y lo único que consigo hacer es sonreírles también. El resto de la noche pasa tranquila, ambos me cuentan como les va en sus trabajos, lo aburridos que son todos los de administración y mantenimiento y que mañana también tendrán el día libre por alguna razón. Un rato más tarde regresamos a casa y cenamos todos juntos. Hablamos animadamente y nos reímos cuando surge algo gracioso, pasando la cena todos se van a sus respectivos cuartos, acompaño a Esau y a Isaac a su cama, les doy un beso en la frente a ambos y salgo del cuarto. Entro al baño y me lavo los dientes, me dirijo al cuarto de Jenn y me acuesto junto a ella, me duermo casi de inmediato.
Despierto con los ojos hinchados, el sol entra por la ventana y se escucha ruido afuera, la puerta está cerrada y Jenn no está en el cuarto, me quedo recostada unos minutos pensando en nada concretamente antes de que Jenn entre alegremente por la puerta junto con Trevor.
-Buenos días- me dicen ambos al unísono con una gran sonrisa.
-El desayuno está listo bella durmiente- dice Trevor sentándose junto a mí.
-Vamos- me dice Jenn jalándome de un brazo- todos tenemos hambre, solo estábamos esperando a que despertaras.
-¡Pero tengo sueño!- reprochó con media sonrisa en el rostro y tapándome la cara con la almohada.
-Vamos, en serio morimos de hambre- dice Esau asomándose en la puerta.
-Si no te paras te llevaré cargando hasta la mesa- me dice Trevor con aire malicioso pero divertido.
-Esta bien- accedo- ya me levantare, solo por que también muero de hambre- me siento en la orilla de la cama y me levanto junto con Trevor.
Caminamos al comedor todos juntos en silencio, cuando llegamos no puedo evitar que mi estómago ruja del hambre, hay mucha comida en la mesa. Nos sentamos en la mesa todos juntos incluyendo a mamá y a Clarissa que salieron de la cocina.
Me sirvo de todo un poco, hay una cacerola con frijoles preparados, un tazón con milanesas, un sartén con alambre de res y otro con un enorme omelette y tocino, una canasta con algunos panes de dulce y una taza de chocolate caliente para cada quien.
Al terminar el desayuno me siento satisfecha después de todo lo que he comido, al final ayudo a levantar la mesa y lavar los trastes.
Son como las 11:00 de la mañana cuando todos se meten a sus cuartos a hacer nada. La escena se me hace demasiado aburrida y dramática ya que estoy parada en medio de la sala totalmente sola. Se me ocurre una idea al ver que todas las puertas están abiertas y hay un lindo día afuera.
-¡Vamos a la playa!- gritó a todos- ¡o al menos al parque, son muy aburridos!
Me quedo esperando respuesta cuando Jenn sale de su cuarto.
-Yo quiero ir a la playa, suena bien- dice con una sonrisa- ¡vallamos a la playa!- grita al fin.
-Yo quiero ir- dice Trevor levantándose de la cama- también me aburre adentro.
Al cabo de media hora todos llevamos una cambia de ropa en una pequeña mochila y estamos subiendo una camioneta Jeep gris, todos entramos y Trevor arranca, al cabo de una hora de camino llegamos a la playa turística.
Salimos del auto y piden un pase para entrar, le enseño mi credencial del laboratorio y sin reproche alguno me dejan entrar con mi familia, nos colocamos en unas mesas con sombrilla y disfrutamos un rato del sol, un rato después entramos al mar a jugar, todos jugamos y nos la pasamos bien durante el día.
Cuando comienza a oscurecer un poco Esau e Isaac se quedan dormidos en los camastros que nos han prestado, Trevor lleva a Isaac y yo a Esau cargando al auto, llegamos a casa y los acomodamos en su cama. Cenamos y me quedo un rato más con Jenn fuera de la casa ya que tengo que volver al cuarto del laboratorio.
-¿Estás segura de querer hacerlo?- me pregunta Jenn de la nada pero se a que se refiere.
-No lo sé, me da miedo lo que pueda pasar, pero, por mi familia daría mi vida y en cuanto encuentren la cura se las darán a ustedes antes que a nadie, ese es el trato y lo haré solo por eso.
-No deberías presionarte tanto, hoy en la playa te veías llena de vida, como antes de que pasara todo esto, aparte solo tienes dieciséis años, no puedes terminar tu vida tan rápido.
-Si es lo que debo hacer para mantenerlos a salvo lo haré.
-Mad, no quiero perderte, primero que se valla a la mierda el mundo antes que perderte, no quiero perder a mi hermana- Jenn se acerca y me abraza.
-Lo sé, te prometo que todo saldrá bien, todo será como antes- Jenn a comenzado a sollozar y no puedo hacer más que abrazarla.
-Te quiero demasiado, no soportaría perderte- dice cuando por fin logra tranquilizarse.
-Y yo no te dejaré sola, lo juro, envejeceremos juntas como siempre dijimos que sería.
Al cabo de un rato me voy caminando pensando en lo que acababa de decirme Jenn: "recuerda que un juramento es como el cariño de verdad, incondicionalmente verdadero"
Llego a mi pequeño dormitorio del laboratorio, me pongo la pijama y me duermo después de un rato.
