-Guau, así que era verdad que aquí hacía frío- comentó mientras se abrazaba el torso una vez nos bajamos del tren.
Era verdad, hacía frío, el paisaje estaba helado y el cielo, oscuro. Íbamos abrigados, Gabriel llevaba su chaqueta blanca, con unos vaqueros y unas botas altas. Yo me había puesto orejeras y una chaqueta azul que me llegaba a las rodillas.
Nuestro aliento se condensaba mientras mirábamos alrededor en busca del taxi que se supone que debía de recogernos para llevarnos al hotel. Al final, lo encontramos y nos montamos. Llegamos al hotel en poco tiempo, y entramos en la habitación a la que nos llevaron deseando que dentro de ésta hiciera menos frío.
-¿Sois de fuera?- preguntó el botones.
No, quise responderle con sarcasmo. ¿Para qué íbamos a querer hospedaremos en un hotel tres días si fuéramos de Hokkaido? Algunas personas hacen preguntas estúpidas ¿verdad? Esa era la más tonta que me parecía hasta la fecha.
-¿Dónde estará el auditorio?- pregunté mirando el mapa.
-Quizá podríamos preguntarle a alguien de por aquí.
-No conocemos a nadie de...
-¡Ah, ya sé!- dijo antes de que pudiera terminar la frase- Aquí vive el entrenador Frost, y están los chicos del instituto Alpino. Quizás Njord Snio pueda ayudarnos a encontrarlo.
-¿Sabes que tendremos que llegar hasta el instituto? ¿Y luego buscarlos?- miré hacia la ventana con una mueca, no me hacía gracia que hiciese tanto frío.
-Bueno, así nos familiarizamos con la ciudad.
-Pueden estar a kilómetros de aquí- repliqué.
-¿Para qué existen los taxis?- alzó una ceja como si fuera obvio.
Así que eso hicimos. Dejé que me cogiera del brazo y me arrastrase hasta un taxi, donde pidió que nos llevaran hasta el instituto Alpino.
-Riccardo, tú y tu memoria prodigia, memorizad el camino para que podamos ir a pié la próxima vez- dijo mirando hacia la ventanilla.
-¿Memoria prodigia...?- negué con la cabeza- Ni hablar, no quiero ir a pié.
-Pero va a ser divertido- puso morritos-. Ya sabes, andar por la nieve, lanzar bolas...
-¿Estás loco?
-Sí- asintió-, por ti.
Se rió al ver como me ponía rojo.
-Puede que si llegamos pronto estén entrenado aún ¿no?- preguntó, de nuevo nervioso.
Recordé la vez que fuimos a Hokkaido cuando éramos pequeños. Me dijo que quería ver la nieve. Quedaba un día para su cumpleaños y conseguí que nos llevaran a Hokkaido a verla. Por eso había dicho eso de andar por la nieve, lanzar bolas, eso era lo que habíamos hecho ese día... Ahora me encontraba en la misma situación. Mañana era su cumpleaños. Estábamos en el mismo día, pero varios años después. Y también tenía un regalo distinto, no sabía si le haría ilusión porque no era gran cosa, pero esperaba que le gustase. Además, el regalo se lo daría justo después del musical y el solo, cuando volviéramos al hotel, quería que el día en general fuera especial para ambos.
-Aquí es, chicos- dijo el taxista alargando la mano.
Le di el dinero y salimos del taxi juntos. El frío volvió a calarnos hasta los huesos, y tiritábamos mientras traspasábamos las puertas del instituto Alpino.
-¡Eh, Njord, más a la derecha! ¡Por la banda!
Reconocimos la voz del entrenador Frost, antiguo jugador del Inazuma Japón y del instituto Raimon por un breve tiempo. Fuimos hacia el lugar donde se escuchó la voz, y encontramos un campo de fútbol blanco y rodeado de nieve. Me recordó al estadio iceberg.
-¡Ey, mira!- dijo señalando hacia donde entrenaban los chicos.
Observamos como Njord hacía su técnica de tiro, y vimos como el señor Frost le felicitaba. Nos acercamos a ellos aún temblando de frío, e intentamos abrirnos paso entre los jugadores que se habían apiñado delante de nuestro admirado futbolista, Shawn Frost.
-Eh, mira quienes andan ahí- dijo haciendo que los chicos mirasen hacia nosotros-, Riccardo Di Rigo y Gabriel Garcia, bienvenidos al norte.
Ambos le devolvimos su gran sonrisa. Después de hablar con Njord unos minutos, volvieron al entrenamiento. Observaba con los ojos muy abiertos, mientras tirtaba en el banquillo junto con Gabi y el señor Frost, como los jugadores entrenaban en mitad de la nieve.
-¿Cómo son capaces de moverse con semejante frío?- preguntó Gabi mientras se echaba vaho en las manos para intentar, en vano, calentárselas más de lo que los guantes podrían hacerlo.
-Es la costumbre- contestó Frost-. Cuando yo me voy de Hokkaido, tengo calor aunque esté en un lugar en el que para vosotros sería "frío"- dijo entrecomillando con las manos-. Estos jugadores están acostumbrados al frío, al igual que vosotros al calor.
-Pero es que n-no lo ent-tien-do- esta vez sus tiritonas afectaron a sus palabras, así que me moví hacia el lado para abrazarle-. Gracias- me susurró.
-Bueno chicos, ¿qué os trae por aquí?
-Riccardo va a actuar en el musical haciendo el solo de piano.
-¿Ah si?- me preguntó el señor Frost sorprendido- Buen jugador y buen pianista.
-Dos en uno- remató Gabriel.
-Yo voy a ir a ese musical, también van a venir varias personas conmigo- el entrenador me miró con una de esas sonrisas que si no devuelves, te sientes mal-, hablo de parte de los tres para darte ánimos, espero que nos veamos allí.
-Gracias- respondí avergonzado-, pero... por eso hemos venido, señor Frost. No sabemos donde está el auditorio y usted y los chicos del equipo sois las únicas personas que conocemos en Hokkaido. Y aprovechando eso, decidimos pasarnos por aquí en vez de pedirlo en un taxi para luego no perdernos.
-Buena elección- dijo riendo-. ¿A qué hora tenéis que estar allí?
Lo pensé. Ese día no tenía que actuar, tan solo era para planear como sería la actuación, para saber cuando entraría y cuanto tiempo aproximadamente estaría allí. Me dijeron que sobre las seis, podría estar allí.
-Sobre las seis- respondí.
-¿A las seis?- preguntó Gabi mirando hacia arriba en mis brazos.
-Yo tengo que ir a la estación a recoger a los que vendrán al musical conmigo a las cinco, el auditorio está a una media hora desde allí... Así que, si queréis, podéis venir conmigo cuando termine el entrenamiento y os acerco hasta allí.
-Muchas gracias, señor Frost, pero no queremos ser una molestia- dijo Gabriel.
-Para nada, chicos, me hace ilusión llevaros, al célebre pianista y al defensa titular del Raimon.
Sonreí y asentí. El señor Frost me devolvió el asentimiento y se levantó para dar más instrucciones a los chicos.
-¿Ves?- le pregunté a Gabi, éste alzó la cabeza y me miró-, no soy el único que piensa que eres un gran defensa.
***
Bueno, como siempre, ¿creéis que merezco votitos? ¿Y... algún coment? Subo el próximo prontito, queridos lectores y seguidores, hasta el próximo cap, se despide la autora (_^∇^)Marie~
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Mon Amour | Inazuma Eleven
Fanfic•Fanfiction Inazuma Eleven/Yaoi• "Mon amour, palabras que hacían que mi corazón se desbocase. La felicidad era tan frágil como la persona que susurraba esas palabras en mi oído. Mi apoyo, por él podía seguir en pié cada día, la razón por l...