Dolor

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Las palabras de Gerardo quedan ahogadas por los ruidos de las otras personas y lo que traen consigo, un hombre me pone una mascarilla en la cara y me comienzo a sentir muy pesada y cansada. Lucho contra el cansancio e intento seguir viendo que pasa pero sin más aviso me quedo dormida y sumida en la oscuridad.
No siento nada, tampoco escucho, estoy solo yo en algún lugar en el vacío. Intento moverme pero no puedo, entonces siento un picotazo en el hombro, justamente donde me mordió la sirena, siento como si una aguja enorme me atravesara y cada vez se hiciera más ancha, intentó moverme o gritar para que se detengan pero no puedo, todo me pesa mucho.
Cuando creo que el dolor no puede ser peor cuando comienzo a siento calor en mi cabeza, como si estuviera en una estufa, el calor se intensifica a cada segundo e intento moverme a un lugar más frío pero no puedo, no sé por qué pero mientras más intento moverme el calor se intensifica, me detengo y me tranquilizo, el calor comienza a disminuir pero comienzo a sentir como si termitas devoraran mi cerebro, intento sacudirme o emitir algún sonido pero no pasa nada, es inútil. El calor vuelve, las termitas aumentan, la aguja del hombro sigue expandiéndose y un zumbido ensordecedor aparece, todo aumenta sin parar y solo me desespero, intento moverme pero no logro nada, siento como mi cuerpo se tensa completamente y mis músculos se acalambran. Parece que han pasado años desde que empezó todo, como si ya hubieran pasado siglos desde que tenía diez y seis años, como si nunca fuera a acabar esta tortura, sin darme cuenta me quedó inconsciente y agradezco el no sentir más el dolor. Abro los ojos despacio y una luz blanca me hace volver a cerrarlos, los vuelvo a abrir poco a poco y me acostumbro a la luz, giro la cabeza en busca de algo o alguien conocido pero no consigo moverla, tengo una especie de agarradera sobre mi cabeza, intento mover mis manos y piernas pero no logro hacer nada, los tengo atados al igual que la cintura. Cierro los ojos una vez más y me quedo quieta, me concentro en mi respiración y en lo que siento en mi cuerpo, tengo mis músculos relajados y no me siento cansada después de haber sentido como todo el cuerpo se me tentaba y acalambraba hace un... ¿Momento?, ¿cuánto ha pasado desde que comenzó esto?, ¿horas?, ¿días?, ¿semanas? O ¿tal vez años?. Miles de preguntas me atormentan, intento calcular el tiempo pero debido a que estuve inconsciente no sé cuánto ha pasado.
Después de un largo rato pensando e intentando saber qué pasó buscando pistas, algún olor, un sonido pero no hay nada que me de alguna pista o señal de vida, me quedó inmóvil sin pensar nada, dejando que mi respiración se haga compasada y tranquila cuando escucho pasos no muy lejos, escucho como algo es deslizado afuera y el abrir de una puerta de metal, el sonido chirriante es horrible pero no lastima mis oídos, un hombre entra y cierra la puerta después entrar, sus pasos son muy fuertes y solo le toma dar dos hasta llegar a donde estoy yo y asomarse sobre mi cabeza. Lo miro y noto que una ligera sonrisa se dibuja en su rostro pero desaparece al instante. Camina hacia la derecha y teclea algo en una computadora que hace que se encienda una maquina a mi izquierda. El hombre se aleja de la computadora y toma unas llaves de una mesa, se acerca a mí y se para a mi derecha haciendo que mi piel se erice.
-Enséñame los dientes por favor- me dice con una voz suave pero cansada. Hago lo que me pide y se pone un guante de látex azul en la mano derecha- ¿podrías destenzar tu mandíbula por favor?- no había notado que tenía la mandíbula tensa pero lo hago, el hombre acerca sus dedos a mi boca y siento cómo extrae una placa que estaba entre mis diantres que no había notado. Deja la placa en algún lugar cerca de él, se quita el guante y toma las llaves, las acerca a algún lugar cerca de mi cabeza y escucho como juguetea con una cerradura hasta que la abre, libera mi cabeza y mi cintura. Giró la cabeza hacia ambos lados y solo veo la computadora sobre una mesa de metal y la máquina junto a una mesa de metal también pero esta tiene cajas de plástico encima.
El hombre teclea algo en la computadora y después se va dejando las llaves en la mesa de la computadora. Forcejeo con mis brazos y piernas pero no consigo moverlas, siguen atadas pero esta vez puedo ver que es una banda de cuero con una cinta encima, todo al rededor de mis muñecas y piernas, me intento sentar cuando escucho la voz de Gerardo no muy lejos de aquí, me recuesto de nuevo y espero a que abra la puerta. Se queda unos segundos fuera antes de abrir la puerta.
-Buenas noches Mad- me dice asomándose por la puerta, tiene una sonrisa en el rostro pero no se ve realmente feliz- ¿cómo te sientes?
-Creo que bien- mi voz se siente y escucha rasposa- ¿cuánto tiempo ha pasado?- Gerardo se acerca a la computadora y comienza a teclear sin responderme- Gerardo, ¿cuánto tiempo ha pasado desde que comenzó esto?- lo miro furica cuando se voltea dejando de teclear y me mira con ojos tristes.
-Han pasado dos meses desde que empezamos con las exploraciones, tu familia te venía a ver todos los días en las noches pero les restringieron el paso hasta que despertaras hace tres semanas- su voz se entristece- han hecho innumerables pruebas mientras estabas inconsciente, pero...- hace una pequeña pausa- aún no ha pasado lo peor, aunque ya moriste dos veces, quieren seguir con las pruebas, a este paso...- se queda en silencio.
-Moriré ¿no es cierto?- Gerardo no dice nada pero asiente- ¿les avisarán que ya desperté?
-Si, dentro de unas horas vendrán en cuanto tengan tiempo, pero creo que no les gustará lo que verán-.
-¿Por qué lo dices?- el tono triste en el que lo dijo no me ha gustado nada.
-Porque ya no eres tú- no entiendo lo que dice así que lo miro con confusión- te ayudaré a levantarte pero será duro, no te has movido en dos meses, aunque tu cuerpo se mantiene bien pero no te has movido por voluntad propia- me suelta las piernas y brazos, me pasa un brazo por la espalda y me ayuda a sentar, mi cuerpo se ve exactamente igual, al menos encima de la ropa, que la última vez que lo vi pero ahora me siento más débil, muevo mis piernas hacia la orilla de la camilla y pongo mis pies en el suelo, se siente frío y eso me gusta, me levanto y cuando me dispongo a dar un paso mis rodillas se doblan y casi caigo, Gerardo me toma de las piernas y me levanta, me lleva cargando hasta un espejo pegado a una pared que está desde el suelo hasta el techo, me pone de pie de nuevo pero me sujeta los brazos, me miro al espejo y me veo los pies, ~se ven un poco más huesudos~ pienso, subo hacia mi torso y muevo mis manos hacia la camisa que traigo puesta y la levanto un poco, miro mi estómago y está claro que he perdido mucho peso y que me han hecho demasiados agujeros en la piel ya que está lleno de círculos más claros, me miró los brazos y están igual que mi estómago, llenos de marcas más claras. Miro mi rostro y no tiene marcas en la piel, me veo más afilada, los pómulos marcados y la mitad derecha e izquierda rapada, mi cabello es más largo pero se ve opaco y enredado, me miro completa y noto algo raro al verme parada junto a Gerardo, lo recordaba más alto que yo y ahora solo me pasa por escasos centímetros.
-Wow- es todo lo que logro decir ante aquella imagen que no se parece a mí, Gerardo me vuelve a cargar y me lleva a la camilla- ¿te puedo hacer una pregunta?- le digo mientras me deja sobre la camilla.
-¿Qué pasa?- se para frente a mí y me mira fijamente a los ojos.
-¿Qué pasará ahora que desperté?- su mirada se obscurece y me mira más intenso.
-Siguen pruebas mucho peores- se acerca más hacia mi- por eso te dije que no aceptaras esto, acabarán contigo, después no serás nada- su voz es severa y grave pero eso no esconde su preocupación- la verdad no creo aguantar ver todo esto-.
-¿Ver que?
-Como te destruyen lentamente y tú no haces nada para remediarlo-.
-¿Por qué te preocupa tanto lo que me pase?
-Porque desde que te conocí te admiré y desde la primera que te vi en persona me cautivaste, sé que no lo parece pero solo tengo diecinueve años y no creo poder soportar verte ser destruida física y mentalmente, tú no sabes lo que los demás sienten por ti, lo que yo siento por ti- sus palabras son suaves al final, me cuesta entender lo que me dice, sé que es joven y que para cualquiera sería difícil ver que alguien se muere lentamente, pero... ¿Por qué me dice esto ahora?. Me limito a verlo sin emitir ninguna emoción más que confusión, se acerca aún más a mí lo tengo prácticamente a centímetros de mi- No quiero verte morir, no ahora, te vi morir dos veces y ser torturada innumerables veces, eso fue demasiado para mí después de haberme enamorado de ti, el día que te metieron a este lugar quería decírtelo por qué tenía miedo de perderte pero creí en ti y tus decisiones así que decidí esperar solo lo suficiente hasta que vieras que no iba a ser tan fácil, solo quiero que te detengas, que puedas recuperarte y vivir con tu familia- siento su aliento en mis labios, tibio y reconfortante- y solo si tú quieres conmigo- se acerca más y me besa, no sé qué hacer, hay demasiado por procesar y el beso hace todo más confuso, me separo y agacho la cabeza.
-Creo que no puedo detenerme ahora- las palabras salen solas- y aunque pudiera no lo haría por qué mi familia cuenta conmigo y son todo lo que tengo, pero en un mundo paralelo donde no existiera este caos me gustaría vivir con mi familia y tal vez intentar algo contigo, pero las cosas no son así, lo siento- cuando digo esto último veo sus ojos llenos de tristeza, jamás los había visto tan cerca, pero son verdes con destellos amarillos, son grandes y dejan ver cada uno de sus sentimientos, lo tomo de la barbilla y siento que está un poco rasposa debido a que no se a afeitado en algunos días, me acerco su oreja y le susurro- por favor, ayúdame a que todo sea más llevadero, si es posible a que salga con vida de aquí, entonces podemos intentar algo, no te quiero lastimar pero mi familia es lo primero para mí, incluso si eso significa dar mi vida por ellos- me separo un poco, le doy un beso en la mejilla y lo abrazo.
Gerardo se vuelve a la computadora y teclea rápidamente algo, me vuelve a acomodar en la cama y me ajusta las manos, piernas y cintura de nuevo pero esta vez más flojas que antes, toma un par de hojas y hace algo más, me limito a solo ver el techo y pensar en lo que me dijo, todo es demasiado confuso, pero lo proceso lo mejor que puedo para no cometer errores después. Sin darme cuenta se acerca a mi y se asoma, me mira durante un momento, sonríe y después camina hacia la puerta sin decir nada.
-Hasta mañana Mad- me mira de forma picarona y sonríe de verdad, abre la puerta y se va.
En rato después entra una enfermera y acomoda mi camilla de forma que quedo medio sentada y me coloca una mesita con comida, me libera las manos y me deja cubiertos de plástico, como lo que hay en el plato y quedo satisfecha. En cuanto termino vuelvo a analizar lo que me ha dicho Gerardo hasta que muchas pisadas me sacan de mis pensamientos, volteo a ver la puerta y entra toda mi familia, los abrazo a todos y platicamos un rato, me ponen al tanto de lo sucedido en los últimos dos meses, al parecer los han ascendido a Jenn y a Trevor, los niños van a la misma escuela y lo más interesante es que han empezado a hacer expansión de territorios llendo al continente Americano a limpiar las ciudades.
Al final todos se van y solo se queda Jenn.
-¿Cómo va todo esto de servir de rata de laboratorios?- me pregunta con sarcasmo.
-Es de lo mejor, me han hecho tatuajes en todo el cuerpo y hasta me hicieron una liposuccion- le respondo sarcástica y divertidamente. Se ríe pero después se pone más seria.
-Ya, en serio, ¿no te han dicho que harás después?
-No me han dicho nada, ¿a ti si?
-He estado insistiendo para que me digan y parece que te pondrán en rehabilitación y después te pondrán en forma para someterte a una prueba no muy agradable- la miro con condición por lo que ha dicho- parece que te harán convivir con "ellos" y si es necesario que te vuelvan a morder.
Sus palabras se quedan flotando en el aire mientras intento volver a hablar.

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