Durante la noche recuerdo el día anterior en el sueño, me siento feliz y nostálgica al pensar que ya es pasado. Despierto varias veces durante la noche, sé que debería dormir más para el día siguiente pero no lo consigo. La luz de la luna entra por un pequeño tragaluz en el techo, estíro la mano hacia la luz como si intentara tomarla cuando veo las cicatrices de mis brazos.
Hace años, cuando era una niña siempre vestía de colores y me gustaba andar con playeras coloridas de manga corta, hasta que comencé a cortarme, usaba solo playeras de manga larga o sudadera todo el día para ocultar los cortes, dure así casi seis meses hasta que mi mamá comenzó a notar mi falta de apetito y de interés por lo que antes me interesaba de verdad. Un día mi mamá me hablo en cuanto yo salí de bañarme, aún recuerdo que traía una blusa de manga larga negra y un pantalón de mezclilla, sin decirme nada me jaló del brazo y me subió la manga, no pude decir nada más que quedarme mirándole sin saber qué decir. Mi madre comenzó a llorar y a pedirme explicaciones de por qué lo hacía, sin embargo solo pude decirle dos palabras, "necesito hacerlo". Entonces me llevó con un psicólogo y registró mi cuarto en busca de navajas que jamás encontraría ahí, solo pudo sacar un cúter y tijeras de mi mochila. No me dejaba sola en ningún momento más que para dormir y entrar al baño, no me dejaba salir con mis amigas y me tenía todo el tiempo con ella. Fue difícil pero con el tiempo comenzó a tomar más confianza de mí y todo volvió a ser como antes a excepción de que por las noches entraba y me revisaba los brazos en busca de cortes nuevos.
Me duermo una vez más y despierto unos minutos antes al despertador, me quedo acostada esperando a que suene y entre alguien a dejarme el desayuno y mi ropa de hoy. Cuando suena el despertador no pasan ni diez minutos y entra una señora con una charola con comida y ropa, esta vez la ropa es un pantalón y una playera color blanco de tela muy delgada, me la da y se retira. Me cambio de ropa y como el desayuno sin prisas, cuando termino el desayuno entra un hombre vestido con un overol gris claro con una camilla detrás, me hace una seña para que me acueste en ella y lo hago, me ata de manos y piernas y salimos de la habitación. Reconozco los pasillos por los que me lleva hasta que giramos a la derecha y comienzan una serie de cuartos color gris con ventanales enormes con vista dentro, pero solo se ven vacíos. El hombre se detiene frente a un cuarto con puerta metálica, es un cuarto con llave de código numérico, lo teclea y nos introducimos, el cuarto es más grande de lo que se veía por fuera, dentro no hay nada, solo una gran lampara pegada en el techo. El hombre sale y me deja sola, me quedo esperando hasta que aparece Gerardo.
-Hola- digo con una ligera sonrisa.
-Hola- me contesta preocupado- bueno, supongo que ya sabes en qué consiste esta... Parte del proceso-.
-No lo sé- le digo confundida.
-Te introducirán un transmisor en todos tus órganos vitales para después someterte a pruebas- suspira y voltea a verme- si logras salir viva de esto te espera algo mucho peor, Mad, no sigas con esto, si llegas a encontrar una cura será a cambio de tu vida.
-Oye, no me importa si a cambio de mi vida puedo proteger a mi familia, solo te pido que hagas lo posible por conseguir esa cura por favor- le digo esto mirándolo a los ojos.
-Tengo que contarte algo, desde antes de que llegaras ya tenían el ojo puesto en ti, la base de Veracruz en México nos mandaron un comunicado diciendo que habían posibilidades de inmunes y que lo probarían con algunos residentes, uno de ellos fuiste tú, de la sección elegida para hacer más pruebas tú fuiste la única que sobrevivió, y la más joven también, te han observado desde que saliste de aquel puerto en ese pequeño barco, sé que encontraste un espécimen marino con forma humana, que tuviste complicaciones en contactar tierra firme, que aquellos especímenes te mordieron al igual que a tu amigo pero tú sobreviviste, siempre pensé que tendrías más de veinte años a pesar que decían que eras joven, pero... Cuando te vi, te veías tan firme y a la vez tan joven, entonces me dijeron que tenias diez y seis años y que serias nuestro conejillo de indias si sobrevivías después de la mordida. Todo fue actuado, desde el helicóptero que los ayudó a llegar como el trato que hiciste, que es cierto que pediste más de lo que esperaban pero no dudaron en dártelo con tal de usarte.
-¿A qué quieres llegar con esto?- Gerardo me mira con tristeza.
-A nada en concreto, solo quería decirte que nada de lo que has conseguido está asegurado, si mueres echarán a tu familia y si quieres protegerla necesitas estar con vida.
-Entonces haz lo que tengas que hacer para que antes de que muera puedas hacer una cura.
-No es tan sencillo- me responde mientras comienzan a entrar personas con aparatos y herramientas quirúrgicas acomodándolas al rededor de mi- solo sigue con vida un poco más.

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