XXVIII

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Me siento de esos viejos que a todo lo nuevo dice "y bueno, estamos en el siglo XXI".

Era la primera vez que una chica me tenia acorralado.

Se sentía genial.

En realidad, apenas cerró la puerta me empujó contra esta y empezó a besar.

Siempre era yo el que tenía que empezar con esto, pero bueno, estamos en el siglo XXI.

Oriana no besaba con la dulzura que no hacía siempre, era una mezcla de pasión y locura.

Sus manos agarraban mis cabellos con fuerza, despeinadolos y tirandolos hacia atrás si hacia algo malo, estaba dominando.

Es la primera que hace temblar mis piernas, en realidad, mi cuerpo entero.

Mis manos viajaron por todo su cuerpo terminando en la cola, la levante con fuerza haciendo que sus piernas se enredaran en mi cadera.

Con ella encima camine pasos cortos hasta su cama.

Nos quedábamos sin aire y aun seguimos besándonos, ni queríamos ni podíamos separarnos.

Empecé a besar su cuello y se escucho un gemido de su parte. Quería dejar marcas en todo su cuerpo.

Me volvía loco.

La acosté en la cama quedando arriba de ella, paso sus manos por debajo de mi remera y con habilidad la saco.

Estaba literalmente tan bloqueado que no recordaba que ella tenía puesta una camisa, iba a sacarla por arriba pero termine desabrochando botones.

- rápido.- Susurro y mordió mi labio.

Al terminar de desabrochar, la deslice hasta sacarla.

Antes de volver a besar le dedique una mirada a su cuerpo tan delicado.

Rodee con mis manos su cuerpo, hasta llegar al broche del corpiño e intentar sacarlo.

Pero entre nuestras respiraciones agitadas...

-¿Chicos ya llegaron?- Se escucho la voz de mi madre.

Me levante de golpe por un empujón de Oriana.

-¿Chicos están? - Volvió a preguntar.

Cerre los ojos a la gran desepcion de me acabo de llevar, la excitación no nos hizo caer en cuenta que estábamos en mi casa y estaba un 99% seguro de que estando mis padres, no pasará nada.

Oriana agarro una remera de su mesita de noche y se puso.

-Vístete. - Me susurro y beso mis labios antes de salir.

Soltó una pequeña y silenciosa carcajada, estaba seguro que se reía de mi.

-Estoy aquí. - Se escuchó decir a Oriana fuera de la habitación.

Me quede con mis manos tapando mi rostro todavía sin asimilar con que acababa de pasar y en lo que podía terminar.

Viva yo.

"El amor no entiende de idiomas" - Novela OrianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora