XXXVII

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Era el cumpleaños de Maxi,
Salí de su casa un poco tarde, no se exactamente que hora era, era tarde y había tomado de mucho.

Si no me equivoco vive a unas cuadras de mi casa, por eso decidí ir caminando.

Me sentía un poco mareado pero no me importó.

-Quédate quieto.- Me dijeron detrás mío. Sentí que algo me tocaba la espalda.

Genial, soy boleta.

Tocó los bolsillos de la campera y saco me celular.

Luego el del pantalón, seguro también quería plata.

No quería perder ni el celular, ni nada. Me di vuelta y como pude trate de darle una piña. Le erre, le dio en el hombro.

Me golpeó en la cara y caí al piso.

Sentí a la suerte conmigo cuando vi que no me apuntaba con un arma.

(...)

-No le digas a nadie.- susurre.- se van a preocupar.

Puse un dedo en sus labios, para evitar que diga algo.

-Está bien.- Dijo cansada. Ya se había preocupado a penas me vio y dio un grito, imagínense los demás.

Me puso un hielo en el ojo golpeado.

-¿Seguro estas bien?- pregunto.

Afirme.

-Sólo me pego.

-Voy por agua.- Dijo dándome el hielo para que yo lo tenga.

Camino hasta la mesada, la seguí con la vista, aun estaba en pijama y se veia estupenda.

-Que lindo es mirarte el trasero.- Dije sin querer.

Deje el hielo en la mesa y busque mi celular. No estaba.

Mierda.

-También me robó el celular.- Agregué cuando volvió con el vaso de agua.

Había soltado una pequeña risita por mi comentario anterior.

Se sentó a mi lado, miro con determinación mi remera y la corrió.

Abrió grande los ojos.

-Sangre.- Dijo.

Mire mi hombro como pude y vi una pequeña cortaduras.

No la había sentido.

-¿Quieres ir al médico? - Pregunto y negue. -Estas borracho.- agregó.

-Estoy perfecto.

Bufo con enojo. Rei por ello.

-Ori.- la llame pero fue en vano porque no le dio importancia y agarro un hielo para dejarlo de nuevo en mi ojo.

-No te lo saques.- me indico.

La agarre de la cintura y la hice sentarse en mis piernas.

-¿Seguro no quieres ir al médico?- pregunto queriendo levantarse.-

Negue.

-Quiero hacer otra cosa.- Le dije, ya no aguantaba más. Corri un mechón que caía sobre su cara y lo deje detrás del oreja. Sus mejillas se tornaron rojas en pocos segundos.

Pero luego me beso, lo tome como un si.

-Te quiero. - Le susurre.

-Yo tambien te quiero. - Contestó.

Ow, me quiere.

"El amor no entiende de idiomas" - Novela OrianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora