Capítulo 15

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Me duché después de Gabriel. Mientras él lo hacía, yo estaba en la habitación, con el pijama en la mano, mientras intentaba no pensar en nada. Así que cuando entró en la habitación terminado de apretarse las coletas, me sorprendí y casi me caigo de la cama. Después de escuchar varias risas por su parte, me dirigí a la ducha.

Cuando llegué a la habitación, Gabi estaba sentado sobre la cama, con las piernas abiertas y con el ceño fruncido mientras jugaba a algún videojuego.

-Como sigas mirando esa pantalla tanto tiempo te va a dar un ataque- dije con sentándome en la silla de su escritorio, del revés, mirando hacia él.

-Tú tienes la culpa, si no tardarás tanto yo no habría tenido que empezar a jugar- dijo sacando la lengua.

-Ya, ¿culpa mía?

-Sí, no tengo culpa de que esta no sea tu habitación y que no tenga nada mejor que hacer que jugar a esto.

-¿Mi habitación? Si siempre me has dicho que es sosa y aburrida.

-Ya- contestó-. Pero cuando tú estás en la habitación en distinto, hablo contigo, te escucho tocar, bebo té y esas cosas- dio un salto y dio un grito exagerado- ¡Noo! ¡He perdido!

Alcé las cejas y vi como volvía a la realidad cuando me miró.

-¿Quieres acostarte ya?- me preguntó, ahora un poco más firme después de aclararse la garganta.

-Eh...- miré hacia abajo para evitar que viera el color de mi rostro, que tendría que estar al rojo vivo.

-Y ahora viene la pregunta ¿te da vergüenza dormir conmigo? No es la primera vez y lo sabes- dijo acercándose a mi lado.

-Ya, pero aún así...

-Sí, ya, y me vas a decir que te da vergüenza esto y el beso que me diste en lago no ¿verdad?

Pues era verdad lo que decía, era justamente así. Cuando le besé en el lago era distinto, fue repentino y no premeditado. Lo de que esa noche dormiríamos juntos, era totalmente distinto, ya lo sabíamos ambos.

-Vamos, no creo que vaya a ser tan malo.

Me reí cuando dijo eso y me levanté. Observé como quitaba las mantas y se acostaba en el lado izquierdo de la cama. Después miré el lado vacío. Para hacer tiempo, me acerqué al interruptor de la luz para apagarla, y saqué el móvil para colocar el despertador a las seis, con tiempo suficiente para llegar justos al instituto.

Pasé por encima suya y me puse al otro lado, en el que estaba pegado a la pared. Me tapé y pasé un brazo por encima, poniéndome hacia la izquierda para poder mirarle. Gabi sólo observaba el techo, como si a través de él pudiera ver las estrellas del cielo.
Estuvimos callados durante mucho tiempo, escuchando la respiración del otro, concentrados en el tic tac del reloj mientras pasaban los minutos. Hasta que empezó a llover. Sonaron unos cuantos truenos que rompieron la paz y tranquilidad de la habitación.

-Riccardo.

Hice una especie de «humm», había estado callado tanto tiempo que mi garganta parecía querer negarse a hacer sonido alguno. Sin embargo, Gabi no contestaba, sino que había cerrado los ojos y sonreía, como si la mera mención de mi nombre le causara felicidad.

-Tengo sueño- dijo en voz baja.

Se volvió hacia mí y pasó una mano bajo mi brazo para atraerme, quedando totalmente abrazados. Su frente estaba apoyado en mi pecho, y su respiración ahora chocaba contra mi camsieta porque ambos estábamos uno frente al otro. Tan solo era capaz de escuchar mis latidos atronando mis oídos.

-Pues duerme- susurré con una risita.

Le di un beso en la cabeza y pude sentir como su mano apretaba más mi camsieta para mantenerme quieto, supongo que no quería que me moviera de allí, y, sinceramente, no es que tuviera intenciones de hacerlo. Estaba a gusto con Gabi a mi lado, parecía un sueño tenerle tan cerca.

-Te quiero- le dije una vez más.

-Y yo a ti, mon amour- respondió con voz soñolienta.

La lluvia seguía sonando, cayendo allí donde cayese, pero yo había dejado de escucharla. Morfeo tiraba de mí y yo dejé que me acunara en sus brazos. Al parecer, esa noche iba a ser todo lo contrario a lo que imaginaba. Tener a Gabriel a mi lado -o pegado mí-, solo me transmitió tranquilidad y no nerviosismo, de eso tenía suficiente durante el día cada vez que me miraba, tocaba, hablaba o besaba.

Por la mañana, me desperté incluso antes de que el despertador sonase. Me extrañó notar cierta presión contra la cama, hasta que, después de despedir el sueño, abrí los ojos y noté a Gabi sobre mí. Sí, literalmente sobre mí. La cabeza reposaba sobre mí pecho, el cual, como siempre, bajaba y subía insistente por mis rápidas respiraciones. Sus manos estaban manos la almohada, rodeando mi cuello. Y las piernas las tenía alrededor de las mías. ¿Cómo habíamos acabado así? Puse cara de tonto mientras pensaba en lo mono que parecía durmiendo sobre mí y luego, sonó el insistente timbre del despertador. Por primera vez me molestó que sonase.

-Apaga esa cosa- dijo Gabi con la voz amortiguada en mitad de un quejido.

Lo alcancé como pude y lo apagué. Luego me arrepentí, porque, aunque querría tenerle como estaba todo el día a ser posible, teníamos cosas que hacer ese día. Me arrepentí porque, básicamente, despertar a Gabi era un gran reto. Por mucho que yo no quisiera, tenía que hacerlo, así que me aclaré la garganta para, al menos, intentar despertarlo.

***
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Marie~

Mon Amour | Inazuma ElevenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora